Home

Economía

Artículo

Una estadounidense que terminó en la cárcel por evasión volvió popular esta frase: “Solo los pobres pagan impuestos”.
Yates que aparecen a nombre de empresas pese a ser parte de los activos de personas y fiestas lujosas con cargo a las compañías, entre lo que pasan a la contabilidad de la persona jurídica para abultar los costos y reducir así el impuesto a pagar. | Foto: getty images

IMPUESTOS

Las impensables trampas que hacen algunas empresas para pagar menos impuestos; Dian revela los atajos que toman y que tiene identificados

El 10 por ciento de los predios residenciales en Bogotá y casi todos los yates y acciones de clubes sociales están a nombre de empresas. La nueva tributaria que anuncia el Gobierno, para reducir la renta corporativa, también buscaría cerrar el cerco a la elusión y tumbar beneficios tributarios.

Redacción Economía
9 de marzo de 2024

Una nueva reforma tributaria se avecina, y aunque el primer mensaje enviado por el Gobierno fue que tendría un solo foco, el de bajar la carga impositiva de las empresas, empiezan a escucharse pasos de animal grande con las nuevas modificaciones planteadas al Estatuto Tributario. Con ellas se buscaría cerrar definitivamente el hueco que generan la elusión y la evasión, dos prácticas que merman el recaudo previsto para una economía como la colombiana en casi 7 por ciento del producto interno bruto (PIB).

El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, sostuvo que “hay una mezcla en la contabilidad entre lo que reportan las empresas y lo que registran los dueños de las mismas como personas naturales”, mensaje que sustentó con lo que sucede en una ciudad como Bogotá, donde el 10 por ciento de los predios residenciales aparecen a nombre de sociedades.En el mismo sentido, el ministro de Hacienda habló de la existencia de lujosas fincas de recreo, en zonas como La Mesa de los Santos o en Castillo Grande, que aparecen a nombre de personas jurídicas. “¿Es que acaso allí van los empleados de la compañía?”, se preguntó.

Foto ilustrativa: finca de lujo
Foto ilustrativa: finca de lujo | Foto: Getty Images

Bajar la tasa de tributación empresarial es algo que le suena bien a todo el mundo. De hecho, es una de las buenas prácticas que promueve la Ocde, cuyos países miembro, en promedio, recaudan un 34 por ciento del PIB al año, en comparación con Colombia, que a duras penas llegó al 20 por ciento después de haber permanecido por años con un ingreso tributario de solo el 14 por ciento del PIB.

Se pretende que las compañías sean competitivas con sus pares de otros países y que puedan soportar una carga que les permita avivar las ganas de invertir más, lo que las lleva a generar empleo e impulsar la economía.

Por ello, a diferencia de las personas naturales, en las normas cuentan con posibilidades de restar los gastos en los que incurren para producir bienes y servicios. Solo que esa gabela termina convirtiéndose en un incentivo para tomar atajos y bajarse los impuestos con triquiñuelas, restando así el aporte que deben realizar los dueños y, peor aún, promoviendo inequidad. “Al inflar los gastos de la sociedad, esta paga poquito y la persona natural, que es la dueña, no aporta nada porque no necesita ingresos. Vive de la empresa”, sostiene Juan Ricardo Ortega, exdirector de la Dian.

Están en la mira

La entidad que lidera la política tributaria en el país tiene la situación en la mira. El área de fiscalización de la Dian señaló que, “en la actualidad, y a pesar de la claridad que existe en la normativa, algunas empresas intentan acudir a diversas figuras, algunas abiertamente evasivas y otras elusivas (pagan impuestos, pero solo una parte), para disminuir el tamaño de su obligación”.

Dichas prácticas “son tan cuestionables que hasta llevaron a la necesidad de crear un régimen sancionatorio que las contempla”, agregó la Dian. En Colombia, en el papel, el impuesto de renta al que están obligadas las sociedades es del 35 por ciento, luego de que se incrementara de forma gradual para enfrentar la mayor demanda de recursos que trajo consigo la crisis de 2020. No obstante, el pago real que se hace efectivo ante la entidad recaudadora sería apenas de 23 por ciento en promedio, según cálculo del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana.

Además de beneficios tributarios establecidos para estimular ciertos sectores de la economía, existe un verdadero derroche de creatividad para inventar figuras de evasión y elusión. Las trampas se hacen por la vía legal, muchas veces pasando gastos personales a los corporativos. Tanto es así que Ortega estima que “al menos el 99 por ciento de los yates, los pagos en clubes, así como numerosas casas de campo, carros de lujo en contratos de leasing y planes de medicina prepagada, entre otros, se cargan a las cuentas empresariales”.

En Colombia se han introducido medidas para tapar atajos a la elusión y a la evasión de impuestos; sin embargo, aún falta mucho por hacer.
En Colombia se han introducido medidas para tapar atajos a la elusión y a la evasión de impuestos; sin embargo, aún falta mucho por hacer. | Foto: getty images

Algunas tretas

La Dian tiene identificadas las tretas que se utilizan para eludir impuestos. En información entregada a SEMANA, el área de fiscalización menciona atajos con las facturas, desde la negativa a facturar operaciones hasta facturar por valores diferentes a los de la realidad de las operaciones, o hacerlo en momentos diferentes a los obligados.Sucede, por ejemplo, en negocios como restaurantes que tienen la práctica de expedir el mismo número de factura a varios clientes. A ojos de la Dian aparece como si una sola persona hubiera hecho el consumo, por lo que les llega un solo IVA o impuesto al consumo. Mientras tanto, se roban los demás y el comensal termina pagando esos gravámenes.

En el listado de artimañas para eludir anotadas en la Dian, se menciona la utilización de terceros que se prestan para recibir ingresos o para ser titulares de activos que no aparecen en ninguna contabilidad. Asimismo, se inventan créditos entre la sociedad y esos terceros con tal de abultar los gastos de la compañía.

El objetivo siempre es el de aumentar costos para las empresas y así bajar impuestos. Por ello, se ha vuelto clave la interacción con proveedores que hagan cobros inexistentes o los aumenten más de lo real.

En efecto, Ortega recuerda un dato muy diciente: el 35 por ciento de las sociedades presentaban declaraciones de renta en las que el impuesto a pagar era igual a la suma de las retenciones, lo que se va armando con la llamada contabilidad al revés, es decir, van sumando gastos hasta que el impuesto a pagar quede en cero. “Si la retención da igual al impuesto a cargo, es porque un contador desapareció ingresos o se inventó gastos”, explicó el exdirectivo de la Dian.

Los contadores en Colombia son muy vulnerables, señaló Ortega. Muchos proceden de familias de escasos recursos que hicieron grandes esfuerzos para darles educación. “Hay unos 150.000 contadores y la mayoría son presionados de manera indebida para manipular las declaraciones a cambio de una plata. Es una profesión poco defendida por el Estado”, agregó Ortega.

GRAN FORO COLOMBIA 2024
Juan Ricardo Ortega, exdirector de la Dian | Foto: GUILLERMO TORRES REINA / SEMANA

Lo impensable

Las trampas de las que echan mano algunas sociedades para bajarse impuestos son impensables. La Dian refiere que hay nóminas falsas, reportes de insumos inexistentes, adquisiciones que resultan no proporcionales o innecesarias para lo que hace la empresa, las cuales surgen como por arte de magia para inflar los costos y gastos de operación.

Pero eso no es todo. Algunas de las personas jurídicas implementan dentro de su estructura de negocios la estrategia de incluir sociedades en regímenes especiales para utilizar ese esquema como trampolín de elusión.

La Dian también ha encontrado casos en los que aparentan fusiones y escisiones de empresas para repartir utilidades, demostrar pérdidas o trasladar la titularidad de activos pretendiendo neutralidad: como si gastaran todo lo que les entró y no aparece ningún patrimonio.

No faltan las compañías que implementan pagos en especie y en efectivo en búsqueda de no tener trazabilidad de los ingresos y, por lo tanto, no declararlos, señaló la fuente de la Dian. De ahí la insistencia con herramientas como la factura electrónica para que todo quede a la vista. Pero, en general, la ley se hace y detrás viene la trampa. Por ejemplo, la existencia de sociedades anónimas cerradas, lo que en Estados Unidos se conoce como closely held corporations, constituyen la clave para enfrentar el problema de la elusión de personas naturales que reducen impuestos a costillas de las empresas, dijo Ortega.

Cultura tributaria, algo que falta en Colombia | Foto: Camila Díaz

‘Solo los pobres pagan impuestos’

Un caso emblemático en ese sentido se registró en 1992 alrededor de la norteamericana Leona Helmsley. Dueña de una importante cadena de hoteles neoyorquinos, pasó a la historia por haber sido encarcelada como evasora de impuestos tras aplicar la estrategia del cruce contable entre persona natural y jurídica (uno de sus hoteles en la Gran Manzana le pagaba como gasto sus extravagantes lujos en su mansión en Greenwich, Connecticut). De hecho, fue quien acuñó la popular frase “Solo los pobres pagan impuestos”.

En Colombia, para cortarle alas a la elusión con sociedades anónimas cerradas, se creó el RUB (Registro Único de Beneficiarios Finales), lo que permitirá una auditoría más profunda, de manera que no procedan costos y deducciones que aparecen a nombre de empresas, pese a ser de los dueños.Ortega, por ejemplo, es partidario de crear un verdadero grupo élite del que formen parte la Dian y la misma Fiscalía, con participación de fiscales internacionales anticorrupción inclusive.

Mucha tarea por hacer.

Así combatirá el gobierno Petro la gran evasión de impuestos en Colombia | Semana Noticias