JUAN CARLOS SANCLEMENTE

Comenzar una “Start-Up”, ¿estamos listos?

Muchas veces se piensa que después de finalizar estudios profesionales la escogencia lógica es “seguir una carrera” vinculándose a una empresa.

Juan Carlos Sanclemente Téllez
3 de febrero de 2018

De acuerdo con el portal entrepreneur, la palabra “Start-Up” está ligada a los negocios en la era digital pero también se vincula con el desarrollo de las empresas a través del tiempo: “es una gran empresa en su etapa temprana, a diferencia de una pyme, se basa en un negocio que será escalable más rápida y fácilmente haciendo uso de tecnologías digitales”.

En este orden de ideas, el término muy comúnmente utilizado, operaría solo cuando el proyecto se encuentra en sus comienzos, una vez que se ha escalado, dejaría de llamarse así. Adicionalmente, la escalabilidad y el crecimiento exponencial del mismo son características fundamentales de este concepto aparte de su temporalidad. La tecnología, por otra parte, juega un papel importante para poder expandir la actividad con resultados significativos para aquel que la acomete.

Se ha escrito mucho acerca de las formas en que se pueden aprovechar estos emprendimientos y sobre todo en sectores económicos específicos que requieren de las capacidades y habilidades de estos emprendedores, ver por ejemplo la columna de esta misma publicación, pero también hay que insistir en las competencias y en la preparación que deben exhibir las personas para poder iniciar estas actividades o descubrir si ellas son las adecuadas para llevarlas a cabo.

El experto en el tema, Jeff Bussgang (2017), menciona algunas de las cualidades de las personas que se desempeñarían bien en estas “Start-Ups” comparándolas con aquellas que lo hacen de igual forma pero en una gran empresa.

Startups

  • Se sienten entusiasmadas haciendo siempre cosas nuevas.
  • Tienen la capacidad de ser al mismo tiempo tanto estratégicas como orientadas a la ejecución.
  • Se sienten confortables con la incertidumbre y lo suficientemente flexibles como para asumir roles o tareas indefinidos.
  • Están predispuestas permanentemente a la acción.
  • Buscan optimizar tanto su tiempo como sus recursos.
  • Poseen una aptitud e interés en desempeñar un rol amplio y desarrollar su carrera a medida que el negocio se va transformando.
  • Evidencian empuje y van siempre más allá del deber, aún si ello significa sacrificar su tiempo personal.
  • Están cómodas tomando decisiones rápidas en situaciones inciertas.

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En una empresa

  • Se interesan en profundizar en un área funcional en particular.
  • Tienen una fuerte inteligencia emocional y poseen habilidades de negociación propicias para lidiar con tantas personas dentro de la organización.
  • Soportan la oposición y tienen capacidad para defender sus estrategias e ideas.
  • Poseen una buena dosis de paciencia frente a situaciones que pueden ir de manera lenta.
  • En ocasiones dudan acerca de realizar un esfuerzo extra pues pueden pensar: “esto no es mi trabajo”.
  • Se sienten cómodas con líneas claras y distintas de responsabilidad, control y comunicación.

Este mismo experto, emprendedor, “fund-raiser” y profesor de Harvard, ha entrevistado una considerable cantidad de individuos en estas actividades y ha encontrado que ellos valoran ampliamente la autonomía, la creatividad y el crecimiento que viven en sus iniciativas y que esto sería ejemplo para aquellos que quieren dar ese “gran salto”. En este sentido propone algunas recomendaciones que es importante considerar antes de involucrarse en un emprendimiento de este tipo:

Evaluar el perfil

Es necesario realizar algunas actividades que no se aprenden en la Universidad o en un cargo en una empresa:

  • Manejar la incertidumbre: la ambigüedad y el riesgo siempre están presentes y es importante acomodarse a ellos.
  • Ir al límite: superar los obstáculos y actuar siempre de manera proactiva.
  • Pensar como un “propietario”: el sentido de la misión y la visión del negocio que se emprende siempre es más grande que en una gran empresa como empleado.

Escoger el negocio correcto

  • Inclinarse por un campo de acción que nos apasione y limitarlo a unas determinadas áreas, no pensar que “somos buenos para muchas cosas”.
  • Escoger una ciudad o área geográfica en donde se quiera vivir pero también desarrollar el emprendimiento.
  • Elegir una etapa de crecimiento, las “start-ups” tienen distintas fases y es importante ubicarse en una de ellas y sentirse cómodo ahí.
  • Seleccionar un equipo, un mercado y un modelo de negocio.

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Venderse uno mismo

Se debe realizar un esfuerzo de posicionamiento para que las empresas quieran contratarlo:

  • Organizar presentaciones efectivas utilizando la tecnología, las redes sociales y una alta dosis de argumentación personal.
  • Articular la manera específica en que la persona puede contribuir a los negocios que pretende tener como clientes. Desarrollar una propuesta de valor y procurar relaciones de largo plazo con su mercado.

Encuentro todas estas sugerencias muy válidas para aquellos jóvenes que llevan a cabo sus estudios profesionales pero que, o bien no encuentran una oportunidad laboral significativa acorde con sus expectativas cuando egresan, o que, como afortunadamente es el caso, quieren aprovechar su ímpetu, sus ganas y sus capacidades para innovar aprovechando la tecnología.

Por otra parte pienso igualmente que en las instituciones educativas se debiera apoyar e incentivar mucho más las unidades de emprendimiento y que dentro de ellas se incluyeran, de manera significativa, proyectos relacionados con emprendimientos sociales. Por suerte, algunas muy buenas en el país lo hacen. Todo esto le hace mucho bien a Colombia.