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Sanear el Río Bogotá exigirá inversiones por unos $6 billones. | Foto: Nicolás Acevedo Ortiz

AMBIENTE

Millonarias inversiones para salvar el río Bogotá

Más de $6 billones son invertidos en varias megaobras que harán lo que muchos consideran imposible: convertir las aguas negras de este río en aptas para las actividades agropecuarias.

11 de julio de 2019

Cerca de 97% del Río Bogotá está contaminado. De sus 380 kilómetros de trayecto, que va desde el páramo de Guacheneque hasta su encuentro con el río Magdalena en Girardot, tan solo 11 kilómetros tienen aguas cristalinas, que corresponden al tramo que hay entre su nacimiento y la zona rural de Villapinzón.

Su golpe más consistente, que lo deja en estado de coma, lo recibe al bordear Bogotá, cuando los ríos Fucha, Tunjuelo y Salitre le inyectan más de un millón de metros cúbicos de aguas negras cada 24 horas y cerca de 690 toneladas de carga contaminante; entre basuras, arenas, grasas y vertimientos.

A su paso por la capital el Río Bogotá, nombrado por los muiscas como “el alma de la Sabana”, queda convertido en una nata densa y negra de olores fétidos. Y es visto como un foco de contaminación a pesar de que su cuenca es responsable del 32% de la producción agropecuaria e industrial del país.

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Todo indica que su agonía está por terminar. Un robusto salvavidas financiero superior a los $6 billones pretende sanar las profundas heridas del río más importante del centro de Colombia, a través megaobras en Bogotá y Soacha.

Las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre y Canoas permitirán que el río pueda utilizarse para el riego de cultivos y pastizales, mientras que una adecuación hidráulica, obra que amplió su cauce y removió las basuras de su lecho, ya lo hizo navegable. Más de 20 plantas municipales complementarán la ruta de su saneamiento.

Primera inyección

En 2012, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y el Banco Mundial desembolsaron más de $1,5 billones para realizar una adecuación hidráulica en la cuenca media y ampliar y optimizar la PTAR Salitre.

El primer paso fue intervenir 68 kilómetros del río entre Soacha y Cota. Durante cuatro años, ocho millones de metros cúbicos de basuras fueron removidos del lecho. Con la compra de 600 hectáreas, su cauce pasó de 30 a 60 metros y la capacidad de transporte, de 100 a 200 metros cúbicos por segundo.

En su ronda fueron recuperados humedales y meandros, y sembrados 120.000 árboles. Actualmente son construidos 68 kilómetros de senderos y dos embarcaderos.

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Culminadas estas obras, el turno fue para la PTAR Salitre, infraestructura que no cuenta con la capacidad para tratar las descargas de más de 2,3 millones de personas que habitan en el norte y parte del centro de Bogotá.

“Sólo retira basuras, sólidos gruesos y carga orgánica sin ningún tipo de desinfección. El agua entra y sale sucia de la PTAR”, dijo Aníbal Acosta, director del Fondo de Inversiones de la CAR.

En 2017, en un predio de 95 hectáreas donde antes funcionaba el botadero El Cortijo, inició la ampliación de la PTAR Salitre, que tratará 7 metros cúbicos de agua residual por segundo e impedirá que 450 toneladas mensuales de basura ingresen al río. La obra, que empezará a funcionar en 2021, presenta un avance de 70%. “Usará la tecnología de lodos activos con desinfección, lo que permitirá que el agua sirva para fines agropecuarios”, apuntó Acosta.

Canoas, la salvación

La PTAR Salitre tratará 30% de las aguas residuales que llegan al río Bogotá en la cuenca media. El 70% restante, aportado por más de 7,3 millones de personas del sur de la ciudad y Soacha, estará sobre los hombros de Canoas.

La Alcaldía de Bogotá, la CAR y la Gobernación de Cundinamarca firmaron hace pocos días el convenio de cofinanciación para la construcción de esta PTAR, obra que requiere de $4,5 billones. Esto significa que los recursos ya están asegurados y no podrán destinarse para otro fin.

Canoas tratará 16 metros cúbicos por segundo de aguas residuales y removerá 690 toneladas de residuos al día (equivalentes a 28 camiones doble troque diarios). Quedará adjudicada en 2020 e iniciará obras en 2021. La primera fase culminará en 2023 y la segunda en 2026, cuando entre a funcionar en su totalidad.

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“Estamos asegurando la descontaminación del río Bogotá. Canoas será la planta de tratamiento más grande de América Latina, y una de las 15 de mayor envergadura en el mundo”, dijo el alcalde Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa. El convenio firmado entre la CAR y la Alcaldía garantiza los recursos de Canoas hasta el año 2049 y da viabilidad al proceso de precalificación de los posibles oferentes para su construcción.

Pequeñas pero necesarias

Néstor Franco, director de la CAR, afirmó que Canoas y Salitre garantizarán el saneamiento de 80% de las aguas residuales que le llegan al Río Bogotá en toda su trayectoria. “El 20% restante recae en los municipios de la cuenca. Actualmente trabajamos en la construcción, diseño u optimización de más de 20 PTAR”.

La inversión para estas PTAR supera los $338.000 millones, montos aportados por la CAR, los municipios y empresas de servicios públicos.

“Estas acciones nos permitirán dar el salto al saneamiento. Sin embargo, es necesario el compromiso de la ciudadanía. Los habitantes ni siquiera saben que tenemos río y por eso cometen agresiones. Hay que cambiar ese relacionamiento y poca querencia”, aseguró Franco.

Todo indica que esta vez la recuperación del Río Bogotá va por buen camino. Y que se cumplirá al fin el sueño de millones de colombianos.