MIGUEL ÁNGEL HERRERA

Los politizados referendos de Uribe y Roy

La reactivación económica del país trae cereza: el avivamiento político de los principales sectores que quieren disputarse el poder en 2021.

Miguel Ángel Herrera, Miguel Ángel Herrera
12 de noviembre de 2020

No hay otra forma de interpretar, políticamente, el desenfrenado interés del exsenador Uribe y del senador Roy Barreras por liderar las propuestas de referendos de los que tanto se habla por estos días.

Los dos líderes tienen la ambición de comandar -directa o indirectamente- el Gobierno que se instale en el próximo cuatrienio presidencial. Están viendo los referendos como mecanismos de precampaña, socavando la vocación que tuvo el Constituyente al establecerlo como mecanismo de participación ciudadana con iniciativa popular.

Los momentos políticos de ambos líderes explican su interés de buscar un salvavidas en el referendo. Uribe, afectado reputacionalmente por su proceso judicial y su pérdida de liderazgo institucional tras abandonar su curul en el Congreso, y Roy, escindiéndose de su propio grupo político para armar rancho aparte y proyectarse como caudillo de lo que él ha llamado “el movimiento social demócrata”.

El referendo de Uribe tiene cinco capítulos temáticos: justicia (que incluye la derogación de la Jurisdicción Especial para la Paz, o JEP), educación, medioambiente, austeridad del Estado y programas sociales. Llama la atención que muchas de las iniciativas de cada capítulo hubieran podido tramitarse por Uribe y su partido en el Congreso de la República, vía proyecto de ley o de acto legislativo, considerando el dominio que el Centro Democrático ostenta en el Capitolio Nacional.

Ejemplo de aquellas propuestas son la sanción de homicidio agravado sin alternativas de penas menores o conmutables para los homicidas de líderes sociales, la entrega de un bono pensional por familia a hogares vulnerables con recién nacidos, la creación de un ingreso solidario para las personas que se encuentran por debajo de la línea de pobreza, o la remuneración por la protección y el cuidado de los ecosistemas como la Amazonia, la Orinoquia y el Litoral Pacífico. ¿Son temas de referendo? No lo creo. Son, claramente, temas de campaña política.

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Por su parte, Roy enfocó su propuesta de referendo en la revocatoria presidencial una vez el mandatario supere los dos años de gobierno. Aunque la revocatoria, de ser aprobada por el pueblo, no tendría efectos sobre Duque, no cabe duda de que Roy tiene dos propósitos políticos: generar un ambiente de descrédito para el presidente actual, que ayudaría a justificar una propuesta política alternativa que el mismo Roy aspira a liderar, por un lado, y dejar listo el terreno para ejercer la revocatoria a un presidente de derecha en el periodo 2022-2026, en el eventual escenario de que el uribismo logre la continuidad, por otro. Porque en los corrillos políticos se sabe que Roy aspira a la carrera presidencial más hacia 2026 que hacia 2022.

Ambos líderes saben que el éxito en las urnas del referendo es muy remoto debido a los umbrales que exige la ley. Sin embargo, para ellos ese éxito sería un valor agregado, porque realmente a lo que aspiran es a convertirse ellos y sus proyectos políticos en los referentes dominantes del espectro político preelectoral. 

Por el lado de Uribe, el objetivo es recuperar el espacio de liderazgo político nacional perdido no solamente por él, sino por el Centro Democrático, tanto dentro de los diversos grupos que comparten el pensamiento uribista, como en otros partidos afines. Por ello veremos a un Uribe hablando de una gran coalición nacional, apuntando no solo a fortalecerse de cara a las lecciones presidenciales, sino a las legislativas de 2022.

Mención especial merece el abnegado interés de Uribe de derogar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para trasladar sus funciones a la jurisdicción ordinaria, creando además una sala especial para los miembros de la fuerza pública. No cabe duda de que es el principal objetivo del exsenador con el referendo en adición a su revitalización política.

El resultado del referendo que sueña Roy Barreras es la conformación de un movimiento político propio, junto a varios personajes del Congreso, tanto de La U como de otros partidos. Con ese movimiento, pretende aumentar su grupo de influencia en el Congreso desde 2022 y desarrollar una gran base militante a nivel nacional para calentar motores en las próximas elecciones presidenciales y tener un proyecto político maduro para aspirar con probabilidad alta en las presidenciales de 2026. Sin embargo, Roy sigue dando bandazos sin encontrar su propia identidad política, la cual ahora es más convulsa con la decisión de Petro de unirse al referendo revocatorio.

En suma, ya estamos en campaña preelectoral camuflada en propuestas de referendos. No es sana esta situación para nuestra democracia participativa, porque desvirtúa la esencia de los mecanismos de participación ciudadana y desacredita el referendo como recurso para cuando realmente lo necesitemos como Nación.

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