Opinión On Line

Los empresarios en las redes sociales

Los líderes empresariales deben estar en medios sociales reales, no solo virtuales. La discusión y los foros son fundamentales para identificar desafíos, definir soluciones y evitar enredos ¿Por qué ir al WEF? La opinión de Dario Cutin, director Ejecutivo para América Latina de Fleishman-Hillard.

Dinero
16 de mayo de 2011

La participación de líderes empresariales en la discusión de temas importantes para el desarrollo social y económico en Latinoamérica y, por lo tanto, para el éxito de su actividad, es fundamental para identificar desafíos, definir soluciones y evitar enredos provocados por su propio silencio o voces de terceros

La edición latinoamericana del Foro Económico Mundial, que se realizó en Río de Janeiro, Brasil, a finales de abril, reafirmó la importancia de establecer contactos y relaciones interpersonales como herramientas claves para el éxito de la comunicación empresarial.

Este marco de discusión de temas de relevancia para la región nos recordó que es fundamental que los líderes institucionales participen activamente de las redes sociales reales, además de las virtuales, ya que sólo en las primeras están llamados a desempeñar un rol protagónico en la definición de prioridades y en la búsqueda de soluciones, estrategias e iniciativas que contribuyan al desarrollo social y económico en la región, además de los avances en materia de educación, generación de empleo, sostenibilidad, acceso a crédito, crecimiento, innovación, mejoramiento de infraestructura, desarrollo urbano e inclusión social; asuntos que requieren hoy la mayor atención en Latinoamérica.

En los últimos años, uno de los debates más frecuentes sobre comunicación corporativa es la conveniencia –para algunos, incluso, obligación– de la participación de los líderes empresariales en los llamados ‘medios sociales’, aquellos espacios digitales en los que organizaciones, marcas y empresarios pueden compartir información, comentarios y opiniones, interactuando con públicos internos y externos de las empresas.

Sin embargo, la discusión sobre la presencia y actividad en Facebook, Twitter, Orkut, LinkedIn u otros medios sociales basados en la Internet, ha desplazado la atención de un concepto básico en comunicación institucional y responsabilidad social empresarial: la gestión de los líderes debe incluir la participación en los foros de discusión de los temas que son fundamentales para sus actividades organizacionales y empresariales, incluyendo aquellos en donde se debaten asuntos sobre el desarrollo de sus países y de la región en su conjunto.

Las relaciones interpersonales y de grupo, como la participación activa en el Foro Económico Mundial, en otros eventos específicos de federaciones, asociaciones, grupos de tareas e interés, y también las que una institución pueda organizar por su propia cuenta para convocar a los públicos con los que quiera o precise relacionarse, son esenciales para la labor empresarial en general y, en particular, para su proceso de comunicación.

Por una parte, la participación en reuniones permite cumplir con el primer paso en cualquier comunicación exitosa: escuchar. Muchas instituciones cometen un gran error: guían sus comunicaciones por presunciones o estimaciones de lo que sus públicos internos y externos perciben de ellas.

Los líderes empresariales -y en muchos casos los directivos de comunicaciones, marketing y asuntos públicos- habitualmente consideran que saben lo que los públicos piensan de su organización, y no se dedican a preguntarles a los otros que piensan de ellos, ni aprovechan para escucharlo directamente, definiendo así sus planes con base en sus propios prejuicios.

Pocos dedican el tiempo, esfuerzo y recursos necesarios para realizar investigaciones de mercados y opinión, o para reunirse con representantes de esos grupos de interés. Con mucha frecuencia se sorprenderían al saber que sus creencias sobre las percepciones que otros tienen de sus instituciones, son equivocadas.

Segundo, la participación activa en reuniones permite establecer contactos, iniciar relaciones y mantener un diálogo directo. Es un intercambio de información sin intermediarios. Una de las características de la comunicación humana es que para lograrse, precisa de dos o más personas que se escuchen entre sí y que tengan la vocación e interés de entenderse.

Así como dos monólogos no representan un diálogo, si los líderes solamente participan en reuniones de grupo para decir lo que piensan y evitan el intercambio constructivo, difícilmente lleguen a establecer una buena conexión con sus interlocutores. Si, por el contrario, logran establecer los vínculos comunicacionales, enriquecerán sus puntos de vista y sus condiciones y capacidades para alcanzar el éxito.

Finalmente, tras escuchar y compartir, los líderes pueden retroalimentar su toma de decisiones teniendo en cuenta la nueva información y perspectivas adquiridas durante los diálogos. De esta manera, estarán en mejores condiciones de analizar e interpretar qué decisiones deben modificar o mejorar, en beneficio de su empresa, pero también de sus relacionados, para aportar su contribución con el desarrollo social y económico.

Condiciones del rol protagónico empresarial

Los líderes empresariales deben ser proactivos y participar en la discusión de los temas fundamentales para sus instituciones, países y región. Para ello, deben seleccionar estratégicamente en qué foros lo harán y comprometerse a cumplir con su rol.

Los empresarios, así como los líderes de instituciones sin fines de lucro, deben tener claro que una organización no debe cerrarse sobre sí misma y dejar un espacio vacío en la discusión grupal de temas de interés e importancia para su actividad. Su ausencia o silencio solamente dejarán espacios para que terceros formen opinión sobre los temas de interés.

Por lo tanto, las instituciones debe seleccionar adecuadamente los eventos y reuniones en los que pueda desarrollar redes de contactos y establecer una relación y una comunicación directa con sus principales interlocutores, ya sean sus colaboradores, la comunidad de negocios, el gobierno y los reguladores de los mercados en los que opera, la sociedad civil, los líderes de opinión formales o informales, las organizaciones no gubernamentales, los académicos o todos los otros públicos que pueden incidir en el logro de sus objetivos institucionales.

La participación en actividades privadas o públicas requiere de voluntad y compromiso de los líderes. Es una gestión indelegable e intransferible, y requiere de tiempo y dedicación. Los resultados intangibles que genera en la imagen y reputación de las instituciones, y las oportunidades que resultan de las redes de contactos que se desarrollan, son ciertamente excelentes.

Por el contrario, si los líderes deciden esconder la cabeza como el avestruz, pueden quedarse enredados en sus problemas institucionales, en la inacción o la confusión que pueden generar su silencio o las voces de terceros. En el mundo real... o en el digital.
Por  [firma afiliada]


La edición latinoamericana del Foro Económico Mundial, que se realizó en Río de Janeiro, Brasil, a finales de abril, reafirmó la importancia de establecer contactos y relaciones interpersonales como herramientas claves para el éxito de la comunicación empresarial.

Este marco de discusión de temas de relevancia para la región nos recordó que es fundamental que los líderes institucionales participen activamente de las redes sociales reales, además de las virtuales, ya que sólo en las primeras están llamados a desempeñar un rol protagónico en la definición de prioridades y en la búsqueda de soluciones, estrategias e iniciativas que contribuyan al desarrollo social y económico en la región, además de los avances en materia de educación, generación de empleo, sostenibilidad, acceso a crédito, crecimiento, innovación, mejoramiento de infraestructura, desarrollo urbano e inclusión social; asuntos que requieren hoy la mayor atención en Latinoamérica.

En los últimos años, uno de los debates más frecuentes sobre comunicación corporativa es la conveniencia –para algunos, incluso, obligación– de la participación de los líderes empresariales en los llamados ‘medios sociales’, aquellos espacios digitales en los que organizaciones, marcas y empresarios pueden compartir información, comentarios y opiniones, interactuando con públicos internos y externos de las empresas.

Sin embargo, la discusión sobre la presencia y actividad en Facebook, Twitter, Orkut, LinkedIn u otros medios sociales basados en la Internet, ha desplazado la atención de un concepto básico en comunicación institucional y responsabilidad social empresarial: la gestión de los líderes debe incluir la participación en los foros de discusión de los temas que son fundamentales para sus actividades organizacionales y empresariales, incluyendo aquellos en donde se debaten asuntos sobre el desarrollo de sus países y de la región en su conjunto.

Las relaciones interpersonales y de grupo, como la participación activa en el Foro Económico Mundial, en otros eventos específicos de federaciones, asociaciones, grupos de tareas e interés, y también las que una institución pueda organizar por su propia cuenta para convocar a los públicos con los que quiera o precise relacionarse, son esenciales para la labor empresarial en general y, en particular, para su proceso de comunicación.

Por una parte, la participación en reuniones permite cumplir con el primer paso en cualquier comunicación exitosa: escuchar. Muchas instituciones cometen un gran error: guían sus comunicaciones por presunciones o estimaciones de lo que sus públicos internos y externos perciben de ellas.

Los líderes empresariales -y en muchos casos los directivos de comunicaciones, marketing y asuntos públicos- habitualmente consideran que saben lo que los públicos piensan de su organización, y no se dedican a preguntarles a los otros que piensan de ellos, ni aprovechan para escucharlo directamente, definiendo así sus planes con base en sus propios prejuicios.

Pocos dedican el tiempo, esfuerzo y recursos necesarios para realizar investigaciones de mercados y opinión, o para reunirse con representantes de esos grupos de interés. Con mucha frecuencia se sorprenderían al saber que sus creencias sobre las percepciones que otros tienen de sus instituciones, son equivocadas.

Segundo, la participación activa en reuniones permite establecer contactos, iniciar relaciones y mantener un diálogo directo. Es un intercambio de información sin intermediarios. Una de las características de la comunicación humana es que para lograrse, precisa de dos o más personas que se escuchen entre sí y que tengan la vocación e interés de entenderse.

Así como dos monólogos no representan un diálogo, si los líderes solamente participan en reuniones de grupo para decir lo que piensan y evitan el intercambio constructivo, difícilmente lleguen a establecer una buena conexión con sus interlocutores. Si, por el contrario, logran establecer los vínculos comunicacionales, enriquecerán sus puntos de vista y sus condiciones y capacidades para alcanzar el éxito.

Finalmente, tras escuchar y compartir, los líderes pueden retroalimentar su toma de decisiones teniendo en cuenta la nueva información y perspectivas adquiridas durante los diálogos. De esta manera, estarán en mejores condiciones de analizar e interpretar qué decisiones deben modificar o mejorar, en beneficio de su empresa, pero también de sus relacionados, para aportar su contribución con el desarrollo social y económico.

Condiciones del rol protagónico empresarial

Los líderes empresariales deben ser proactivos y participar en la discusión de los temas fundamentales para sus instituciones, países y región. Para ello, deben seleccionar estratégicamente en qué foros lo harán y comprometerse a cumplir con su rol.

Los empresarios, así como los líderes de instituciones sin fines de lucro, deben tener claro que una organización no debe cerrarse sobre sí misma y dejar un espacio vacío en la discusión grupal de temas de interés e importancia para su actividad. Su ausencia o silencio solamente dejarán espacios para que terceros formen opinión sobre los temas de interés.

Por lo tanto, las instituciones debe seleccionar adecuadamente los eventos y reuniones en los que pueda desarrollar redes de contactos y establecer una relación y una comunicación directa con sus principales interlocutores, ya sean sus colaboradores, la comunidad de negocios, el gobierno y los reguladores de los mercados en los que opera, la sociedad civil, los líderes de opinión formales o informales, las organizaciones no gubernamentales, los académicos o todos los otros públicos que pueden incidir en el logro de sus objetivos institucionales.

La participación en actividades privadas o públicas requiere de voluntad y compromiso de los líderes. Es una gestión indelegable e intransferible, y requiere de tiempo y dedicación. Los resultados intangibles que genera en la imagen y reputación de las instituciones, y las oportunidades que resultan de las redes de contactos que se desarrollan, son ciertamente excelentes.

Por el contrario, si los líderes deciden esconder la cabeza como el avestruz, pueden quedarse enredados en sus problemas institucionales, en la inacción o la confusión que pueden generar su silencio o las voces de terceros. En el mundo real... o en el digital.

 
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