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El canal crediticio

La reducción en las tasas de interés del Emisor no alentará la demanda por crédito. El problema es el alto riesgo crediticio y conviene que el gobierno tome otras medidas para solucionar el lío.

17 de agosto de 2001

El pasado 27 de julio, la junta directiva del Banco de la República determinó bajar en 50 puntos básicos los intereses que cobra cuando suministra y/o le pide recursos al mercado financiero. Estas tasas se han reducido en 16 oportunidades desde diciembre de 1998. La más reciente disminución venía siendo reclamada por diversos analistas que sostienen al unísono que menores intereses del Emisor se traducen eventualmente en más créditos y mayor crecimiento. Sin embargo, esta interpretación no es correcta ya que el verdadero problema es el elevado riesgo crediticio.

La medida del Emisor busca bajar los costos de financiamiento (fondeo) de los bancos comerciales y, en consecuencia, reducir las tasas de interés para captaciones. De hecho, la DTF, la tasa de referencia para captaciones a 90 días, ha caído como resultado de la última reducción y se encuentra en uno de sus puntos más bajos en los últimos 12 meses. Esto beneficiará a los hogares y empresas que tengan créditos atados a la DTF.



Sin embargo, la medida del Emisor no tendrá efectos similares sobre las tasas de interés del resto de operaciones que se efectúan en la economía y, por tanto, no reanimará la demanda por crédito. Esto obedece a que el canal crediticio, el vehículo mediante el cual la política monetaria puede afectar el crecimiento en el corto plazo, ha estado ausente durante el proceso de moderada recuperación económica. En efecto, el estrecho vínculo entre crédito y crecimiento está quebrado desde mediados de 1999. En la primera gráfica se observa cómo la recuperación iniciada a finales de 1999, ocurre en un contexto de un continuo deterioro en el crédito bancario. Dada la experiencia criolla es imposible suponer que esta situación sea permanente ya que el despegue tiene que ocurrir con una recuperación del flujo de recursos crediticios al sector productivo.



La inoperancia actual del canal de transmisión no tiene que ver con el costo de los recursos que el sistema financiero tiene en su balance. Por esta razón, la medida del Emisor es prácticamente inocua y seguramente no tendrá efectos sobre el crédito.



La segunda gráfica muestra que el colapso en el crédito no ha sido igualado por una caída de los depósitos. Mientras que el stock de crédito al sector privado colapsó 30% real desde enero de 1998 a la fecha, el stock de depósitos se redujo mucho menos en términos reales durante el mismo período. Entonces, los bancos tienen en sus balances una cantidad importante de recursos, por los cuales reconocen intereses relativamente bajos, con los que podrían estar financiando el otorgamiento de nuevos créditos. ¿Por qué no sueltan la platica?



El lío está en que el riesgo asociado a la actividad crediticia se ha elevado considerablemente y esto ha llevado a que el sistema financiero eleve la toma de riesgo de mercado, es decir, de inversiones, y reduzca la toma de riesgo crediticio. El alto riesgo crediticio se manifiesta en un diferencial o spread creciente entre las tasas de colocación y captación del sistema financiero. Mientras que las tasas de captación han disminuido, en parte debido a las 16 reducciones en los intereses del Emisor, las tasas de interés para préstamos, especialmente los de consumo, han aumentado y se han mantenido a niveles altos. Esta situación es producto de un conjunto de factores. Entre los más importantes se encuentra, por una parte, la imposición por parte del gobierno de diversas y costosas medidas impositivas y regulatorias que incluyen, entre otras, la administración del impuesto a las transacciones, el aceleramiento del proceso de provisión y cobertura y la obligación de suscribir forzosamente papel de deuda pública.



De otra parte, la percepción de riesgo de la actividad crediticia se ha incrementado. Desde la época en que se condonaron las deudas hipotecarias se ha vigorizado la cultura del no pago en el país. Las decisiones del Estado en el campo normativo también han implicado mayor riesgo crediticio para las entidades financieras, como es el caso del sector hipotecario. Además, las entidades financieras enfrentan una compleja situación de ausencia de oportunidades para prestar. El módulo especial de crédito de la más reciente Encuesta de Opinión Empresarial (EOE) de Fedesarrollo señala que los banqueros perciben las actividades de los industriales como riesgosas y que los elevados requisitos de solvencia y niveles de endeudamiento son los grandes obstáculos para la aprobación de sus créditos. También hay evidencias de baja demanda por crédito. Los empresarios encuestados también manifiestan que prefieren apuntar todos sus esfuerzos a reducir sus actuales niveles de endeudamiento antes que pedir nuevos préstamos, particularmente debido a la incertidumbre del rumbo de la economía y las altas tasas de interés.



En conclusión, la reducción en los intereses del Emisor no afectará la demanda por crédito ya que el problema no reside en el costo de fondeo del sistema financiero. El problema está en el alto nivel del riesgo crediticio. Por tanto, convendría más bien que el gobierno dedique sus esfuerzos a enfrentar este problema, comenzando, por ejemplo, por reducir la pesada carga regulatoria del sistema financiero para que este pueda volver a su negocio tradicional de prestar plata. Y continuar mejorando el clima de confianza en el país mediante la consolidación de la reducción de la inflación y del programa de ajuste de las finanzas públicas.



La última reducción en las tasas del Emisor

La medida comenzó a regir el pasado 30 de julio y redujo la DTF, la tasa de referencia para captaciones a 90 días.



La tasa de interés para los préstamos que hace el Emisor a los establecimientos financieros cuando necesitan liquidez bajó de 11,5% a 11%.



El interés que reconoce el BanRep cuando recoge dinero en las entidades de crédito se redujo de 10,5% a 10%.



La DTF ha bajado a uno de sus puntos más bajos en 12 meses.



Disminuirá el costo de los créditos actuales atados a la DTF.