MARIO VALENCIA

La mentira es la verdad

Hace un mes se posesionó Alberto Fernández como presidente de Argentina, después que el gobierno de Macri dejó al país, uno de los más prósperos del continente, con una tasa de pobreza de 40 %, inflación de 48 %, tasa de desempleo disparada y la economía paralizada.

Mario Valencia, Mario Valencia
20 de enero de 2020

En las primeras cuatro semanas Fernández presentó la estrategia de negociación con el Fondo Monetario Internacional, en la cual se propone postergar el pago de intereses por cuatro años, lo que corresponde al 21 % del presupuesto anual del país y le permitiría invertir cerca de USD 5600 millones en otros rubros. El propio FMI ha indicado que las medidas económicas adoptadas en los primeros días “tienen una dirección positiva”.

Lo más importante es la decisión de otorgar un bono de USD 80 adicionales a los jubilados de ingresos bajos, la eliminación del IVA para alimentos de un sector pobre de la población, la suspensión de la reducción de impuestos a grandes empresas, el establecimiento de medidas de estímulo a las pequeñas y medianas empresas del sector industrial y agrícola y la congelación de tarifas de energía durante 180 días. Medidas tomadas con el ánimo de reactivar la economía por la vía de estimular el consumo y la producción nacional, así las agencias calificadoras y los especuladores financieros no estén tan felices. 

Las medidas de Fernández demuestran dos cosas: por una parte, una preocupación sensata por proteger el bienestar social, garantizando el acceso material de la población a bienes y servicios esenciales. La otra, que aplicar estas políticas requiere voluntad y desapego a la doctrina económica establecida; la misma que aplicó Macri y que tiene en el más alto desprestigio a los gobiernos de Chile, Ecuador y Colombia.

“La ignorancia es la fuerza”, se leía en el edificio del Gran Hermano en la novela de Orwell. Consiste en hacer creer a la población que sus desgraciadas vidas eran en realidad bienestar. Para eso se necesitaba un ministerio capaz de convertir ciertas las mentiras difundidas por el régimen. El plan es efectivo. En psicología se sabe que -realmente- de las cosas más fáciles que existen es manipular la mente humana, entre otras con el miedo, que es una emoción primitiva.  

Durante décadas los gobiernos han sembrado en la cultura colombiana la idea de la imposibilidad de alcanzar el progreso o, peor aún, de que las migajas ofrecidas eran actos de extrema generosidad que nos acercaban al desarrollo. La alta desigualdad y corrupción son prueba del fracaso del establecimiento, al cual Duque sigue acoplado. El eje México-Argentina nos señalará otras lecciones del camino que debemos seguir para eliminar los obstáculos del desarrollo.