LUIS ALBERTO RODRÍGUEZ

Soldado avisado no muere en guerra

Los últimos cuatro años han sido difíciles para la economía colombiana. Ahora es la calificadora Fitch quién señala la urgencia de reformas, ojalá el país exija unas estructurales al próximo presidente.

Luis Alberto Rodríguez, Luis Alberto Rodríguez
15 de febrero de 2018

Es innegable que la economía colombiana lleva décadas avanzando. Sin embargo, los últimos cuatro años han sido evidentemente difíciles. La caída de los precios del petróleo desde 2014 nos dejó un periodo de modesto crecimiento económico. Similarmente, fue la campana que nos recordó que el país había perdido la oportunidad de hacer reformas estructurales que garantizarían un crecimiento económico sostenido.

Esta semana la calificadora de riesgo Fitch Ratings señaló que para el 2019 el gobierno de turno necesitará poner en marcha reformas económicas. En particular, parece inminente que los días siguientes de la posesión del próximo presidente, este deberá poner a consideración del Congreso de la República una reforma tributaria o buscar la forma de reducir significativamente el gasto para poder cumplir la regla fiscal. Institución que ha demostrado, sin duda, ser valiosa para la credibilidad de la política económica del país.

El mensaje de Fitch de esta semana se une a la disminución de la calificación crediticia que sufrió el país por parte de Standar’s and Poors a finales del 2017. Si bien el grueso del mercado pronostica un 2018 mucho mejor que los últimos cuatro años, principalmente motivado por los mejores precios del petróleo y las positivas perspectivas de la economía mundial, la reciente alerta de Fitch reproduce conclusiones de cualquier clase de política económica latinoamericana: nuestros mayores retos económicos necesitan reformas estructurales y no coyunturales.

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Es usual escuchar dudas sobre los análisis de las calificadoras de riesgo. Por ejemplo, muchos analistas y académicos las critican porque no anunciaron las últimas crisis financieras mundiales. También es cierto que algunas veces son bastante impredecibles. Sin embargo, en esta ocasión con Colombia están reiterando mensajes que no solo vienen de ellas. Por su parte Fedesarrollo, recién se aprobó la última reforma tributaria de 2016 ya había apuntado que esa no sería suficiente para equilibrar las cuentas fiscales y que el siguiente gobierno probablemente necesitaría revisar los resultados de la reforma y ver si dados los ingresos, gastos y endeudamiento del país podríamos cumplir la regla fiscal en el mediano plazo.   

El país tiene instituciones económicas que le han dado credibilidad a nivel internacional, como son los casos del Banco de la República, la regla fiscal, el Marco Fiscal de Mediano Plazo, la ley de responsabilidad fiscal, la tecnocracia, entre otras. No obstante, el país tiene grandes retos en materia económica. Por ejemplo el estatuto tributario ineficaz, un sistema pensional inequitativo y con problemas de cobertura, un gasto público ineficiente, el presupuesto inflexible, los rezagos en productividad, los altos niveles de informalidad y muchos otros.

La mayoría de esos problemas necesitan reformas estructurales, algunos con cambios constitucionales y otros de un trabajo de largo aliento en coordinación con el sector privado.  Lo que sí es claro es que paños de agua tibia poco resuelven y dejan la política económica expuesta  a riesgos reputacionales. Es clave que el país tenga en el radar esos retos a la hora de las venideras elecciones y por supuesto que el nuevo gobierno tenga voluntad para resolver algunos de ellos. Se debe resaltar que sería populista prometer resolverlos todos en un gobierno.

El aviso de Fitch Ratings de esta semana, al igual que el de S&P el año pasado y muchos otros de centros de pensamientos y analistas, debe ser tomado como un llamado a la acción del próximo gobierno. Estoy seguro que no queremos seguir viendo disminuciones en las calificaciones de riesgo soberano, eso sería costoso para todos los colombianos vía menos inversión extranjera y mayor costo del financiamiento.

Soldado avisado no muere en guerra. Así que ojalá el país le exija reformas estructurales al próximo presidente.

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