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¿Se devolverá el dólar?

Un cambio en el lenguaje de la Reserva Federal aterrorizó a los mercados. El dólar se fortaleció y los bonos del Tesoro finalmente se movieron.

1 de abril de 2005

En la reunión del 22 de marzo, la Reserva Federal de Estados Unidos aumentó las tasas de interés de corto plazo en 25 puntos básicos tal como se esperaba. De igual forma, reiteró su decisión de continuar con la política de incrementos mesurados de las tasas de interés, lo cual fue interpretado por todos como aumentos continuos de 25 puntos básicos. Sin embargo, al comunicar sus decisiones de la reunión de ese día, los miembros del Comité de la Reserva utilizaron un lenguaje diferente al de ocasiones anteriores y esto atemorizó a los mercados. Las palabras de la Reserva Federal implicaban el regreso de la incertidumbre.

Para los expertos, la Fed utilizó las palabras adecuadas para anunciar que continuará aumentando las tasas en 25 puntos básicos, pero dejó claro que podría actuar de manera más agresiva, si fuera necesario, para contrarrestar las presiones inflacionarias. En otras palabras, esto significa aumentar las tasas en un porcentaje superior al que lo venía haciendo o continuar con los incrementos mesurados por más tiempo del que los inversionistas habían previsto.

De acuerdo con los miembros del Comité, "aunque las expectativas de inflación de largo plazo se mantienen contenidas, las presiones sobre la inflación han vuelto en los meses recientes y la capacidad para incrementar los precios se ha fortalecido".

La reacción del mercado ante estas afirmaciones fue inmediata. El dólar se fortaleció y el precio de los bonos del Tesoro de largo plazo de Estados Unidos cayó, llevando su rendimiento al valor más alto de los últimos 8 meses. Para el mercado, los temores frente al regreso de la inflación podrían llevar a la Reserva Federal a incrementar las tasas hasta el punto de afectar el crecimiento económico. De hecho, ya se está hablando de la posibilidad de que el incremento de las tasas previsto para la reunión del 3 de mayo no sea de 25 puntos básicos, sino de 50.



Efecto rezagado

El impacto de los incrementos de las tasas de interés de corto plazo sobre el resto de papeles -bonos, acciones y monedas- y en particular sobre el precio de los bonos del Tesoro estadounidense de largo plazo se esperaba desde hace varios meses. De hecho, se esperaba que una vez la Reserva empezara a aumentar los intereses, estos bonos comenzarían a perder valor. Sin embargo, esto solamente sucedió con el primer incremento, el que se llevó a cabo en junio. Posteriormente, con cada incremento de los intereses, el impacto fue nulo e incluso los spreads de los bonos de los países emergentes, que se creía serían los más afectados, se redujeron. Los inversionistas volvieron a poner sus apuestas en estos bonos, lo que aumentó su precio.

Varias razones explican este comportamiento atípico de los bonos del Tesoro ante los aumentos de la tasa de corto plazo de la Reserva Federal que es, en últimas, la que debería marcar la tendencia de las demás tasas de la economía.

En primer lugar, los intereses de corto plazo que hasta junio estuvieron en 1% eran excesivamente bajos, incluso negativos en términos reales. Solamente ahora, con el más reciente aumento que los llevó a 2,75%, empieza a haber una diferencia para los inversionistas, en la medida en que ya hay una rentabilidad en términos reales.

En segundo lugar, la compra masiva de bonos del Tesoro por parte de los países asiáticos y en particular de China, independientemente de su rendimiento y con el único fin de evitar la revaluación de sus monedas, mantuvo alto el precio de estos bonos y su rendimiento bajo.

De hecho, algunos afirman, como lo hizo Peter Oppenheimer, estratega de Goldman Sachs, en el Financial Times, que los bonos del Tesoro estadounidense están sobrevalorados, tanto como lo estaban las acciones a finales de la década del 90. Si esto es correcto, podría ser considerable el aumento de los intereses de corto plazo que tendría que hacer la Reserva Federal para llegar a un rendimiento de los bonos de largo plazo aceptable para los inversionistas y que permita atraer los recursos necesarios para financiar el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos.

En la semana que siguió a la reunión de la Reserva Federal, todos los papeles se movieron. Las bolsas de valores alrededor del mundo y los bonos perdieron valor. De igual manera, en la medida en que se fortaleció el dólar, la tendencia revaluacionista de la gran mayoría de monedas se detuvo.

Para algunos analistas, la incertidumbre que generó el comunicado de la Reserva Federal -en el cual anunciaba su temor por las presiones inflacionarias- cambió definitivamente la tendencia que traían los mercados. La aversión al riesgo volvió a imponerse. La posibilidad de que las tasas en Estados Unidos suban más rápido de lo previsto llevó a los inversionistas a abandonar sus posiciones en papeles de países emergentes para llevar su dinero a Estados Unidos donde la rentabilidad empieza a hacer más atractiva.

En Colombia, el impacto del más reciente incremento de los intereses se sintió en la devaluación de la tasa de cambio, aunque aún es muy pronto para asegurar que esta nueva tendencia seguirá en firme. De cualquier forma, la incertidumbre es el nuevo ingrediente, que antes no estaba presente y al que hay que ponerle atención.

La velocidad del ajuste de los intereses dependerá de los datos de crecimiento económico y de generación de empleo en Estados Unidos. Entre mejores sean estos indicadores, mayor será la probabilidad de que los intereses aumenten más y más rápido, lo cual definitivamente sí tendría un impacto importante no solo sobre el dólar en Colombia, sino también sobre los spreads de los papeles de deuda colombianos.