Tres actores de la innovación

30 de marzo de 2007

Hoy, presenciamos una inevitable relación entre problemas globales y soluciones locales. Para atender esta interdependencia mundial, la interacción entre el Estado, el sector privado y la academia se convierte en una alianza fundamental para encontrar soluciones, generar productos y servicios innovadores de alto valor, y especialmente elevar la calidad de vida de todos nosotros.

La innovación es una fuente de ventaja competitiva para las empresas. Las empresas apoyadas en plataformas de logística y tecnológica, como por ejemplo las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC´s) generan riqueza, es decir empleo y oportunidades para negocios. Las universidades producen, transmiten y transfieren conocimiento. Las empresas necesitan del conocimiento producido por las universidades para innovar y atender nuevas demandas del mercado.
 
A su turno, el Estado busca ofrecer un entorno donde las empresas progresen y por consiguiente ayuden al crecimiento de la economía. En otras palabras, estos tres actores, trabajando de manera conjunta y eficiente crean un círculo virtuoso para elevar la competitividad y la productividad de un país en un mundo globalizado. Por lo anterior, no sorprende encontrar que muchos de los clusters (conglomerados) de innovación en el mundo, Sillicon Valley en California, Dalian y Shangai en China, o Bangalore en India, se han desarrollado por la estrecha colaboración, comunicación y efectiva utilización de redes entre Universidad, Empresa y Estado.

El modelo Triple Helice, del Profesor Henry Etzkwotiz (quien estuvo en Colombia en Noviembre pasado), establece precisamente relaciones recíprocas entre estos tres actores. De acuerdo al Profesor Etzkwotiz los tres se convierten en socios estratégicos. Los investigadores académicos se transforman en empresarios de sus propias invenciones y tecnologías, los cuales desarrollan alianzas con el sector privado y aprovechan las oportunidades de acuerdo al marco normativo y los incentivos financieros existentes ofrecidos por el Estado.

Desafortunadamente en Colombia, el deficiente desempeño en materia de innovación se debe en parte al pobre desempeño de las inversiones en innovación. El total de inversión en Investigación y Desarrollo en Ciencia y Tecnología es baja. Si bien pasamos del 0.2% del PIB en el 2004 a 0.6% en el 2006 en inversión publica, nos encontramos lejos de lo que invierten países desarrollado la cual oscila entre 2 y 3% del PIB. En el vecindario, Chile invirtió el 0.7% y Brasil más del 1% del PIB en el 2006.
De acuerdo con un estudio del Departamento de Ciencia y Tecnología de la OEA, entre 1990 y 2003, Colombia invirtió en I&D 1,680 millones de dólares, mientras que Chile invirtió 4.752, Venezuela 4.838, Argentina más de 15 mi millones, México alrededor de 20 mil millones y Brasil casi 69 mil millones de Dólares.
 
Lo irónico, es encontrar que de acuerdo a un informe del BID entre 1995 y 2003 el número de universidades realizando investigación y desarrollo en Colombia aumentó de 15 a 50 instituciones, al mismo tiempo que el número de investigadores aumentó de 4 mil a 20 mil. Lo anterior demuestra un mayor interés y la disponibilidad de más recurso humano calificado que podría ser mejor utilizado si contara con mayor apoyo financiero y político

Si bien en el país, existen testimonios exitosos en proyectos de innovación y alianzas entre sector privado y la academia, entre los cuales sobresale lo realizado por entre otras la Universidad de Antioquia, la Universidad del Norte y la Universidad Nacional, encontramos que son pocos los contratos de transferencia de tecnología entre universidades y empresa. La falta confianza, diferentes culturas de trabajo, desconocimiento de los incentivos tributarios y diferentes motivos para fomentar la colaboración son algunos de los factores que impiden avanzar decididamente a las partes como socios en innovación.

El Estado, aparte de financiar puede también actuar mediante otras acciones para fomentar los beneficios de la relación Universidad – Empresa. Como productor; como ya ocurre con la Corporación de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de la Industria Naval, Marítima y Fluvial (COTECMAR), entidad de la Armada Nacional, reconocida internacionalmente por sus astilleros en Bocagrande y por el diseño de las nodrizas fluviales, entre otras embarcaciones. Como regulador; al establecer un marco legal y tributario más atractivo, y también como facilitador; al fortalecer institucionalmente y políticamente el tema de investigación y desarrollo en ciencia y tecnología como elemento prioritario en la agenda pública.

En consecuencia, una efectiva alianza entre los actores de la innovación y un aumento en la inversión publica en investigación y desarrollo en ciencia y tecnología, como también una mayor promoción a la cultura del emprendimiento, no solo es necesario para el país, sino también es urgente para que las mejores ideas lleguen al mercado.
* MPA – Consultor Internacional