Opinión Online

El espejismo de un elevado salario mínimo en Colombia

Aunque puede pensarse que un mayor salario nominal genera mayor consumo, como las empresas tienen mayores costos, también pueden aumentar los precios de sus productos con lo cual, en la práctica, se podría generar una espiral inflacionaria.

Invitado
18 de noviembre de 2015

Con la aceleración de la inflación en meses recientes y con el cierre de año, llega una vez más la tradicional negociación del incremento anual del salario mínimo entre sindicatos y gremios. Lo interesante es cómo esta institución de fijar el salario mínimo una vez por año tiene grandes implicaciones de largo plazo, pero el cortoplacismo característico de nuestro entorno económico no permite avanzar en la forma de enfrentar esta problemática con nuevos elementos. 

En el peor de los casos se establece un valor salarial por decreto presidencial, se alimentan algunos artículos de las secciones económicas de periódicos y noticieros, pero no se da cuenta acerca de las implicaciones de esta importante decisión sobre otras variables macroeconómicas que afectan de manera significativa las decisiones de consumo o inversión al interior del país y cuyo efecto, generalmente, va más allá del 31 de diciembre de cada año, a diferencia de lo que ocurre con el salario mínimo.

En esta ocasión, la preocupación surge de los potenciales efectos negativos de un aumento del salario mínimo muy superior a la meta de inflación (2% - 4%), a pesar de existir indicios suficientes que permiten creer que el actual nivel de inflación es transitorio. Específicamente, los riesgos son o una mayor inflación o un deterioro de la situación laboral (más desempleo y/o mayor informalidad).

Con respecto a la inflación, aunque puede pensarse que un mayor salario nominal genera mayor consumo, como las empresas tienen mayores costos, también pueden aumentar los precios de sus productos con lo cual, en la práctica, se podría generar una espiral inflacionaria que provocaría, incluso, que el aumento del salario mínimo en términos reales sea negativo. Esto podría incluso conducir a una menor capacidad de consumo, resultado contrario al esperado.

La respuesta de traslado de mayores costos a mayores precios tiene sentido luego de una fuerte devaluación, incremento de impuestos, alza en el índice de precios al productor y alza en tarifas de energía. Es decir, una gran parte de la estructura de costos ya presionada tendrá otro impulso por un aumento salarial muy superior a la inflación de largo plazo, sobre todo en un escenario sin mejoras de productividad. No obstante, el bajo crecimiento económico puede ser un paliativo para este potencial resultado.

Con respecto al empleo, cuando la regulación obliga a generar incrementos del salario mínimo, el cual afecta esencialmente a los trabajadores menos calificados y de menores ingresos, el resultado es un incremento en la probabilidad de despedir o contratar menos trabajadores de este segmento. Los empleadores buscarán trabajadores con mayores habilidades o responderán de alguna forma para aumentar la productividad, especialmente en un momento del ciclo económico que les restringe la posibilidad de trasladar mayores costos a precios.

Una forma de bajar costos es a través de la contratación de trabajo en condiciones precarias, por ejemplo sin contratos indefinidos, por prestación de servicios, de manera temporal o, abiertamente, sin el cumplimiento legal de prestaciones. Esto significa un incentivo a la informalidad laboral y, por supuesto, un detrimento de la productividad.

En un país como Colombia en las condiciones actuales de alto desempleo, elevada informalidad, inflación creciente y lento crecimiento económico, un alza exagerada del salario mínimo provocaría una caída de los ingresos laborales ya sea por un mayor desempleo o por una mayor informalidad. Vale recordar que el ingreso laboral mas allá del pago monetario, incluye prestaciones y otros beneficios recibidos por el trabajador (salario, auxilios, pensión, EPS, caja de compensación familiar, acceso al crédito bancario, entre otros).

Una implicación adicional a un deterioro del mercado laboral es que se generan mayores presiones fiscales por la política asistencialista del gobierno al requerirse mas recursos  para programas sociales como el SISBEN, familias en acción, régimen subsidiado de salud, entre otros, ya que la más afectada sería la población más pobre. Esto significaría más endeudamiento público o mayores impuestos.

En conclusión, una decisión tan relevante que se está tomando año a año tiene implicaciones muy importantes a largo plazo, por lo cual parece oportuno empezar a discutir mas a fondo las modificaciones a esta institución económica denominada el salario mínimo.