| Foto: Diana Rey

FABIO ARROYAVE

El “Karma” de las aerolíneas

“Antes nos maltrataron, dejaron tirados y solo nos dieron un jugo, y ahora nos piden billones”. Un análisis de Fabio Arroyave, representante a la Cámara.

7 de mayo de 2020

Para nadie es un secreto el mal servicio que las aerolíneas prestan en nuestro país. Millones de usuarios han sido perjudicados por los atropellos y la baja calidad en el servicio. Para ellos el cliente nunca ha sido prioridad y las cifras lo confirman. Avianca, por ejemplo, entre septiembre de 2017 y junio de 2018 realizó 120.000 trayectos, de los cuales el 50 por ciento presentó algún tipo de afectación (demoras, cancelaciones, etc). El resultado de su pésima atención lo demuestra también la posición en el Ranking Mundial, de Airhelp en la que, bajo los criterios de puntualidad, trato a pasajeros y demás, Avianca ocupó el puesto 53 de las 72 aerolíneas calificadas.

Si por el mal servicio llueve por los precios de los tiquetes no escampa y en Colombia no necesitamos un ranking para saber qué aerolínea es la reina en abuso de tarifas. El año pasado en debate la Cámara de Representantes evidenciamos que resulta más económico un tiquete para el trayecto Bogotá-Miami ($1‘064.000) que la ruta Bogotá-Pasto ($1‘112.440) en Avianca, para el 1º de octubre del 2018. Ni qué hablar del trayecto Bogotá- Villavicencio, en la que los precios podrían aumentar hasta en un 180% cada vez que se afectaba la movilidad terrestre y las autoridades se hacían los de la vista gorda sin preguntarse por qué un trayecto de 23 kilómetros resultaba más costoso que uno de 600 kilómetros (Bogotá Miami).

Como si se les olvidara el mal servicio y los abusos a los usuarios en nuestro país, el presidente de Avianca, Anko Van der Werff, solicitó al Gobierno Colombiano habilitar una línea de crédito especial para poder afrontar la crisis, debido a su declive por la pandemia. Los recursos que solicitaron cuatro de las más grandes aerolíneas del país ascienden a nada: cinco billones de pesos. Y de esta cifra, Avianca merece un capítulo importante pues su operación tiene el 50% del mercado nacional.

La idea de brindar este salvavidas a los operadores aéreos se generalizó. Sin embargo, si se habilitan créditos con interés blando o financiado, también serán recursos de todos los colombianos los que financiarán este alivio o, ¿de dónde creen que van a salir esos dineros?

Avianca, por ejemplo, es un holding empresarial cuyos socios son empresas con un patrimonio envidiable y que apenas tengan la posibilidad van a subir el valor de los tiquetes por las nubes. Esto lo harán para, con nuestro dinero, pagar el préstamo que el gobierno le hará.

¿Qué haría como gobierno con Avianca? Comprarla a precio de jugo de cajita o de refrigerio (ellos saben que están quebrados) portarme como comerciante, como ellos lo han hecho con los pasajeros, y comprarles el 55% de las acciones de la aerolínea. Ese negocio de los aviones por ahora no es viable y se demorará en recuperarse, pero lo hará, abriendo una puerta a importantes ganancias para el gobierno colombiano.

Esta puede ser la única posibilidad para que en el futuro el servicio de transporte público esencial, como lo declara la ley, se preste de forma decente. Que, además, las tarifas sean acordes a la calidad del servicio prestado, que las compensaciones por incumplimiento sean justas y que las sanciones cuando haya incumplimiento por las aerolíneas sean ejemplares.