El Gobierno ha dicho que los agricultores colombianos podrían beneficiarse de la tecnología que usa Israel para producir en medio del desierto. | Foto: Archivo Semana

¿Qué significa para el campo colombiano el TLC con Israel?

El Gobierno nacional ha vendido el Tratado de Libre Comercio con este país del Medio Oriente como una gran oportunidad para el agro colombiano, pero las oportunidades para crecer en exportaciones agropecuarias no son claras

25 de agosto de 2020

El pasado 11 de agosto entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre Colombia e Israel, un acuerdo que inició conversaciones hace nueve años en el Gobierno de Juan Manuel Santos y que hoy pone en marcha el presidente Iván Duque tras la ratificación por parte del Congreso de la República y la Corte Constitucional. Con este tratado se espera estrechar relaciones económicas con uno de los países mejor posicionados de la región del Medio Oriente, que cuenta con una población de 10 millones de habitantes y una capacidad adquisitiva considerablemente mayor a la colombiana, que alcanza un PIB per cápita de 42.823 dólares anuales.


En un evento virtual en el que participaron el presidente Duque y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el mandatario colombiano resaltó la alianza como una gran oportunidad para el sector rural y agropecuario del país. Sin embargo, surgen dudas razonables sobre los beneficios reales que pueda traer esta alianza comercial para los campesinos y pequeños productores del agro. 


Quizás el punto más importante de cualquier tratado de libre comercio es la liberación de aranceles para comercializar productos en ambos países. Para este caso, se desgravaron completamente el 97 por ciento de las exportaciones agrícolas y agroindustriales de Colombia que actualmente van a Israel. Según el Ministerio de Comercio colombiano, la desgravación inmediata de los aranceles beneficia a productos como confites, chocolates, productos de panadería, galletas dulces, arequipe, preparaciones de frutas, mermeladas, palmitos preparados, yuca, uchuva, azúcar caramelizada, bebidas (lácteas, hidratantes, energizantes), cerveza, alcohol etílico, aguardiente, ron y demás bebidas espirituosas.


Sobre este tema, el presidente Iván Duque aseguró que el acuerdo “le permite a nuestro país contribuir con sus exportaciones agrícolas a la seguridad alimentaria del Estado de Israel” y “abre una oportunidad de innovación para el sector rural y de producción de alimentos, donde esperamos poder darle el Sello Kosher a muchos de nuestros productos y así llenar espacios de oportunidad”.

 


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Lo paradójico es que, en la misma intervención, Duque reconoce que Israel es un ejemplo mundial del uso de la tecnología para mejorar la productividad agropecuaria y lograr el autoabastecimiento de alimentos. Es decir, pone de presente en el mismo discurso quizá el principal obstáculo que enfrentarán los productores agropecuarios colombianos para entrar al mercado israelí: que las importaciones de productos alimenticios que hace este país son pequeñas pues produce buena parte de lo que consume. A pesar de las limitadas condiciones climáticas y la escasez de agua, este país cuenta con un sector tecnificado que produce frutas, verduras, cereales, vino y ganado.


De hecho, al revisar los productos que importa Israel desde los diferentes países del mundo, los agropecuarios o agroindustriales no están ni siquiera entre los 15 principales sectores. Y en el caso de Colombia, incluso el año pasado se redujeron las exportaciones con destino a Israel. Mientras en el 2018 Colombia exportó productos agrícolas por un monto de 23.193.000 dólares, en el 2019 esa cifra se redujo a 18.419.000, es decir, tuvo una contracción del 20,6 por ciento. 


Al respecto, el senador del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, uno de los mayores opositores de los tratados de libre comercio, le dijo a SEMANA RURAL que no ve ningún beneficio para Colombia con este nuevo acuerdo pues las posibilidades de aumentar las exportaciones son casi “nulas”. En cambio, alerta el senador, “Israel se puede convertir en un portaviones duro de exportaciones europeas y norteamericanas hacia Colombia como lo ha hecho México”.


En el mismo sentido se pronunció el secretario de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), Freddy Mulato, quien aseguró que “ninguno de los TLC ha beneficiado a los campesinos, sino que los ha perjudicado porque llegan productos a precios con los que no podemos competir ya que los campesinos colombianos no tenemos subsidios como sí tienen en otros países”.


Con la liberación de aranceles, un asunto que sí podría beneficiar a los campesinos colombianos es la reducción en los costos de los abonos y fertilizantes, que es uno de los principales bienes de exportación de Israel y que precisamente ha sido una de las quejas constantes de los productores colombianos por los altos costos de estos insumos.


Ahora bien, quizás el mayor beneficio que podría traer este tratado de libre comercio es la transferencia de tecnología. Israel se ha posicionado en el mundo por sus desarrollos innovadores para potenciar su producción agrícola en medio de terrenos áridos, y el acuerdo con Colombia incluye un componente de cooperación en áreas como el desarrollo tecnificado de la agricultura, las telecomunicaciones, la salud pública, la biotecnología y las tecnologías ambientales.

 


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“Este tratado permitirá que llegue inversión en temas como los distritos de riego para mejorar nuestra productividad agropecuaria y que llegue la tecnología que ha contribuido a que ustedes tengan una productividad por hectárea que los hace un milagro de la política de autoabastecimiento de alimentos”, expresó el presidente Duque en el evento de lanzamiento del TLC. 


Sobre esto, de nuevo, el senador Robledo y el secretario de la Anuc no se muestran muy optimistas. "Yo no creo que Colombia pueda encontrar un beneficio en la tecnología de Israel porque aquí los dirigentes no están por tecnificar nada. La decisión que aquí tienen tomada es vivir de la minería y de exportar materias primas, por eso no le invierten a la ciencia y a la tecnología”, aseguró el congresista, que además puso de presente que para la transferencia de tecnología no era necesario un TLC. 


Entre tanto, el dirigente de la Anuc expresó que no es posible implementar tecnologías revolucionarias para el campo si le reducen el presupuesto al sector agropecuario, como en efecto ocurre en los rubros que el Ministerio de Hacienda le presentó al Congreso de la República para el Presupuesto General de la Nación del 2021.


Serán los años los que definan si los beneficios que expone el Gobierno nacional se cumplirán. Por ahora, Colombia se monta en un nuevo tratado de libre comercio que puede ser la puerta de entrada en el futuro a otros mercados del continente asiático y que podrá, además, atraer grandes inversiones de capital para el país. Lo que esperan los campesinos es poder ser partícipes de esos beneficios económicos.

 


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