GUILLERMO VALENCIA

El enemigo silencioso del capitalismo

Las tasas de interés negativo representan una crisis futura para el sistema, que bien aplicado, representa innovación y riqueza. ¿Perderemos las ventajas que ofrece el capitalismo?

Gustavo Valencia Patiño, Gustavo Valencia Patiño
8 de octubre de 2019

Así como Winston Churchill se refería a la democracia como la peor forma de gobierno -con excepción de todas las demás que se han probado-, el capitalismo con sus defectos está muy por encima del feudalismo, el mercantilismo, el comunismo y el socialismo. 

El capitalismo, cuando funciona correctamente, es una máquina maravillosa que conecta  personas que tienen ideas con aquellos que tienen un superávit de capital. El resultado de esta conexión ha sido la base de la innovación que nos ha permitido forjar un un mundo de oportunidades inagotables.

Sin embargo, la conexión que crea el capitalismo precisa de incentivos adecuados para que la transformación de capital en innovación se mantenga. De lo contrario pueden ocurrir burbujas financieras que apalancan activos que no transforman la sociedad.

Esto ocurrió en 2008 cuando se produjo una burbuja en el sector inmobiliario de EE.UU. Hoy ocurre algo similar con los bancos centrales y Estados del mundo, que están creando una burbuja sin precedentes en los bonos de los gobiernos de los países desarrollados. En este tema, Donald Trump tiene un punto a favor cuando demuestra que la globalización no está funcionando correctamente. 

Algo que sí ocurría a principios del siglo XX, cuando los británicos lideraban los mares, y el capital circulaba de los países ricos a los más pobres, que ofrecían opciones de crecimiento.

Hoy, esto no funciona así. El superávit de China está invertido en bonos del tesoro de EE.UU. o en bonos de tasas negativas. Es decir, el campesino chino está financiando el aumento en el consumo de EE.UU., y la ineficiencia de la economía europea. 

¿Cómo es posible que un país de PIB per cápita menor financie a los más ricos?

Las tasas de interés negativas destruyen el capitalismo

Para que esa mentira funcione se ha necesitado crear el concepto de tasas de interés negativas, que lo único que hacen es favorecer aquellos que tienen más acceso a capital y activos financieros. 

Esta lista incluye a las grandes corporaciones, que aprovechan el acceso de crédito para adquirir compañías más pequeñas, lo que les permite tener posiciones monopólicas en los mercados. Esto crea un gran problema: desigualdad y corrupción, es decir, el caldo de cultivo perfecto para que surjan gobiernos populistas.

Los analistas repiten en consenso una gran mentira: ¡Hay mucha liquidez! Una gráfica que ilustra este escenario y, de seguro circula en todas las oficinas de Wall Street, muestra que más de US$15 trillones de deuda están en tasas negativas. Esto crea flujos a los títulos de los países emergentes.  


Total de deuda en el mundo con tasas de interés negativas. Fuente: Bloomberg.

¿Ese dinero tiene un valor real? ¿Qué ha pasado con la tasa de cambio en los países emergentes desde que empezó la política de monetaria de tasas negativas? La respuesta es devaluación.

Las tasas de interés negativas son la mano invisible que destruye el capitalismo. Estas causan un exceso de poder a las corporaciones y permiten que los populismos florezcan, factores que perjudican el correcto funcionamiento del capitalismo.

Precio del oro en momentos de cambio del sistema monetario. Fuente: Megatrends.

En la práctica, la masificación de las tasas de interés negativo representa uno de los colapsos más importantes de poder adquisitivo de las monedas respaldadas por los Estados. Esto se ha manifestado en el caso de las monedas de los países emergentes, como el peso colombiano o el real brasileño. 

Para que lo tengamos en cuenta: una muestra del impacto de las tasas de interés negativo es que si bien el dólar estadounidense se mantiene fuerte contra las monedas emergentes, este sufre una devaluación contra activos de oferta limitada como el oro y el bitcóin.