OPINIÓN ONLINE

Y nuestra empresa… ¿asfixia el talento?

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre aquellos aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de buscar y acompañar al talento en las organizaciones, para fortalecerlo y no sumirlo en la mediocridad.

Jaime Bárcenas
27 de mayo de 2016

A todos se nos llena la boca en lo que a talento y a la búsqueda de éste se refiere… ríos de tinta se vierten a diario sobre este tema y se convierte en debate permanente entre quienes se dedican a buscarlo.

Son muchas las acepciones de talento que barajamos de forma cotidiana. Cuando una Organización lo busca, lo hace pensando en que con su incorporación la situación empresarial mejorará, se podrán desarrollar nuevas vías y el camino hacia los resultados financieros y la rentabilidad estarán asegurados.

Desde los departamentos de la Gestión Humana se hace un gran esfuerzo para encontrar a esas personas que se necesitan, que es sin duda una parte muy importante, pero hay otra, que es la de valorar si ese candidato, por mucho talento que posea, encajará en el equipo y en el entorno ya existente… Es algo que no podemos olvidar nunca en este proceso.

 “si la empresa no hace este  ejercicio previo, ese talento del que tanto se espera probablemente se convierta en mediocridad”.

Y la pregunta que surge cuando incorporamos a estas personas a la empresa es: ¿Qué hacemos para que los nuevos profesionales funcionen? Y estoy seguro que ya están pensando en algunas cosas…

Mi amigo Miguel trabajaba en una “start up”, es un pequeño gran genio de las TIC y por esta razón, alguien lo quería para su organización. Él no tenía la idea de cambiar su actual trabajo, pero quien le buscó, le sedujo convenientemente y decidió irse a una multinacional.

La oferta era impresionante, el proyecto, el salario, el equipo… Un sueño hasta que conoció a su responsable directo, una persona que por desgracia, vio en él a un serio contrincante y que minó día tras día sus ganas, su saber hacer, hasta que logró convertir su talento en mediocridad.

A los seis meses Miguel se dio cuenta que debía salir de allí y … ¿Cuál ha sido el resultado final? Ha creado su propia “start up” y uno de sus clientes actuales es precisamente esa multinacional la cual, está pagando el triple por sus servicios. Aparentemente nadie ha reparado en ello salvo él, sin embargo aquel responsable directo sigue allí …

Otro caso: el de Carolina, alguien que un día viendo la situación de su empresa se puso a pensar en como agregar valor. Quiso demostrar y demostrarse a sí misma desarrollando aun más su talento. Decidió prospectar otras áreas afines que se combinaban a la perfección con su desempeño.

Y para poder lograr su objetivo invirtió gran parte de sus horas de vida personal e hizo un gran sacrificio por aumentar su valor y su empleabilidad. Y lo consiguió, logró brillar y convertirse en un referente, pero con tan mala suerte que solo fue valorada por el exterior y no por su propia empresa a la cual había orientado todo su esfuerzo, nunca la cambiaron de área, no la dejaron iniciar nuevos proyectos y le pusieron barreras para que no se pudiera desarrollar más que sus pares.

Y es acá donde definitivamente se entiende que las percepciones sobre el desarrollo del talento son muy diferentes y ambiguas.

Por obvias razones Carolina cambió de empresa, ella se dio cuenta que su ilusión y sus ganas merecían ser invertidas en otros lugares donde la valoraran por su dedicación, su pasión y admirable esfuerzo.

Así pues, una empresa…

  • No puede incorporar nuevo talento si culturalmente no está preparada.
  • No puede prometer un proyecto si no tiene la certeza de que lo cumplirá.
  • No puede dejar a un agente de cambio e innovación en manos de un dinosaurio.
  • No puede someter a estos nuevos valores a normas internas que hoy ya están obsoletas.
  • No puede esperar éxito si no facilitamos el entorno y el cambio.

En definitiva, las empresas deben trabajar valientemente para acabar con las barreras; de poco sirve incorporar talento si no se permite que éste aflore.

Solo las empresas que tengan la capacidad de adaptarse a nuevos perfiles, bien sea porque se han sabido transformar o porque conocen las consecuencias de una nueva incorporación, podrán ver los beneficios que supone apostar por el talento.