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Venezuela: ¿qué viene ahora?

El control de cambios y las preferencias del convenio de pagos recíprocos evitarán un mayor deterioro del comercio bilateral.

8 de febrero de 2003

La adopción del control de cambios el pasado 21 de enero por parte de las autoridades venezolanas le pone un piso a la caída en espiral que traían las ventas de Colombia a ese país, que representan un 10% de nuestras exportaciones totales. Antes algunos analistas estimaban una caída de 60% para el 2003 (de cerca de US$1.000 millones en 2002 a US$400 millones en 2003) y ahora proyectan una reducción de 30%. Por tanto, su impacto sobre el crecimiento colombiano será más leve de lo que se anticipaba.



Como lo menciona Luis Vicente León, de Datanálisis, en entrevista con Dinero (ver página 28), las empresas colombianas ahora podrán atender la escasez observada en Venezuela por el prolongado paro en contra el presidente Hugo Chávez al contar con la seguridad de que recibirán un pago oportuno por sus despachos en el marco de las preferencias del convenio de pagos de la ALADI.



En la medida en que los productos venezolanos están relativamente baratos por la reciente fuerte devaluación del bolívar frente al dólar, y si el convenio de pagos funciona tan bien como lo hizo a mediados de 1994, es muy probable que también crezcan las importaciones que Colombia hace de Venezuela. Por tanto, quizá muy pronto veremos en nuestros almacenes muchos más productos venezolanos.

Por su parte, la crisis venezolana ofrece otras oportunidades a las firmas colombianas. Estas podrán aprovechar los espacios dejados en otros mercados por los venezolanos, en un momento en que se proyecta que las exportaciones no petroleras del vecino país ascenderán a US$5.800 millones este año, poco más de la mitad del nivel registrado en el 2002 (US$10.700 millones).



Si bien la política en Venezuela tiene cada vez mayor impacto sobre la economía y se ha vuelto casi imposible de predecir, el control de cambios reduce la probabilidad del peor escenario para este año y aumenta la de un escenario intermedio de impacto de la crisis venezolana sobre la economía colombiana. Hoy se proyecta una caída del producto venezolano de 10% este año y suponiendo que la respuesta de nuestras exportaciones a variaciones en el producto venezolano es de 1,5% y de 0,3% a la tasa de cambio real bilateral, se espera que las exportaciones colombianas se reduzcan un 30% en el 2003 (ver gráfica).



Efectos en Venezuela

Al cierre de esta edición, se aguardaba la definición oficial de cómo operaría el control de cambios. Se espera un sistema de tasas de cambio múltiples, de dos o tres niveles, que se aplicarán de manera diferenciada dependiendo del tipo de operación. Por ejemplo, las transacciones del gobierno tendrán una tasa de cambio menor, mientras que las importaciones del sector privado enfrentarán un tipo de cambio mayor.



En Venezuela, el control de cambios tendrá un impacto importante sobre el sistema financiero y se estima que la situación de la balanza de pagos mejorará. Debido a que la medida previene una mayor corrida contra los depósitos en el sistema financiero y reduce la fuga de capitales, evidenciada en una caída de las reservas de 32% a finales de enero frente al mismo mes de 2002, se espera que logre restablecer la liquidez y reducir un poco las tasas de interés.



En cuanto a la balanza de pagos, el déficit estimado a principios del año, de US$9.500 millones, se reduce por los efectos del control de cambios a cerca de US$3.800 millones, con lo cual las reservas del banco central continuarán cerca de sus niveles actuales de US$11.259 millones. De esta manera, se espanta la posibilidad de una eventual cesación de pagos de deuda externa, cuyos pagos ascienden a cerca de US$2.000 millones este año. La situación macro parece ahora más manejable, incluso si las exportaciones de petróleo llegan a US$8.300 millones en el 2003 (en el 2002 alcanzaron US$21.500 millones).

Por el lado político, el control de cambios le otorga más poder al gobierno sobre el sector privado, el cual dependerá ahora de los dólares del banco central para sus transacciones. Por tanto, los gremios quizá tengan que tratar de restablecer canales de influencia, lo cual podría menguar su voluntad de oposición al gobierno. Un sector muy vulnerable a la medida son los medios, que requieren divisas para comprar papel y para costear servicios de agencias extranjeras.



No hay que olvidar que la historia ha demostrado que los controles de capitales tienden a funcionar relativamente bien durante el primer año. Así que las autoridades económicas de Venezuela compraron un poco de tiempo con la medida, al trancar la fuga de capitales que ascendió a alrededor de US$10.000 millones anuales en los últimos tres años.



En últimas, la crisis en Venezuela parece que va para largo. Si bien el control de cambios y la reutilización del convenio de pagos de la ALADI estabiliza un poco el escenario para nuestro país y fue muy efectivo en 1994, ahora las circunstancias políticas son muy distintas, haciendo que la nueva coyuntura sea muy frágil ante cualquier nuevo evento. Hace apenas dos semanas, la oposición realizó el "firmazo del domingo", en una muestra de beligerancia frente a Chávez pero con instrumentos democráticos. En contraste, Chávez continúa con salidas radicales ante los sucesos y con un vocabulario incendiario. El resultado final de este choque de trenes entre Chávez y la oposición sigue bastante difícil de predecir, mientras Venezuela sigue desintegrándose con cada día que pasa.