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Solo 0,1% de la energía que produce el país proviene del viento. La única iniciativa es de EPM. | Foto: Editorial

ENERGÍA

País en transición

Colombia es uno de los países más preparados para la transición energética, incluso superando a países como Brasil, México y Perú.

18 de octubre de 2019

De los 17.700 megavatios de energía que tiene el país, las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) no alcanzan a llegar a 900 megavatios. Sin embargo, la meta del Gobierno es pasar de 1% de capacidad instalada en energía solar, eólica y biomasa a 8% o 10% de la canasta energética (1.500 megavatios).

Y, aunque hoy solo representa 1%, el mundo se mueve hacia las energías más limpias. Colombia, según el World Economic Forum (WEF), es uno de los países más preparados para esa transición, incluso superando a Brasil, México y Perú.

Es decir, está mejor preparado en seguridad energética gracias a la sostenibilidad ambiental, a que es más confiable porque lleva 27 años sin un apagón, y por sus precios competitivos.

Aunque Colombia está dentro de los 20 países más preparados para la transición energética entre 184 países, este paso implica disminuir el uso de energías de origen fósil y aumentar las limpias como agua, solar, eólica y biomasa.

Actualmente, las energías que mueven al país son el agua (68,1%), gas (9,8%), carbón (9,5%), ACPM (7,1%), combustóleo (2,3%), mezcla gas – JET-A1 (1,5%), bagazo (0,8%), solar(0,5%), JET A1 (0,3%), viento (0,1%) y biogás (0,0%), en orden de capacidad instalada, según información de la Unidad de Planeación Minero Energética –Upme- .

Según Bayron Triana, presidente encargado de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), “el mito de que si usted no tiene renovables no convencionales no es sostenible, es falso. Al final, lo que tiene que tener es una matriz confiable, con bajas emisiones y con unos precios competitivos”.

Para el representante de Acolgen, “las empresas de generación del país no se oponen al cambio, todo lo contrario, las están acogiendo y se están apalancando en ello”.

Confiable, sostenible y competitivo

Después del apagón de 1992, Colombia lleva 27 años con un suministro de energía confiable. Las lecciones aprendidas de esta experiencia, en donde los colombianos volvieron a encender las velas, sirvieron para replantear el sistema eléctrico y volverse resilientes.

La confiabilidad es un activo que se valora solo cuando no se tiene, y Colombia ya no se asusta con el fantasma del apagón. Mientras otros países como Costa Rica, Brasil, Ecuador y Venezuela han sufrido racionamientos, muchos por falta de mantenimiento, nuestro país ha sorteado fenómenos de El Niño cada vez más fuertes, gracias al esquema de confiabilidad.

Para Triana, además de la confiabilidad, la sostenibilidad es otro de los fuertes colombianos: las emisiones de consumo medidas como gramos de CO2 por kilovatio hora de Colombia son 79% menores al promedio mundial, lo que lo cataloga como uno de los países más limpios.

Y en cuanto al precio, aunque el país ha sido criticado por las tarifas, Acolgen señala que si se mira el precio de toda la cadena y se incluyen los valores que componen la factura (transferencias ambientales, cargas sociales, el cargo por confiabilidad y la energía) no es competitivo. Por ello, durante dos años hizo un estudio para hacer una comparación adecuada.

Se concentraron en los precios de generación de energía y separaron cargas tributarias que no tienen países como Argentina, Perú y Chile. De este estudio se deriva que, frente a estos países, comparados con Europa, Colombia es el más competitivo en contratos (2018) en cuanto a generación se refiere.

Siguiendo la transición, el sector de energía eléctrica a 2030 busca propender por una matriz de generación eléctrica que fortalezca la confiabilidad y eficiencia a través de mecanismos de mercado competitivo sin dejar de lado el uso óptimo de los recursos energéticos.

Y para lograrlo, la hoja de ruta es tener un desarrollo sostenible de los territorios. Un ejemplo es La Guajira, que ya se enfrenta a nuevos proyectos de infraestructura y en donde los planes de energía deben verse de manera integral (comunidades e impacto ambiental).

También, se deben incluir las nuevas tecnologías (nuevas fuentes de generación, respuesta de la demanda y digitalización de la eficiencia energética). Completan esta ruta la eficiencia energética, la electrificación de la economía e instrumentos económicos y financieros para el crecimiento sostenible.

Para llegar a 2030 con mejor energía, el país requiere mejorar la infraestructura existente. Según la UPME, entre lo más inmediato hay conexiones aprobadas por cerca de 800 megavatios con posible fecha de ejecución 2019. Sin embargo, se está a la expectativa de la materialización de los proyectos asociados.

A pesar de que el porcentaje de cobertura de servicio de energía eléctrica en el país es de 97,03%, aún, casi el 3% no cuenta con luz en sus casas. Son en su mayoría zonas muy alejadas de la red nacional, por lo que las Energías Renovables No Convencionales se convierten en la mejor opción.

El plan para la Costa

Una de las zonas del país más afectada por la energía eléctrica es la costa Caribe, y por ello el Plan5Caribe juega un papel fundamental. El balance con este megaproyecto de conexión es que se han adjudicados 29 proyectos y han entrado en operación 19. De esos, 11 durante el presente gobierno con una inversión de $1 billón.

Actualmente hay otras 10 obras en ejecución como parte del Plan5Caribe con una inversión que supera los $2,7 billones y otras 7 obras próximas a adjudicar. La inversión total del Plan5Caribe suma alrededor de $4,6 billones.

Según la UPME, entre lo más inmediato hay conexiones aprobadas por cerca de 800 megavatios con posible fecha de ejecución 2019.