GUSTAVO RIVERO

Emergentes: ¿dejarán de destacar?

El aumento de la incertidumbre política se ha traducido en un pequeño traspiés para los emergentes.

Gustavo Rivero, Gustavo Rivero
2 de junio de 2017

A mediados de mayo, los mercados vivieron un episodio puntual de repunte de la aversión al riesgo por la difícil situación en Brasil, tras el nuevo escándalo de corrupción en el que se ha visto envuelto el presidente Temer, y por los temores de que la investigación especial del Congreso estadounidense sobre los vínculos de la administración Trump con Rusia pueda traducirse en el inicio de un proceso de destitución del presidente de EE.UU. Ambas crisis políticas amenazan los planes de reforma de ambos gobiernos (pensiones en Brasil e impositiva en EE.UU., principalmente), que habían impulsado a los activos de riesgo en los últimos meses. Pero el impacto negativo fue muy moderado en términos globales.

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A pesar de la corrección de mediados de mes, las bolsas emergentes han registrado un buen comportamiento, con una revalorización del MSCI del 3,5% en el último mes, no muy lejos de los máximos de casi dos años alcanzados el 16 de mayo y mejor que las desarrolladas (1,6%). La única región en negativo en el mes ha sido Latinoamérica (-3%), acusando el mal comportamiento de la bolsa brasileña (-5% en dólares). También China destaca negativamente (-6%), lo que no ha impedido que el índice regional de Asia se haya revalorizado más de un 4,8%. Si el balance se extiende a todo el año, la lectura no puede ser más positiva: la renta variable emergente acumula una revalorización del 17% en dólares, siendo uno de los activos más rentables.

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También, las divisas siguen mostrando un comportamiento robusto, fortaleciéndose, en general, frente al dólar, destacando en positivo las de Europa emergente (arrastradas por el fortalecimiento del euro que siguió a la victoria de Macron en las elecciones francesas) y, en negativo, nuevamente Latinoamérica, especialmente el real brasileño (ha perdido un 2,4% frente al dólar en el último mes). En cualquier caso, las divisas emergentes muestran en lo que va de año un comportamiento muy sólido y, prácticamente, todas las relevantes se han apreciado respecto al dólar: entre las más fuertes se encuentran el peso mexicano (+14%) y la mayoría de europeas (entre +6% y +12%).

Los factores que explican esta fortaleza de los mercados emergentes son múltiples, entre los que destacan:

- La aceleración global y la reactivación de las propias economías emergentes.

- La mejora de los beneficios y de las condiciones de financiación de las empresas.

- Unas expectativas más conservadoras para la evolución de la política monetaria en EE.UU. (una o dos subidas adicionales de tipos este año).

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- Un dólar más débil.

- Una exposición reducida de los inversores a emergentes.

- Una elevada complacencia de los inversores hacia los activos de riesgo.

Lo más probable es que la mayoría de estos factores siga apoyando a los mercados emergentes a corto plazo, aunque pueden perder intensidad. Además, por valoraciones relativas, los activos emergentes todavía se encuentran entre los más atractivos y la exposición de los inversores, a pesar de venir aumentando gradualmente desde 2016, se encuentra todavía en niveles históricos muy bajos (inferior al 12,5% frente a una media del 14,5% desde 2008, según JP Morgan). Por ello, salvo Brasil, que está en riesgo de sufrir un deterioro en sus fundamentos de medio plazo, hay una visión positiva general para los emergentes, especialmente para los europeos, y la confianza en que sigan teniendo, en media, un mejor comportamiento que los desarrollados.