Home

País

Artículo

Las guías de ubicación del Metro de Medellín fueron intervenidas por artistas urbanos. | Foto: Getty Images / Freddy Builes

ANÁLISIS

Aprender del manejo de la covid-19 en Antioquia

Antioquia, gracias a sus decisiones atinadas, se convirtió en un referente nacional para el manejo de la pandemia. Sin embargo, falta camino por recorrer y el sector salud tendrá que aprender rápidamente las lecciones de los primeros meses.

Luis Gonzalo Morales
25 de junio de 2020

La covid-19, un organismo diminuto, invisible al ojo humano, puso a temblar los sistemas de salud en todo el mundo, revelando sus falencias y obligándolos a resolver en cuestión de días lo que en años no habían sido capaces de hacer.

Esta situación no es algo pasajero y, para bien o para mal, el sector salud nunca volverá a ser el mismo. La célebre frase de Darwin “no es el más fuerte el que sobrevive, tampoco el más inteligente, es aquel que mejor se adapta al cambio” tiene hoy más vigencia que nunca. 

La pandemia ha hecho evidente algo que muchos no habían querido reconocer hasta ahora: la fragilidad del sector salud. Una primera causa es la manera descoordinada de operar por parte de sus múltiples actores, cada uno en función de sus propios razonamientos y objetivos. La falta de un mecanismo de gobierno eficaz y un sistema de información fragmentado han convertido la toma de decisiones certeras y oportunas en una tarea supremamente difícil. Se trata del mito de la Torre de Babel hecho realidad: todos quieren trabajar conjuntamente hacia el mismo objetivo, pero son incapaces de comunicarse y coordinarse entre sí.

Otra característica del sector salud que ha facilitado la propagación del virus es la manera como prioriza atender la enfermedad por encima de buscarla, vigilarla y prevenirla. Cuando Colombia todavía veía la COVID-19 como una “gripita”, muy lejana a sus fronteras, era el momento de empezar a prepararse para controlar su llegada, contener su expansión y prevenir sus consecuencias. A pesar de ello, hubo una mayor preocupación por incrementar la capacidad hospitalaria y para algunos, la de los cementerios.

El secreto de Antioquia es que fue capaz de romper estos paradigmas anticuados, logrando ponerse un paso por delante de la enfermedad, y por ello es hoy un ejemplo a nivel mundial. La institucionalidad pública y privada consiguieron ponerse de acuerdo para actuar conjuntamente ante la amenaza, característica que generó credibilidad en sus líderes y facilitó el cumplimiento de las medidas de aislamiento y protección personal por parte de la ciudadanía.

A esto se le suma la rigurosa vigilancia epidemiológica, iniciada mucho antes de la llegada del primer caso al departamento, la cual permitió identificar y aislar el 80% de los casos sospechosos y sus contactos, reduciendo las posibilidades de propagación del virus. Además, se innovó con una plataforma digital de empadronamiento y con el uso de tecnologías de geolocalización que permitieron la identificación de personas en riesgo de contagio, lo que también facilitó la asistencia social.

Lo anterior le ha permitido al departamento tener un muy bajo número de casos y, por ende, muchísimos menos pacientes complicados. Esto ha contribuido a mantener una baja ocupación en las Unidades de Cuidados Intensivos, que, a pesar de casi haberse duplicado, su uso actual no supera el 5%. Por otro lado, Antioquia tiene una mortalidad que no llega al 1% gracias al uso masivo de herramientas de telemedicina y a la identificación y el manejo domiciliario con oxigenoterapia de los casos de mayor riesgo.

En suma, un bajo número de contagios y de pacientes fallecidos, una muy baja ocupación hospitalaria, una gran capacidad para realizar vigilancia epidemiológica con el apoyo de la tecnología y un ejemplar comportamiento ciudadano le han permitido a Antioquia reanudar su actividad económica de manera ordenada y con mayor seguridad. Esto ha demostrado que convivir con el virus, sin caer en el falso dilema de escoger entre la economía o la vida, sí es posible.

No obstante, todavía no se puede cantar victoria. Esto apenas comienza y es muy poco lo que se sabe de la COVID-19, aparte de que llegó para quedarse y que no será la última amenaza para el sector salud. El mundo ya no será el mismo y si no se entiende este momento como una oportunidad para realizar cambios, la próxima vez la salud se verá golpeada con más fuerza y ya no existirán disculpas: había sido advertido.

El sector salud responde

Desde antes de la llegada de la pandemia COVID-19 al país, el ministerio de salud, apoyado por las alcaldías y gobernaciones locales, puso en marcha un plan de contingencia que le ha permitido contener el impacto del nuevo coronavirus sobre la población colombiana: