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La mesada hay que ganársela

Para no cargar con las piezas emocionales que explicaremos a continuación, desde pequeños debemos enseñarles a los hijos que el dinero hay que ganárselo y que estudiar siempre es necesario, aunque sean propietarios de la empresa.

Gonzalo Gómez-Betancourt
7 de diciembre de 2016

En esta nueva entrega del especial “El Equipaje Emocional Familiar” analizaremos dos piezas del equipaje, la primera relacionada con el concepto: “Para qué estudiar, el trabajo es lo importante”, muy generalizado en nuestras familias latinas, especialmente en fundadores de empresa de primera generación y la segunda pieza, hace referencia a un aspecto relacionado con la crianza a la que hemos denominado “Mi mesada papi”, en el cual a los hijos se les ha acostumbrado desde pequeños a recibir dinero de sus padres sin que hagan ningún esfuerzo.  

El Caso: “Para qué estudiar…Lo importante es el trabajo”

Este caso sucedió en una empresa familiar que estaba en proceso de iniciar su sucesión ejecutiva. Uno de  los hijos tenía una unidad de negocios que manejaba ventas superiores a los $50.000 millones y el otro hijo que había estudiado en la universidad, tenía una unidad de negocios que tenía ventas en promedio de $15.000 millones, mucho más pequeña.

El hijo que manejaba la unidad de negocios más grande estaba teniendo muchos problemas de organización, procesos, motivación de personal y el segundo, funcionaba mucho mejor la parte operacional pero tenía problemas con el personal aún más delicados que el primero por su falta de inteligencia emocional.

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El padre me explicaba que había puesto a su hijo más capaz en la unidad de negocio más importante de la compañía. Cuando le pregunté cómo medía él la capacidad de sus hijos, me explicó que este hijo se la había pasado trabajando con él de sol a sol todos los fines de semana, mientras el otro hijo era arrogante y se la pasaba estudiando en la universidad, textualmente me comentó: “Considero que para qué estudiar cuando se tiene empresa, lo importante es trabajar. Bill Gates ni siquiera terminó la universidad y es uno de los hombres más ricos del mundo”.

Cuando entramos a evaluar quién realmente estaba desempeñando mejor el cargo, analizamos los números y el mismo fundador me confesó que no sabía leer un balance de gestión y que en realidad no le interesaba mucho aprenderlo pues le parecía una tontería porque lo que él premiaba era el tiempo de dedicación al trabajo. Sin duda esta actitud generó muchos problemas entre los hermanos.

Así las cosas, con mi grupo de investigación realizamos un análisis de 10 competencias entre las cuales figuraban empatía, inteligencia emocional, trato con los empleados, para evaluar el desempeño de la organización como un sistema 360 grados. El hijo que él consideraba apto sólo tenía una competencia, su capacidad de relacionamiento, de resto las reprobó todas. El segundo, pasó todas las pruebas relacionadas con la gestión empresarial pero reprobó todas las de inteligencia emocional. Dirigir una empresa no solo implica dedicación al trabajo, se necesita también de muchas otras habilidades que al fundador no le parecían importantes, pero que lo son.

En el caso de esta familia empresaria, la pieza del equipaje que cargaban todos era la de considerar que solo con dedicarle tiempo al trabajo era suficiente, esa convicción había pasado de generación en generación.

Para dirigir una organización se necesita contar con muchas habilidades. Como ninguno de los dos hijos las tenía, nuestra recomendación fue la de incorporar un gerente externo muy bien formado y con experiencia para que ayudara a los hijos, con ese objetivo de ser el sucesor. Ellos entraron a un programa de perfeccionamiento directivo.

¿Cómo actuar?

Lo primero es lograr que los fundadores de empresa comprendan que existe un mundo muy diferente al que ellos construyeron cuando fundaron sus empresas, porque hoy los mercados son globalizados, la tecnología avanza a pasos agigantados, el consumidor cambia de opinión con mucha frecuencia debido a una gran oferta de productos y servicios similares, con lo cual siempre habrá un grado de incertidumbre elevado. Dirigir empresas no es sencillo, es de las carreras de mayor exigencia, en lo que se piensa, lo que se dice y cómo se actúa. Se deben promover el adecuado uso de la información y todas las habilidades blandas.

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“Mí mesada papi”

Otro de los temas importantes a tratar aquí es la manera como los padres les trasmitimos a los hijos el uso del dinero, por las implicaciones que esto tiene. Para muchas familias en Colombia, en casi todos los estratos sociales, existe algo que se llama la mesada que es el dinero que se les da a los hijos para sus onces del colegio, gastos universitarios cuando van creciendo etc.

El Caso

Hace unos 15 años asesoré a una empresa familiar de la comunidad judía. En alguna ocasión tuve la oportunidad de ir a cenar en la casa de uno de los hijos del fundador, que era ya la segunda generación a cargo de la empresa y quien en ese momento ya era el líder empresarial y familiar, a pesar de ser el hijo menor de la familia. En medio de la cena, su hijo, que en ese entonces tenía alrededor de 10  años, le comentó al papá que él no entendía por qué sus compañeros del colegio recibían la mesada semanalmente sin tener que hacer nada para ganársela, solo ser hijos, y que en cambio, él tenía que ganársela con sus ideas de negocios como las de vender chocolates, dulces, intercambiar láminas del álbum de moda del momento entre otras, con lo cual unas veces ganaba mucho y otras no. Textualmente le dijo: “Parezco un muerto de hambre a toda hora, esto con el agravante de que ya en el colegio no iba a poder vender más golosinas porque está prohibido hacerlo”.

El padre, en ese momento de 35 años, le comentó: “ya me lo agradecerás y no tendrás mesada si no me traes unas nuevas ideas de negocio, pues primero hay que seguir las reglas, así que ya no venderás más en el colegio. Gonzalo ayuda a mi hijo a generar nuevos negocios, me dijo, y en efecto comenzamos a pensar en qué podía hacer. Hoy el hijo de este empresario tiene 25 años y acaba de graduarse en la Escuela Babson College, una de las escuelas de emprendimiento más importantes del mundo, hoy tiene 3 emprendimientos desarrollados que están implementándose.

Lastimosamente esto no es lo habitual en las familias, independientemente de si son empresarias o no. La mayoría de nuestros hijos reciben su mesada, no importa lo que hagas, no importa cuánto te esfuerces, ahora entiendo por qué los empresarios de la comunidad judía son tan emprendedores, simplemente porque les enseñan desde la niñez a crear negocios, en cambio en nuestro contexto latino, por lo general no hay auto exigencia por recibir dinero, no se le considera un mecanismo de formación.

¿Cómo actuar?

Con este ejemplo entendí que cuando usted educa en la abundancia sin exigencia, en la no consecución de resultados, cargará con esta pieza del equipaje emocional que los hijos le exijan dinero por el solo hecho de ser hijos y lo harán tanto en la casa desde temprana edad, como en la empresa en la edad adulta. Darle dinero a los hijos de la empresa sin que hagan nada termina por desangrarla, porque se puede llegar al extremo de tener que vender activos, he escuchado frases como “Así le toque salir a vender los activos usted me da mi plata”.

Para que este tipo de situaciones no ocurran, la recomendación es eduque a los hijos en la abundancia si puede hacerlo, pero también exíjales responsabilidades económicas. Todos deben entender que el patrimonio de la familia es para hacerlo crecer trabajando y no sólo usufructuándolo. 

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