Metaverso
El metaverso puede referirse no solo a los mundos virtuales, sino a las experiencias multidimensionales. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Inversión en el metaverso

Bancos: pioneros en el metaverso

El sector financiero -y en especial la banca- es un laboratorio constante de innovación.

Andrés Torres. SAS
8 de julio de 2022

Los bancos fueron de los primeros en descubrir y aprovechar el poder de los datos mediante soluciones de big data y analítica, son de los que más han avanzado en términos de digitalización de sus operaciones a lo largo de los años, están entre los más avanzados en el uso de tecnologías exponenciales como las de la inteligencia artificial y el machine learning y ahora se enfrentan ante el reto de marcar la pauta y mostrar el camino a muchos otros sectores de cómo y por qué aterrizar correctamente en el metaverso.

Aunque para muchos, el metaverso es un tema que aún está por desarrollarse y que vive su fase de “early adoption”, en el poco tiempo que lleva ya tiene cifras importantes para mostrar. Según un informe de Bloomberg Intelligence, en 2021 el valor del metaverso ya se calculaba en 500.000 millones de dólares y la proyección es que podría quintuplicarse en 2030.

¿Cómo endosar el seguro de un crédito bancario? | Tian Rodríguez

Hay otros indicadores relacionados que dan la dimensión que empieza a tener este nuevo universo digital. El mercado de realidad extendida (RE), por ejemplo, que engloba tecnologías del metaverso como la realidad aumentada (RA), la realidad virtual (RV) y la realidad mixta (RM), se estima que crecerá de 59 mil millones de dólares registrados en 2021 a 300 mil millones en 2024. Y la valoración de monedas virtuales (clave en este nuevo escenario) como el Bitcoin han alcanzado topes históricos por encima de los 60 mil dólares.

Gucci Garden, Nikeland, Hyundai Mobility Adventure o Louis The Game, de la marca Louis Vuitton, son algunos ejemplos de presencias de marcas reales y actuales que ya están generando ingresos en el metaverso. Y ejemplos como el de la plataforma de realidad virtual Decentraland, creada en Argentina y basada en la cadena de blockchain para generar operaciones con la moneda virtual Ethereum, ya tiene una valoración de mercado de 4.200 millones de dólares. Valoración que hace parte de las nuevas categorías de bienes comercializables como lo son los “NFT” o “Non-Fungible Tokens” que poseen actualmente un valor de mercado global de al menos 25 billones de dólares.

Con este dinero circulando producto de todas estas nuevas oportunidades digitales y con el convencimiento de que allí estarán en un futuro las personas interactuando de manera importante (Gartner estima que en el 2026, el 25 % de la población pasará al menos una hora al día en el metaverso trabajando, capacitándose, interactuando o entreteniéndose), el metaverso no es ajeno al interés del sistemas financiero y la banca, específicamente, lo empieza a ver como parte importante de su futuro.

Flujos para pagar lujos | Tian Rodríguez

En la actualidad, bancos reconocidos como Standar Chartered y JP Morgan Chase han anunciado su presencia en este nuevo universo digital. Standard Chartered es el primer banco en adquirir “tierra virtual en el distrito Mega City del metaverso The Sandbox, un centro cultural basado o inspirado en los talentos de Hong Kong”. La iniciativa está dirigida por SC Ventures, el brazo de innovación, inversión en tecnología financiera y empresas de Standard Chartered Group y tiene como fin involucrar activamente a sus clientes, socios, personal y comunidad tecnológica para explorar oportunidades de creación conjunta en este nuevo espacio.

JP Morgan Chase, considerado el banco más grande de Estados Unidos, fue una de las primeras instituciones financieras en subirse al metaverso mediante una inversión en Decentraland. De acuerdo con el banco, el metaverso tiene una oportunidad de mercado de un billón de dólares en ingresos anuales, ya que los creadores aprovechan la Web3 para monetizar su trabajo de nuevas maneras.

El ejemplo ha sido seguido por bancos como HSBC, Santander y Caixa y cada vez son más las instituciones que aterrizan o empiezan a planear su presencia en el metaverso.

Algunas instituciones lo hacen atraídos por las oportunidades de negocio que allí se empiezan a derivar, pero en realidad se trata de un nuevo paso en la transformación digital de la banca por la nueva promesa en el mercado de “seguir a los consumidores a donde ellos vayan”.

La presencia de bancos tradicionales en el metaverso también empieza a verse como la oportunidad de estas entidades tradicionales de competir con los bancos digitales, los llamados neobancos o las denominadas Fintech. Todos estos, ejemplos de nuevas instituciones que han venido revolucionando y proporcionando gran parte de la innovación en el servicio bancario en los últimos años.

Y un tercer y muy importante componente del por qué los bancos está atraídos y estarán aún más seducidos en el futuro por el metaverso, está en la data y la inteligencia de negocios que este nuevo escenario ofrecerá a los bancos.

Los datos, y más exactamente el aprovechamiento de ellos, a través de soluciones como las de la analítica (que los transforma en inteligencia para la toma de mejores decisiones), el big data, la inteligencia artificial, el machine learning y demás áreas que componen las ciencias de datos han venido aumentando el conocimiento que las marcas tienen de los consumidores o clientes permitiéndoles optimizar las campañas de marketing, crear mejores ofertas comerciales y optimizar gran parte de los presupuestos logrando mejores resultados. Esas son oportunidades que los bancos no quieren dejar pasar en el futuro.

El poder de los datos ya está siendo aprovechado en las estrategias de las marcas en todo el mundo y con el metaverso se llegará a nuevos niveles de conocimiento, de interacción y de inteligencia. Nuevos niveles que llevarán a la creación de una nueva banca. Una banca que ya se ha transformado con la acelerada digitalización que se ha producido en los últimos años y a la que le espera una evolución más ahora en el metaverso.