GUSTAVO RIVERO

El 'Petro' de Argentina dirigirá el país

Argentina insiste en el semicomunismo.

Gustavo Rivero, Gustavo Rivero
1 de noviembre de 2019

Siempre me han parecido razonables las posturas políticas moderadas: centro (liberalismo económico y social), izquierda (socialdemocracia) y derecha (conservadurismo). Pero nunca me han parecido sensatas las posiciones extremas: ni ultraderecha ni ultraizquierda (y menos aún los nacionalismos). Mientras no se erradique la impunidad, Latinoamérica sufrirá el radicalismo político: cuando hay exceso de violencia, hay tendencia a optar por la ultraderecha (Bolsonaro en Brasil), y cuando hay excesiva desigualdad (debido a la corrupción exacerbada o a sistemas tributarios insolidarios), triunfa la ultraizquierda. Los dirigentes deben desincentivar ambos polos para lograr sociedades desarrolladas.

Argentina insiste en apostar por el cuasicomunismo, cuyas recetas caducas han llevado al país al hundimiento económico y social continuo. No hay sino que ver este gráfico que compara el PIB per cápita de Argentina con el de Australia para ver claramente la caída desde que el peronismo empezó a tomar protagonismo:

Este domingo, el candidato de Cristina Kirchner (Alberto Fernández) se proclamó presidente de la nación austral. La victoria se obtuvo con el 48 % de los votos frente al 40 % de Macri (fue más estrecha de lo esperado pero suficiente para evitar una segunda vuelta en diciembre).

Las elecciones ofrecían a los votantes dos modelos con dificultades. La presidencia de Macri, teóricamente favorable para el libre mercado, ha desembocado en una economía en recesión, una moneda en caída libre y un fuerte aumento de los precios. Pero los años de gobierno populista de los peronistas que lo precedieron fueron incluso más calamitosos. La autora de ese desastre, Cristina Kirchner, ahora será vicepresidenta. Cuando quedó claro en las primarias de agosto que Alberto Fernández probablemente ganaría, el peso cayó un 15% frente al dólar (la caída intradía tocó el 25 %), y la bolsa, un 48 % (la mayor bajada de su historia).

La confirmación de la victoria no calmará los nervios: los comerciantes están aumentando los precios anticipando mayor devaluación e inflación. Macri, reconociendo la derrota, invitó al presidente electo inmediatamente a la Casa Rosada. La esperanza es que ambos puedan acordar un "paquete de transición" para estabilizar los mercados hasta que Alberto Fernández asuma el cargo en diciembre. Ya han firmado controles de moneda más estrictos, anunciados por el banco central, que limitan las compras en dólares a sólo $200 por mes, en comparación con el límite de $10.000 impuesto en septiembre, para limitar una debacle del peso.

Alberto Fernández fue jefe de gabinete de Néstor Kirchner, difunto esposo de Cristina y presidente de Argentina de 2003 a 2007. Ese Gobierno supervisó la recuperación de la angustia de 2001-02: convenció a la mayoría de los acreedores de Argentina a aceptar un profundo descuento en el valor de sus bonos, pagó al FMI temprano y obtuvo excedentes presupuestarios. Ahora se conoce como "buen kirchnerismo". Sin embargo, Cristina representa el “mal kirchnerismo”: Tras haber sucedido a su esposo, su mala gestión económica culminó en un sector público hinchado con un déficit fiscal enorme y una inflación tan alarmante que su Gobierno se negó a medirla adecuadamente.

¿Qué tipo de kirchnerismo ganó el domingo? Según The Economist, una pista de sus intenciones será la elección del ministro de Finanzas. Los dos candidatos principales, Matías Kulfas y Guillermo Nielsen, son veteranos del largo gobierno de los Kirchner. Pero sus reputaciones difieren. Nielsen ha alentado a los tenedores de bonos y al FMI a mostrar paciencia con el nuevo Gobierno. Cita el ejemplo de Uruguay, que pagó a sus acreedores tras su crisis de 2002 lenta pero completamente. Es posible que el modelo no funcione en Argentina dado el tamaño de sus deudas (90% del PIB según JP Morgan) y la debilidad de su moneda, pero los inversores han acogido con satisfacción la sensación.

Nielsen, que dirigió las negociaciones de Argentina con el FMI de 2003 a 2005, puede tener que estar centrado en la gestión de la deuda, por lo que Kulfas parece ser el favorito para el rol superior. Quienes lo conocen lo describen como un peronista tradicional: proteccionismo, intervencionismo y estrictos controles de divisas que limiten la fuga de capitales.

Otros resultados electorales también influirán en la lucha por el poder dentro del movimiento peronista. La provincia de Buenos Aires, hogar del 40 % de la población argentina, eligió a Axel Kicillof como gobernador. El populista exministro de Economía de Cristina Kirchner tendrá una voz influyente y poco tranquilizadora. "La situación económica que heredamos representa la tierra quemada, el fracaso final del neoliberalismo", declaró Kicillof en la celebración de la victoria.

Aun así, otros resultados sugieren que esos "neoliberales" aún pueden opinar sobre cómo se gobierna Argentina. Un miembro del partido de Macri ganó la reelección como alcalde de Buenos Aires por un margen abrumador. Y las pobladísimas provincias de Córdoba, Santa Fe y Mendoza también dieron un apoyo decisivo a Macri. Como consecuencia, es probable que su formación sea el grupo más grande en la Cámara Baja (aunque Alberto Fernández controlará el Senado). La buena noticia es que habrá dos coaliciones de base amplia y los peronistas tendrán que buscar aliados en lugar de reprender a sus enemigos.