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Turquía tiene una posición geográfica privilegiada que lo convierte en un pivote entre Europa, Asia y el norte de África. Actualmente, Colombia se encuentra negociando un TLC con ese país.

Coyuntura Internacional

El milagro turco

Turquía es la economía que más está creciendo en el planeta, por encima incluso de China. Pero preocupan las señales de recalentamiento.

21 de julio de 2011

Todo un misterio. Esto es para la mayoría de analistas internacionales la economía de Turquía, considerada una verdadera revelación por las elevadas tasas de crecimiento de los últimos años, que la han convertido en uno de los polos más atractivos para la inversión.

Y existen razones de sobra que la hacen una economía sorprendente. Con 74 millones de consumidores y un Producto Interno Bruto de US$958.300 millones, el año pasado registró un crecimiento de 8,9% y se espera que en este alcance el 7%. Ya está dando pasos en esta dirección: en el primer trimestre creció 11%, por encima de China, que hasta el momento era la más dinámica.

El ingreso per cápita llegó el año pasado a los US$12.300 millones, su sector privado aumentó 179% sus exportaciones entre 2003 y 2008, tiene más de 21.000 empresas de capital foráneo, una inflación de 8,7%, una deuda pública de 48,1% del PIB; pero, quizá lo más importante es su población joven, pues 61% tiene menos de 35 años. Y, por si fuera poco, cuenta con 24,7 millones de jóvenes profesionales.

Pocos saben, incluso, que Colombia negocia un Tratado de Libre Comercio con ese país –ya concluyó la segunda ronda–.

Es un gran proveedor de materias primas como acero, hierro y cemento y, así mismo, de bienes terminados, como motores para vehículos, maquinaria y equipo, electrodomésticos, prendas de vestir, productos químicos, plásticos y alimentos, entre otros.

Su posición geográfica lo convierte en un pivote entre Europa, Asia y el norte de África, y es considerado el ‘eterno candidato’ a conformar la Unión Europea, aunque sin suerte por el temor que genera en el Viejo Continente su extensa población y sus diferencias políticas y religiosas.

Pero el camino no está allanado. Aunque sorteó bien la crisis financiera de 2008, sintió su efecto con la caída en sus exportaciones hacia destinos tradicionales como Europa y Estados Unidos. Este año el impacto resulta impredecible pues, en medio del auge, hay quienes están encendiendo las alarmas por un posible ‘recalentamiento’ de su economía.

Tras registrar tasas de crecimiento cercanas a 7% desde 2003 –salvo en 2009–, la economía presenta algunos síntomas preocupantes que incluso el primer Ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha mencionado entre sus prioridades para corregir.

Uno de ellos es el déficit en cuenta corriente, por encima de 8% del PIB, así como un abultado crecimiento en las importaciones, de 42,6%, frente a unas exportaciones que solo crecen a 11,7%. El comportamiento de la bolsa de valores también ha sido errático y durante buena parte del año el índice bursátil ha mostrado caídas importantes. Por si fuera poco, el acelerado crecimiento del consumo ha obligado al Banco Central a ejercer medidas de control en los créditos para evitar consecuencias indeseables para el sistema financiero.

Con todo, la posición económica que hoy tiene Turquía resulta envidiable para muchos países europeos que hoy están pasando por una mala racha.