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Dos de los miembros de la delegación colombiana, Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo. | Foto: AP

Paz

¿Cómo llegan Gobierno y Farc a la mesa de diálogo?

Una década después de la frustración de los diálogos del Caguán, los caminos que han recorrido el Estado colombiano y la guerrilla de las FARC para llegar a Oslo resultan muy distintos. ¿Qué los diferencia y qué los une?

18 de octubre de 2012

El pasado 27 de agosto el país fue sorprendido por un anuncio que llegaba desde el Palacio de Nariño. El presidente Juan Manuel Santos anunciaba que desde hacía seis meses el Gobierno venía desarrollando diálogos exploratorios con las FARC y que habían llegado a un acuerdo base para iniciar una Mesa de Conversaciones en Oslo y La Habana a partir de octubre del 2012.

La noticia causó asombro. Habían pasado diez años desde los diálogos rotos y la frustración del Caguán que marcaron un punto de inflexión para Colombia. El país dirigido por el expresidente Álvaro Uribe empezaba entonces una confrontación total contra la guerrilla como única opción para terminar con medio siglo de guerra en Colombia.

Diez años después los mismos actores, Gobierno colombiano y guerrilla de las FARC, vuelven a encontrarse, esta vez en Oslo, con igual intención: la terminación del conflicto. Sin embargo, el camino que los actores han recorrido desde las veredas de San Vicente del Caguán hasta las calles de la capital de Noruega no es el mismo y ambos atraviesan por realidades muy diferentes a las que vivían a finales de los noventa.

Fuerzas desiguales

A Oslo y la Habana el Estado colombiano llega fortalecido estratégica y militarmente frente a la guerrilla de las FARC. Una ventaja que no se evidenciaba desde hace décadas cuando el Estado se disputaba el monopolio de la fuerza con los carteles de la mafia primero y con los grupos guerrilleros después.

Hoy el Ejército tiene capacidad de acción sobre todo el territorio nacional y en los últimos diez años ha pasado de tener 300.000 hombres a 446.000. Igualmente, las Fuerzas Armadas han golpeado duramente la estructura de las FARC y en los últimos dos años logró la muerte de sus número uno y dos, ‘Alfonso Cano’ y el ‘Mono Jojoy’, así como de una veintena de comandantes de diferentes frentes. Además de 3400 judicializaciones de guerrilleros en los últimos 20 meses.

Una acometida que fue reconocida por el propio jefe de las FARC, ‘Timochenko’ quien durante el discurso que oficializaba el inicio de las conversaciones, advirtió que llegaban a la mesa “asediados por la ofensiva militar”.

“La Prosperidad de la Seguridad Democrática, que se instaló desde que Santos llegó al poder, es una estrategia dirigida a asfixiar a las guerrillas y que buscaba obligarlas a sentarse a una mesa de diálogo”, explica Ariel Ávila, investigador de la Fundación Nuevo Arco Iris.

Por su parte la guerrilla llega tras diez años de una guerra que ha ido perdiendo y que la ha obligado al repliegue de las filas y la disminución de sus hombres. Se calcula que a finales de los noventa las FARC contaban con cerca de 21.000 combatientes, una década después tiene menos de 9.000 guerrilleros, según estimación del Ministerio de Defensa.

Sus estructuras han perdido la capacidad de hacer tomas a las poblaciones o de cometer grandes ataques al Ejército como ocurría a finales de los noventa. Con la dejación del secuestro, por lo menos de manera oficial, su única fuente de financiación es el narcotráfico lo que conduce a una criminalización cada vez mayor de sus hombres.

Sin embargo, están lejos de encontrarse derrotados. “La debilidad de la guerrilla es una realidad, pero es relativa porque todavía tienen la posibilidad de hacer daño a la vida política, de controlar algunas regiones y de continuar con una guerra de guerrillas”, argumentan desde la Fundación Ideas para la Paz.

Vea el informe completo en Semana.com