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Esto huele mal

Una megalicitación por $3 billones para la recolección de basuras en Bogotá está embolatada y podría llevar a la ciudad a la emergencia sanitaria. No se le ve salida a la encrucijada.

25 de mayo de 2011

Bogotá está a punto de quedar en un callejón sin salida. Hasta el próximo 15 de septiembre hay plazo para adjudicar un nuevo paquete de contratos de recolección de basuras, barrido y limpieza de las calles en la capital. Sin embargo, todo indica que el proceso se está embolatando y la principal amenaza es que varias zonas de la ciudad podrían quedarse sin el servicio.

Se trata de un negocio para los próximos ocho años ,con un valor de $3 billones (unos US$1.600 millones, casi tres veces el Plan Colombia). Sin embargo, son muchos los problemas en torno a este proceso. Primero, la concesión tiene que ser adjudicada por la directora de la Unidad Administrativa Especial de los Servicios Públicos (Uaesp), Miriam Martínez, quien fue destituida en primera instancia por la Procuraduría General de la Nación, que la investigó por la concesión del relleno Doña Juana. La funcionaria apeló el fallo, pues considera que no es justo y está a la espera de una respuesta (ver recuadro). Por eso su decisión de seguir en el cargo y continuar con esta billonaria licitación ha sido duramente criticada.

Pero, como si esto no fuera suficiente, el tiempo para la adjudicación se acabará pronto. Actualmente hay cuatro operadores encargados de recoger las basuras en la ciudad: Atesa, Ciudad Limpia, Lime y Aseo Capital. A estos consorcios, el contrato se les venció en septiembre del año pasado. Como la licitación no había sido abierta, entonces se les amplió la concesión por otros 9 meses hasta el próximo 15 de junio; como es muy difícil que en dos semanas se resuelvan todos los líos, lo más probable es que los actuales concesionarios reciban otra gabela hasta el 15 de septiembre.

Según Martínez, no es posible ampliar los contratos más allá del 15 de septiembre, porque hay un ultimátum jurídico, ya que la Comisión de Regulación de Agua (CRA) autorizó unas nuevas reglas del juego para el negocio de las basuras en la capital. Por eso, es necesario abrir una nueva licitación; de lo contrario, Bogotá entraría en un régimen de libre competencia para la recolección de basuras.

"Eso significa que los actuales recolectores de basura no estarían obligados por nadie para recoger las basuras en aquellos sitios donde no les sea rentable. Desafortunadamente, esto será en las zonas más pobres de la ciudad", explicó Martínez. Para ella, es claro que, si se llega a la libre competencia, habría un peligro de emergencia sanitaria en algunas zonas de la ciudad.

Por eso, su idea es seguir adelante con la licitación, ya que es la única manera de impedir un vacío jurídico que beneficiaría a los cuatro operadores actuales a costa de los intereses de la ciudad.

Martínez insistió en que la nueva licitación es más rigurosa con los nuevos operadores, pues va a agregar indicadores de calidad. Además, los pliegos exigirán a los consorcios participantes que contraten directamente todos sus operarios y no a través de una Cooperativa de Trabajo Asociado. Igualmente, la licitación incorpora como obligaciones las tareas de corte de césped y recolección de escombros, trabajos que actualmente no están incluidos en el contrato. Al final del día, todo esto llevaría a una reducción en el costo de la tarifa para los usuarios cercana a 20%.

Hablan los empresarios
Jorge Gómez gerente de Interaseo, firma accionista de Atesa, uno de los operadores actuales, aseguró que el escenario de libre competencia es posible si llega el 15 de septiembre y la licitación no ha sido adjudicada.

Sin embargo, desestimó que eso sea lo mejor para ellos, porque "en las ciudades donde hay libre competencia para la recolección de basuras, el mercado se desorganiza". Insistió en que eso no es lo mejor que les puede pasar, ya que el régimen tarifario cambiaría totalmente, así que los ingresos de los operadores no estarían garantizados.

"No es bueno para nadie", aseguró y pidió a la Alcaldía tomar la decisión que más le favorezca a la ciudad. Se abstuvo de opinar sobre la situación disciplinaria de la actual directora de la Uaesp.

Por su parte, Óscar Alesso, gerente general de Ciudad Limpia, no quiso referirse al tema. "No hacemos comentarios sobre ese proceso, que no está abierto todavía. No hay pliego, ni sabemos qué va a pasar. Prácticamente, no sabemos nada", aseguró.

Por su parte, el veedor ciudadano, Pablo Bustos, le pidió a la alcaldesa encargada de Bogotá, María Fernanda Campo, que nombre una directora ad hoc para esta licitación, pues considera que Martínez está inhabilitada éticamente para finalizar el proceso, pues se encuentra destituida por la Procuraduría.

La directora de la Uaesp le respondió a Bustos que ya apeló la decisión del Ministerio Público, así que actualmente no hay ningún impedimento para continuar con el proceso. Además, informó que tiene demandado penalmente a ese veedor ciudadano por injuria y calumnia, pues ha dicho muchas imprecisiones acerca de ella.

Esta licitación es quizás una de las más importantes en el cierre de la administración en Bogotá. Sin embargo, como muchos de los procesos de contratación en la capital, está llena de problemas.

El proceso no puede sufrir más dilaciones. La ciudad necesita un esquema todavía más eficiente de recolección de basuras, que no solo les genere ahorros a los usuarios, sino que les garantice niveles más altos de servicio.

La alcaldesa encargada tiene que ponerle el acelerador al proceso y brindar todas las garantías para que se adjudique con total transparencia. Lo que está en juego es volver al pasado en materia de basuras, cuando la capital era el mal ejemplo para todo el país. Una historia que nadie quiere repetir.