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Del odio a la paz, la brecha que deben cerrar las siguientes generaciones

Si queremos alcanzar la paz es un deber de nuestras sociedades el promover en las siguientes generaciones la tolerancia, el respeto por el prójimo y por las diferencias.

Raúl Serebrenik G.
25 de octubre de 2016

Los intereses políticos o las ansias de poder de algunos supuestos llamados líderes en algunos países, pueden llevar a la sociedad a crear un “futuro envenenado”. Es conocido que se necesita muy poco esfuerzo para que un niño aprenda a odiar. 

Mantener el status quo en países como Colombia y su actual entorno político con respecto al tratado de paz, afecta tristemente a la estructura cuando se observan miembros de una misma familia con opiniones diferentes que inclusive genera división, distanciamiento y hasta confrontación. La intolerancia invade el ambiente no solo en Colombia, basta ver lo que esta ocurriendo en EE.UU a medida que se acercan los comicios electorales o como en los países donde se educa a los niños con odio permanente para convertirlos en máquinas de la muerte.

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Infundir en las nuevas generaciones entornos de paz y armonía es mucho más difícil en un mundo que se enfrenta a las actuales complejidades, esto requiere de un mayor esfuerzo y trabajo. Muchas personas asumen que los niños aprenden el odio, el racismo y la xenofobia en casa, pero esto no es siempre el común denominador, otros espacios como el colegio, el entorno, la universidad o la influencia de alguna persona cercana puede ejercer también presión en la manera de pensar, ni qué decir de los medios de comunicación, la prensa escrita o el internet, la radio o la televisión.

Hoy en día los entornos más innovadores y creativos son aquellos donde se percibe la diversidad como algo positivo, según varios estudios publicados. Es casi un deber enseñar a nuestros hijos el evitar caer en las generalizaciones acerca de las personas según el sexo, su religión, su cultura o por su raza; es el promover más bien el respeto hacia los demás y que aprendan a ver las diferencias como algo interesante así como enriquecedor.

Actividades de reflexión, de interacción y el desarrollo del pensamiento crítico en las siguientes generaciones en pro de generar entornos de paz, se hace necesario. Los adultos, padres o responsables de los menores deben tener presente el promover actividades que incluyan:

  • Hablar frecuentemente sobre estos temas.
  • Conocer sus opiniones
  • Conocer sus fuentes de influencia.
  • Inculcar el conocimiento de las personas.
  • Hacerles preguntas.
  • Enseñar que todas las personas en un grupo demográfico no representan a la gente fundamentalista.
  • Establecer el hábito de hacer preguntas por duras que estás sean antes de asumir conclusiones.

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Nos enfrentamos frecuentemente con problemáticas profundas, retorcidas y arraigadas a las culturas y para fines de desentrañarlos, es casi un deber escuchar a los demás, conversar con las siguientes generaciones sobre temas difíciles, ser amables y mostrar compasión, enseñar a tratar a todos los adultos con respeto, animarles en apoyar a los líderes en todos los ámbitos de la vida que muestran la fuerza a través de la tolerancia y el  amor, en lugar del odio y la burla.

Actualmente las siguientes generaciones están siendo sometidas a entornos constantes que generan negatividad e ira algunos a través de los contenidos ofrecidos por la televisión, los dispositivos móviles y mediante la misma difusión de la palabra de odio sin ninguna oferta de soluciones pacíficas; esto esta abriendo la puerta para que los seguidores crean en lo peor y actúen en consecuencia.

Para bien y para mal el internet ha conectado a todo el mundo a una velocidad impresionante y en algunos casos pronunciarse libremente al amparo de un teclado y una dirección IP, es esto la base de una comunicación abierta y sin límites pero eso no significa que es correcto hacerlo cuando se atropella al prójimo.

Hemos permitido a través de nuestra falta de acciones públicas y el silencio, recrear una realidad compleja frente a tradicionales conductas de enfrentamiento como por ejemplo la de los conservadores frente a los liberales, los hombres frente a las mujeres, los negros contra blancos, los musulmanes contra los cristianos, etc. Nuestros hijos son los grandes protagonistas ante tanto odio y tanta división, con esto estamos sembrando las semillas de la discordia para las futuras generaciones.

Enseñar a nuestros hijos a pensar críticamente les permite tener en cuenta las personas que conocen, en vez de pintar a todos con la misma brocha gorda, es mirar a los demás con una mente abierta que pudiera mitigar el odio que trae el miedo de lo que no es tan familiar. Al luchar contra una mentalidad que engendra la deshumanización, tal vez tengamos una mejor oportunidad de entendimiento sobre el futuro.

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