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Se enfría el motor

El mayor riesgo para la economía de Estados Unidos es la caída de los precios de la vivienda. Todo indica que esto ya está sucediendo.

16 de marzo de 2006

El gran motor de la economía de Estados Unidos en los últimos años ha sido el consumo de los hogares, incluso en el momento más duro, cuando la inversión de las empresas no arrancaba. En este sentido, cualquier desaceleración en este indicador, por pequeña que sea, pone a temblar a los mercados y con mayor razón a Ben Bernanke, el nuevo presidente de la Reserva Federal, que no puede darse el lujo de permitir que la economía se desmorone bajo su mandato.

Las noticias no son buenas. Los indicadores de enero y febrero empiezan a mostrar señales preocupantes. Los datos de las ventas al por menor de febrero son malos, con una caída de un millón de unidades en las ventas de carros. Y las ventas de las grandes cadenas de almacenes se redujeron este mes, con lo cual el crecimiento del consumo de los hogares en febrero fue de apenas 0,1%.

Pero, según los expertos, lo peor de esta caída en el consumo de los hogares son las expectativas detrás de ella. El indicador de expectativas del consumidor se redujo 2,6 puntos en febrero, debido a que todos los indicadores del mercado de la vivienda muestran no solo que el crecimiento de los precios se está desacelerando, sino que el mercado se está enfriando rápidamente. Tanto las cifras de vivienda nueva como las de la vivienda usada son malas. Los inventarios están creciendo y la oferta de vivienda nueva llegó a su nivel más alto de los últimos diez años.

El problema es que al menos un 60% del crecimiento del consumo se financia con recursos provenientes de la refinanciación de las hipotecas, lo cual es posible gracias al incremento en los precios de la vivienda, que aumenta la capacidad de endeudamiento de los hogares. De igual forma, el efecto riqueza los estimula a consumir más.

Si los precios caen como se prevé, cae también el valor de la garantía que respalda la hipoteca y esto podría convertirse en un serio problema para los bancos. De otra parte, con la caída de los precios se acaba esta capacidad de financiamiento del consumo. De hecho, Merrill Lynch estima que como consecuencia de ello, el crecimiento del consumo de los hogares en 2007 podría ser inferior a 1%, si la Fed no sigue aumentando los intereses, y mucho mayor si lo hace. Según esta misma entidad, si la Fed aumenta los intereses de corto plazo por ejemplo hasta 5% (están en 4,5%), y los precios de la vivienda caen apenas un 5%, el crecimiento del consumo podría ser negativo el año entrante.

El mercado esperaba que la Fed subiera los intereses a 4,75% en su reunión del 31 de marzo y a 5% en la del 10 de mayo. No obstante, frente a los pobres indicadores del mercado de vivienda de enero y febrero, ya no ve tan probable la segunda alza. Esto reforzado por unas recientes declaraciones de Bernanke en las que afirma que sus mayores preocupaciones son la alta inflación, que implicaría intereses más altos, y el debilitamiento del mercado de la vivienda que implicaría intereses más bajos. Todo indica que la segunda preocupación es la que se está imponiendo.

A pesar del gran temor de la Fed de mayor inflación como consecuencia de los aumentos de los precios del petróleo y de la baja tasa de desempleo que presiona la demanda, la inflación en Estados Unidos se ha mantenido bajo control. En febrero, la inflación básica fue de apenas 0,16%, con lo cual la inflación anual se redujo de 1,9% a 1,8%. Si esto es así, lo más seguro es que la Fed no solo no haga la segunda alza, sino que empiece a reducir las tasas en el segundo semestre en la medida en que la economía vaya perdiendo fuerza. Se cree que estas reducciones podrían darse hasta llevar la tasa a 3,75%.

Para Colombia, el hecho de que los intereses no sigan subiendo es una buena noticia, ya que con tasas de interés de corto plazo en Estados Unidos de 5%, similares a las que se pagan en Colombia, el diferencial de tasas no justifica que los inversionistas traigan su dinero al país.

Por el contrario, las tasas bajas se convierten en un gran incentivo para que vengan estos capitales, como de hecho ha sucedido en los últimos tres años.

Hay, sin embargo, una variable adicional que se debe considerar cuando se piensa en una posible reducción de las tasas de interés en Estados Unidos y es la necesidad de financiar el déficit de cuenta corriente por encima de 6% del PIB que este país mantiene con el resto del mundo. Hasta el momento, todas las predicciones de un desplome del dólar por cuenta de la incapacidad de este país para atraer los capitales necesarios para financiarlo se han quedado en simples predicciones. El dólar se ha debilitado, pero hasta los niveles que se habían previsto, en parte porque el diferencial de tasas de interés con Europa y Asia favorece a Estados Unidos.

No obstante, el tema del déficit está ahí presente. Cuando se combina con el desplome del mercado de la vivienda que podría causar una pérdida de riqueza de los hogares estadounidenses cercana a los US$150.000 millones, hay razones para preocuparse. Lo más prudente es mantenerse atento y pensar muy bien antes de invertir en finca raíz en ese mercado.