OPINIÓN

¿Y ahora quién podrá defender los mercados?

Pánico. Esa podría ser la mejor palabra para describir el combustible de la actual turbulencia por la que atraviesan los mercados de capitales. Hoy el petróleo en su referencia WTI comenzó la jornada con una descolgada hacia los 30 USD/barril, camino similar que recorre la referencia Brent. Las bolsas no se quedan atrás, con recortes que bordean cifras del 7%, pero acumulan ya varias jornadas en caída libre. Sin embargo, más que hacer el inventario de cómo se encuentran los mercados, resulta interesante analizar las consecuencias de este fenómeno para la economía colombiana. Un análisis de Alexander Riveros Saavedra.

Alexander Riveros Saavedra, Alexander Riveros Saavedra
9 de marzo de 2020

Tasa de cambio

La tasa de cambio, que en un régimen de flotación libre es considerada por los economistas como el amortiguador natural de una economía, en el caso colombiano está respondiendo como se esperaba, con una fuerte alza. No es para menos. El hecho de que el principal producto de exportación siga siendo el petróleo (35,7% de las exportaciones en enero de 2020), y su precio haya sufrido una de las más rápidas y fuertes caídas en la historia, hace que los mercados descuenten una disminución de una de las más importantes fuentes de dólares hacia el país, se eleve la prima de riesgo sobre nuestra economía y por consiguiente nuestra moneda se debilite frente al dólar. Aquí empieza a sentir la economía la turbulencia de los mercados. No obstante, el fortalecimiento del dólar puede ser global, funcionando como activo refugio, similar al oro, en momentos de incertidumbre en los mercados.

Inflación

El segundo efecto recae sobre los precios. Con una tasa de cambio más cercana a los 4.000 que a los 3.000, muchos de los productos importados, que dentro de la canasta del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se conocen como transables se encarecen. La velocidad del traspaso de la depreciación a la inflación depende de muchos factores, de los cuales podemos resaltar la existencia de inventarios holgados de bienes importados, las expectativas de depreciación del tipo de cambio que tengan los agentes económicos, así como de la persistencia de un nivel alto del tipo de cambio, pues entre más tiempo tome la tasa de cambio en corregir a la baja más aumentos veremos en los precios de los productos transables.

Sin embargo, conviene resaltar que hasta el viernes pasado la tasa de cambio acumulaba una depreciación del 9% (307 pesos) en lo corrido del año, pero ya en un nivel cercano a 3.800 la depreciación es del 16% (522 pesos), comparable con la que se observó entre mediados y finales de 2014 (30%, 560 pesos), periodo en el cual la inflación total anual pasó de 2.79% a 3.66%, pero que dada la persistencia de la tasa de cambio elevada el traspasó se produjo contribuyendo a que la inflación total en 2015 rondara 6.77% y alcanzara un pico de 8.97% en julio de 2016.

El traspaso de la tasa de cambio a la inflación dependerá entonces de que tanto tiempo el tipo de cambio esté en estos niveles, o siga aumentando, esperemos que no dure mucho, por el bien de la salud de los agentes económicos. 

Efectos sobre el financiamiento externo

Similarmente, una depreciación del tipo de cambio eleva el costo del financiamiento en dólares para los colombianos. En cifras simples, alguien que haya tomado un crédito en dólares el 31 de diciembre del año pasado, sin cubrir el riesgo cambiario, estaría viendo crecer el saldo de su factura en dólares un 16% únicamente por cuenta de la depreciación. El agente del ejemplo puede ser también el Gobierno, que como todos sabemos realiza operaciones de financiamiento en los mercados internacionales, e incluso el sector corporativo que es un jugador importante en emisiones de deuda en dólares. Esperemos que hayan utilizado coberturas cambiarias adecuadamente por la salud de sus finanzas. No obstante, dichos créditos suelen estar indexados a tasas como la Libor en dólares, que para el caso de la Libor 6 meses en lo que va del 2020 ha disminuido 71 pbs, lo cual alivia parcialmente la carga financiera de los deudores. 

Por último, la balanza de pagos, que reflejó en 2019 un déficit en cuenta corriente del 4.3% también será impactada en la coyuntura actual de menores precios del petróleo, por un encarecimiento de las importaciones, por una posible merma de los flujos de capital de portafolio e inversión directa hacia Colombia, y en definitiva porque la depreciación del tipo de cambio hace que el PIB medido en dólares sea más bajo. 

Qué hacer

Cerrar la puerta al pánico y abrir a la confianza. El pánico está generando en el mundo efectos negativos sobre sectores como el comercio internacional de bienes y servicios, la movilidad de las personas por trabajo, turismo y recreación, y en los mercados de capitales como los hemos visto, que de no contenerse podría tener implicaciones sobre otros sectores como el comercio, la industria, el financiero y ello generar efectos indeseados sobre el empleo y el crecimiento económico. En un escenario optimista, si la epidemia se controla rápidamente, deberíamos recordar lo que ocurre actualmente como una anécdota más que la economía colombiana haya afrontado con fortaleza y resiliencia, recuerdo que podría ser menos positivo si no es contralada rápidamente.

La respuesta del Emisor

Si bien es cierto que el Coronavirus no se soluciona con ajustes de la tasa de interés de intervención por parte de una autoridad monetaria, los efectos de una epidemia sobre la economía sí podrían requerir de la intervención de la autoridad monetaria.

Las acciones de los Bancos Centrales deben ser enmarcadas en la prudencia, pero con contundencia. Ya el FED mostró que hacer un recorte de tasas de interés en la actual coyuntura de EE.UU tiene efectos de muy corto plazo sobre los mercados financieros, y genera expectativas de nuevos recortes, con lo que quizá termine acabando rápidamente su arsenal de tasa de interés y proceda con nuevas expansiones cuantitativas, ello también dependerá de la evolución de los efectos del Coronavirus en EE.UU. Mientras tanto, en Colombia el Banco de la República se enfrentará a una coyuntura que podría tornarse compleja si la inflación se eleva y el crecimiento se resiente, por cuanto únicamente la tasa de interés no podría ser solución de dos fenómenos opuestos, haciendo necesaria la utilización de mecanismos adicionales que limiten la volatilidad en el mercado cambiario. Por ahora, es previsible que el Banco de la República continúe monitoreando la evolución de los principales indicadores y que ante la incertidumbre tome decisiones con prudencia, cautela y contundencia. 

La respuesta del Gobierno

El Gobierno es el agente por naturaleza llamado a dar y crear confianza sobre los individuos. En el corto plazo, las acciones en el frente de salud serán clave para lidiar con el Coronavirus y sus efectos sociales y económicos y ello redundará en la confianza de los agentes. Sin embargo, sigue siendo apremiante que el Gobierno adelante reformas estructurales. Por ejemplo, para que la economía sea menos dependiente de las materias primas, es decir, acciones que permitan diversificar la canasta exportadora, así como acciones que flexibilicen y reduzcan costos de contratación de mano de obra formalmente, fomenten sectores como el turismo, la agroindustria, entre otros y políticas de industrialización que eleven la competitividad del sector por la vía de una mayor productividad.

La respuesta de los colombianos

Sin duda la respuesta que debemos tener como individuos también debe darse en el contexto de la prudencia, la cautela y la contundencia. Seguir las recomendaciones en materia de prevención de riesgos en salud, pero financieramente también ser prudentes, es decir, revisar con detalle y con la mejor información posible la toma de decisiones de inversión, financiación, de gasto y ahorro, así como velar por la salud financiera de nuestras empresas y nuestros hogares.