OPINIÓN ONLINE

Rescatando el sueño

En trabajos exigentes dormir suficiente se vuelve en ocasiones un bien de lujo. Algunas ideas para dormir mejor.

Beatriz Yemail
11 de junio de 2016

Hace un par de semanas los días no me estaban alcanzando para todo lo que tenía que hacer. Empecé entonces a utilizar las horas de la noche para “compensar”. Terminé durmiendo menos horas y “soñando” con numeritos, presentaciones y conversaciones con clientes. Y, bien, terminé todas mis tareas…pero noté que mis niveles de paciencia se redujeron y que me costó más hacer análisis (especialmente numéricos) y tomar decisiones prácticas.

Muchos experimentamos los efectos negativos en nuestra productividad que resultan de no dormir. Dormir poco o mal afecta particularmente el lóbulo frontal de nuestros cerebros. Este se encarga de nuestras funciones ejecutivas, es decir, de organizar la información, planificar y ejecutar esos planes. Se ha encontrado además que dormir poco incrementa los niveles de cortisol (hormona del estrés) en nuestra sangre y afecta nuestra capacidad tanto para regular nuestras emociones como para leer las de otros. Así, la falta de sueño disminuye nuestra productividad laboral y nos puede llevar a sobre-reaccionar o a expresar de manera inadecuada nuestras emociones, y a malinterpretar lo que hacen nuestros colegas y empleados.

¿Cuántas horas deberíamos dormir para funcionar bien?

De acuerdo con Derk-Jan Dijk (Universidad de Surrey), cada uno puede saber el número de horas que necesita dormir contando a partir del momento en que se va a la cama hasta cuando se despierta naturalmente—es decir, sin que la alarma chille. Y si bien hay personas que dicen que con 4 horas de sueño tienen, se ha encontrado que tan sólo 3% de la población mundial puede funcionar bien con 4-6 horas “entre los brazos de Morfeo”. En el otro extremo, dormir mucho (más de 9 horas en el caso de los adultos) no es muy saludable que digamos: nos movemos muy poco tanto mientras dormimos como durante el resto del día—dado tenemos menos horas para estar activos físicamente.

¿Hay algo que podamos hacer cada uno de nosotros para dormir mejor, y como jefes para tener una cultura organizacional que respete y cultive este pilar de la productividad y la buena vida?

Lo primero es tratar de desconectarse. Los PCs, tabletas y teléfonos inteligentes producen luz azul y ésta interfiere con la producción de melatonina (hormona del sueño). Utilizarlos antes de ir a la cama hace que nos cueste más trabajo dormirnos y puede recortar el sueño profundo. Es mejor no usarlos por lo menos dos horas antes de ir a la cama o, si uno no se puede desconectar, instalar apps que reduzcan la producción de luz azul.

Estos equipos además nos permiten mantenernos conectados con el trabajo durante horas no laborales, incidiendo negativamente en la cantidad de tiempo que tenemos para descansar. Leslie Perlow (Harvard) recomienda tomarse una tarde o noche de descanso de teléfonos inteligentes, correos electrónicos y, por lo tanto, de trabajo, o acordar horarios en las empresas durante los cuales los empleados no tendrán acceso a email (p.e. durante vacaciones). Su técnica parece funcionar. En una empresa de consultoría que la adoptó (Boston Consulting Group), aumentó la productividad de los empleados al igual que su percepción del valor de los servicios que ofrecen y su satisfacción con el trabajo.

Además de desconectarnos y respetar los tiempos de desconexión de nuestros equipos, podemos tratar de modificar algunos hábitos para dormir mejor. Por ejemplo, consumir alimentos ricos en melatonina y, en particular, cerezas puede aumentar hasta en media hora la cantidad de sueño. Dado que estas delicias no son tan fáciles de conseguir en nuestros climas cálidos y sin estaciones, Caroline Williams (New Scientist) recomienda tratar de mantener la temperatura del lugar donde dormimos entre 18 y 21°C (regula la producción de melatonina) y disminuir el consumo de cigarrillo (cada cigarrillo fumado reduce en más de 1min el tiempo de sueño).  

Dormir bien nos facilita codificar información, consolidarla y recordarla cuando necesitamos usarla. Estar entre los brazos de Morfeo nos permite además resolver problemas más fácilmente al mejorar nuestra capacidad para reconocer patrones y tener ideas nuevas. Hacer cosas pequeñas como apagar el teléfono inteligente y evitar enviar mensajes de trabajo durante las horas de descanso de otros, tiene un efecto positivo nuestra productividad y la de nuestras empresas. Y, vamos para adelante, YALA!