VÍCTOR HUGO MALAGÓN BASTO

Colombia Científica, un contrato CON firma

Con gran satisfacción compartimos con el país y con usted, querido lector, esta buena noticia, reiterando como lo hice hace algunos meses que Colombia Científica es una iniciativa que nos ayudará a desarrollar nuestro potencial educativo y científico bajo la convicción de que la educación es la única y gran oportunidad de equidad y desarrollo para nuestra sociedad.

Víctor Hugo Malagón Basto, Víctor Hugo Malagón Basto
4 de agosto de 2017

Hace casi un año, el 27 de octubre de 2016, me tomé el atrevimiento de compartir, con la venia de los apreciados lectores, una alegría que a esa fecha confesaba como personal. Declaraba en aquel entonces que había iniciado una tarea como asesor en el diseño e implementación de una estrategia muy ambiciosa de promoción de la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación en nuestro País: Colombia Científica. 

A pesar de grandes críticas, cuestionamientos e incluso, en algunos casos, artículos de opinión malintencionados y parcializados en medios de comunicación tradicional muy reconocidos del país, me atreví a decir, en esta columna que Colombia Científica había “permitido la conjunción de compromisos, voluntades y trabajo entre el Ministerio de Educación, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Colciencias y el ICETEX, las instituciones del Estado más representativas en la construcción y ejecución de políticas educativas, económicas y de desarrollo, impulsando la ciencia y demostrando que somos capaces de sumar y multiplicar en un país más acostumbrado a restar y a dividir”.

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Se nos criticaba en ese entonces, el haber presentado el alcance del programa en medio de la firma de un acuerdo de cooperación entre las 4 entidades del Estado; se nos criticó porque a esa fecha los recursos de la operación con el Banco Mundial que soportaban el programa estaban aún en proceso de negociación; se nos criticó porque el diseño del instrumento difería cuantitativa y cualitativamente de la costumbre de modelos de promoción de investigación, desarrollo e innovación a los que estábamos acostumbrados en el país; se nos criticó por insistir en que el desarrollo de nuevo conocimiento e innovación tuviera que contar necesariamente (“obligatoriamente”) con una alianza entre el sector productivo y la academia; se nos criticó por acudir a los referentes y a los rankings de más alto desempeño para considerar a los aliados internacionales; se nos criticó- por exceso y por defecto- por diseñar un modelo en el que las IES con acreditación institucional de alta calidad otorgada por el Consejo Nacional de Acreditación CNA por más de seis años asumieran un papel de liderazgo operativo y estratégico en las alianzas como entidad “ancla”, es decir la que afianza y fortalece la coordinación de la alianza; se nos llegó a criticar incluso por usar el término “ancla” aunque la designación del sustantivo ancla, corresponde más a la comprensión que de la misma se tiene en los espacios de análisis y desarrollo de las cadenas globales de valor, precisas en cualquier marco de cooperación entre la academia y el sector productivo, como aquella entidad que permite concentrar, aunar, o articular las partes de un sistema, y aunque la forma explica esta interpretación, el fondo es más diciente sobre la función de la misma en el cumplimiento del objetivo principal en donde la institución ancla orienta y refuerza la consolidación de la alianza, poniendo al servicio de la misma sus fortalezas institucionales;  en fin nos llovieron críticas de todo tipo y de todo pelambre que demuestran, sobre todo, el estilo muy colombiano de destruir valor: lanzar piedras hacia allí donde se oye rumor de trabajo, profesionalismo y rigurosidad.

En todo caso, en nuestro ánimo firme y bienintencionado, dimos respuesta en más de 16 socializaciones, a más de 2.500 actores en todo el país, que sirvieron para adecuar los documentos borrador inicialmente presentados a la comunidad. Tal como lo expresé en su momento, ésta iniciativa pretende ir más allá de políticas transitorias de gobierno o de visiones de corto plazo, se intenta formular una estrategia de Estado que permita desarrollar todas nuestras capacidades y potencialidades sociales en un entorno global fuertemente influenciado por el uso intensivo del conocimiento y la tecnología. Por esta razón, programas como Colombia Científica, avanzan en la ruta de lograr mayor cobertura de educación superior con calidad, el avance hacia la equidad social, y la coherencia del sistema educativo y científico para poder desarrollar su autonomía y gobernabilidad.

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Hoy, varios meses después de presentarle al país la iniciativa y de recibir tantas críticas, algunas constructivas y otras desatinadas y malintencionadas; hoy después de meses de construcción rigurosa y profesional, sin ánimo alguno de protagonismos y con grandes dosis de humildad que reconocen imperfección y oportunidades de mejoramiento en el modelo, nos complace registrar que los pasos firmes y bienintencionados generan resultados que consolidan y fortalecen el modelo de Colombia Científica. Como lo registran las entidades del Estado, 190 mil estudiantes de educación superior en Colombia se beneficiarán de la operación de 160 millones de dólares firmada con el Banco Mundial para el financiamiento del Programa de Acceso y Calidad de la Educación Superior -PACES 2017-2022-, que  busca mejorar el acceso y calidad de la educación terciaria en Colombia y, en particular, cerrar las brechas socioeconómicas y regionales en el acceso a través del programa PACES  que brinda mayores oportunidades de acceso y permanencia en la educación superior de calidad a estudiantes de escasos recursos.   Esta alianza técnica y financiera con el Banco Mundial, permitirá  también garantizar los recursos para impulsar la calidad, la innovación y la investigación en el sistema educativo a través de Colombia Científica, no sólo con créditos condonables para estudios de maestría y doctorado en las mejores instituciones de educación superior del mundo (‘Pasaporte a la Ciencia’), sino también con la conformación de alianzas entre instituciones de educación superior (acreditadas y no acreditadas), instituciones internacionales de alto nivel y del sector privado en ecosistemas que apoyen la investigación e innovación en todo el país (‘Ecosistema Científico’)

Con gran satisfacción compartimos con el país y con usted, querido lector, esta buena noticia, reiterando como lo hice hace algunos meses que Colombia Científica es una iniciativa que nos ayudará a desarrollar nuestro potencial educativo y científico bajo la convicción de que la educación es la única y gran oportunidad de equidad y desarrollo para nuestra sociedad.

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