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El mejor ejecutivo no ‘procrastina’

Dejar las cosas para último minuto es algo típico y común del ser humano contemporáneo, e incluso es una cualidad con la cual nos sentimos identificados los latinos.

Manuel Restrepo
24 de octubre de 2016

El fenómeno psicológico definido por los anglosajones como procrastinación puede afectar negativamente y de manera profunda no solo nuestra vida personal, sino también profesional. El procrastinar ataca directamente a nuestra efectividad laboral, ya que altera las prioridades para nuestro crecimiento personal y el de nuestra compañía por lo que simplemente nos da una satisfacción inmediata.

Las consecuencias de procrastinar pueden ser desde las más simples, como quedar mal con nuestro jefe por entregar el reporte a última hora o después de la fecha, hasta los políticos que esperan una recesión económica severa para tomar decisiones radicales, pero que por la misma situación, no hay mucho campo de acción para tomar una buena decisión (como lo vemos actualmente en muchos países). 

En nuestros trabajos, las consecuencias de procrastinar pueden ser infinitas, como acumular gran cantidad de trabajo, y por ende generar altos niveles de estrés, o mostrar un desempeño deficiente frente a nuestros colegas que nos genera odio por nuestro rol y sin expectativas de crecimiento laboral, incluyendo pocas posibilidades de esperar un aumento salarial.

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La dosis anti-procrastinación

Existen cuatro herramientas que nos ayudarán a eliminar la mala costumbre de procrastinar en nuestros trabajos y nos permitirán ser ejecutivos exitosos. En principio, es importante tener metas claras cada semana que nos permitan priorizar las tareas más importantes de la semana, y por ende, administrar nuestro tiempo de acuerdo a esas prioridades. La mayoría de trabajadores, incluyendo altos gerentes, comienzan su semana sin un plan de acción, por lo que terminan trabajando de manera reactiva, “apagando incendios” del día a día, en vez de generar valor en la compañía.

La razón psicológica por la que el ser humano procrastina es porque hay una alta carencia de motivación, independientemente de su relevancia en la lista de prioridades. Por lo tanto, debemos generar recompensas que nos motiven a realizar dicha tarea, mientras se genera una disciplina, ya sea yendo a almorzar a su restaurante favorito después de terminar ese proyecto, o comprarse esos zapatos nuevos por haber terminado esa tarea antes de tiempo.

Es fácil frustrarse cuando una tarea requiere un trabajo prolongado, es por eso necesario dividir un gran proyecto en pequeñas tareas, lo cual permitirá identificar qué tan lejos estaremos de nuestro objetivo. Asimismo es importante medir el tiempo dedicado a estas tareas, ya que nos genera presión para finalizar y hace que seamos más eficientes en nuestro trabajo.

Procrastinar parece una sutil costumbre que es común en nuestro ambiente laboral, sin embargo, las personas que logran eliminar esta mala costumbre harán una diferencia que les generará una satisfacción para toda su vida. 

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