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Desafíos de la cuenta corriente colombiana

De no venir acompañado de mejoras en la productividad, un déficit de cuenta corriente creciente y duradero es un espejismo que permite mantener ritmos aceptables de crecimiento económico a corto plazo, pero va cultivando factores de inestabilidad financiera y económica.

Germán Verdugo
23 de marzo de 2016

La semana pasada el Banco de la República reveló los resultados de la balanza de pagos colombiana en el año 2015, un año caracterizado por una importante devaluación del peso frente al dólar así como por un fuerte choque en los términos de intercambio como consecuencia de la fuerte caída en el precio de petróleo que previamente fue el principal generador de divisas para el país.

A lo largo de 2015 el déficit en cuenta corriente alcanzó 18.925 millones de dólares, equivalente al 6.5% del PIB, siendo inferior en términos absolutos a los 19.593 millones de dólares registrados en 2014, aunque paradójicamente superior en términos relativos al nivel observado en 2014 (5.2% del PIB). Hay que tener en cuenta que la depreciación del peso colombiano frente al dólar entre 2014 y 2015 fue de 37%, con lo cual el cálculo del PIB en dólares se redujo considerablemente.

De no venir acompañado de mejoras en la productividad, un déficit de cuenta corriente creciente y duradero es un espejismo que permiten mantener ritmos aceptables de crecimiento económico a corto plazo, pero va cultivando factores de inestabilidad financiera y económica. Las inversiones productivas son las que, a mediano y largo plazo, generarán los recursos para pagar la financiación del déficit actual de la cuenta corriente. De lo contrario, el ritmo de actividad económica se tornará insostenible al agobiar a consumidores y empresarios que se habrán inscrito en dinámicas de endeudamiento crecientes sin la posterior generación de ingresos suficientes para honrar sus deudas.

En una economía con tasa de cambio flexible (determinada por la oferta y la demanda de divisas) un exceso de consumo reflejado en el déficit en cuenta corriente no financiado con inversión extranjera de largo plazo (productiva), implica que el endeudamiento externo es la mayor fuente de financiación. Esto pone al crecimiento económico al vaivén de los flujos financieros internacionales que pueden cambiar de manera súbita, sobre todo cuando este fenómeno se suma a una acelerada depreciación de la moneda que, típicamente, deriva en sostenidas presiones inflacionarias, haciendo difícil la respuesta de la política monetaria.

Al interior de la cuenta corriente se observa cómo la balanza comercial continuó siendo el componente con mayor aporte al déficit al pasar de un desbalance de 11.000 a 18.000 millones de dólares entre 2014 y 2015, como consecuencia de un descenso de 29% en los ingresos por exportaciones y de apenas 16% en los egresos por importaciones, reflejando la alta dependencia de las ventas externas colombianas al petróleo. Este hecho se evidencia también  en la caída de 35% en los precios de las exportaciones que contrastaron con el retroceso de apenas 14% en los precios de las importaciones.

Aunque la situación de la balanza comercial es la que más preocupa, otros componentes de la cuenta corriente ya evidencian signos de alivio sobre la situación externa del país. El déficit de la renta factorial, explicada principalmente por el pago de utilidades y dividendos a la inversión extranjera, disminuyó sustancialmente (53% anual) al explicar una salida neta cercana a 6.000 millones de dólares, siendo el nivel más bajo de egresos netos por este ítem desde 2009. De hecho, los egresos netos ocasionados por la inversión directa cayeron 72% a su nivel más bajo desde 2004 (2.400 millones de dólares).

Sin embargo, las salidas por pagos a la inversión de portafolio apenas se redujeron 8%, manteniéndose cerca de los máximos históricos en 3.200 millones de dólares. Estos resultados reflejan cómo la inversión extranjera directa se afectó rápidamente al estar concentrada en el sector de commodities, mientras que la inversión de portafolio que corresponde, principalmente, a inversión foránea en títulos de deuda pública, da cuenta cómo uno de los rubros importantes que está contribuyendo a mantener el déficit en la cuenta corriente es la financiación del déficit fiscal, es decir, un tipo de inversión poco productiva en el caso colombiano.

Finalmente, las remesas de los trabajadores han vuelto a repuntar al superar 4.600 millones de dólares en 2015 con un incremento anual de 14% y siendo el mejor registro desde 2008. Al respecto este ingreso al convertirse a pesos colombianos ha implicado una mejora de más del 50% en el ingreso de las familias que derivan su sustento de estos recursos. Este hecho revela uno de los beneficios inmediatos de la devaluación como paliativo al deterioro del ingreso nacional cuando caen los términos de intercambio.