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La recuperación continuará lenta en 2017

Los efectos del aumento del IVA y los recientes escándalos de corrupción han debilitado la confianza de los consumidores lastrando el crecimiento de la economía.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
22 de abril de 2017

Aunque durante el 2016 se absorbieron por completo la caída de los precios del petróleo y los problemas macroeconómicos que esto causó a la economía, como la aceleración de la inflación por cuenta de la depreciación del peso y el desbalance en la cuenta corriente a causa del detrimento en los términos de intercambio de nuestra economía, la recuperación durante este año seguirá siendo lenta y lo más probable es que el crecimiento económico de este año sea igual de débil que el del año pasado incluso con algunos riesgos de debilitarse aún más.

Por un lado, la confianza de los consumidores continúa débil, en particular porque los efectos del aumento del IVA ya han hecho estragos en las decisiones de compra de bienes durables por parte de los hogares, porque la nueva tarifa significó un aumento del 19% en la liquidación del impuesto.

En la última medición de Fedesarrollo la confianza de los consumidores continuó en terreno negativo dejando un primer trimestre con bajas expectativas y disposición para gastar, lo que evidentemente afecta uno de los principales componentes de la demanda agregada. Si los hogares no consumen se afecta la demanda por bienes y servicios, repercutiendo en la generación de empleo e inversión de las empresas.

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Por otro lado, las exportaciones de Colombia continúan dependiendo de los precios internacionales del petróleo y el café. En el caso del primero existe el riesgo de que el pacto de la Opep para recortar la producción y mantener los precios termine en junio y no se renueve, puesto que el objetivo era reducir la oferta durante el primer semestre, sin embargo, los inventarios de refinados se mantienen elevados y el precio del crudo Brent ha entrado en un lateral entre US$52 y US$55 por barril. Mientras que la cotización internacional del café se ha favorecido por la mala cosecha que azotó al Brasil lo cual ha reducido temporalmente la oferta y elevado la cotización del grano.

El crecimiento se podría robustecer con más inversión y gasto del Gobierno, pero la propia coyuntura económica lo impide y las arcas estatales están disminuidas, los ingresos provenientes de la reforma tributaria solo empezarán a verse pasado el primer semestre y su efecto total sobre el gasto del gobierno se verá el año próximo.

La construcción de obras civiles especialmente las autopistas 4G deberían ser un importante dinamizador de la actividad económica este año, el problema es que los recientes escándalos de corrupción asociados a Odebrecht y los problemas de Navelena, aumentaron el riesgo de los proyectos y algunos van a presentar retrasos o dificultades para lograr sus cierres financieros lo que en síntesis va a restar empuje a la actividad constructora, y por ese canal a la demanda de empleos, maquinaria y otros bienes.

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Aparte de la coyuntura económica, el ambiente político del país está trayendo más incertidumbre que certezas. Los constantes anuncios de precandidaturas presidenciales están llevando al país hacia una prematura carrera presidencial que podría durar más de un año, el defecto es la politización del ambiente económico que crea incertidumbre en los empresarios para tomar decisiones de inversión, además le resta gobernabilidad al ejecutivo para impulsar las reformas que todavía necesita realizar, porque el trámite de las iniciativas en el Congreso termina afectado por el cálculo electoral de la campaña presidencial.

Esa situación ha venido afectando, por ejemplo, el trámite de las reformas para la implementación de los acuerdos de paz, y con ello la ejecución de las inversiones del posconflicto, que además de contribuir al crecimiento económico son necesarias para asegurar el control territorial de las regiones donde operaban las Farc.

Con esos retos por delante sin resolverse, es difícil que la economía logre repuntar este año por encima de la tasa de crecimiento del año pasado que llegó al 2%, lo más probable es que este 2017 terminé con un crecimiento en torno a esa misma cifra, pero con riesgo de desmejorar si las condiciones externas se endurecen, en especial si el precio del petróleo se llegará a contraer, o si la Reserva Federal sube las tasas de interés a un ritmo más rápido.

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