JULIANA SÁNCHEZ TRUJILLO

¿Cuál es su fecha de vencimiento?

Recuerde que lo que lo hace exitoso hoy, puede no funcionar en el futuro, por lo que la clave radica en qué tan preparados nos encontramos para asumir nuevos cambios.

Juliana Sánchez Trujillo, Juliana Sánchez Trujillo
25 de julio de 2018

Tal y como sucede con los productos alimenticios, las habilidades, las propuestas de valor e incluso los mercados tienen fecha de vencimiento, lo que necesariamente exige una reinvención constante. Cuando tu negocio plantea con claridad una fecha de caducidad, no hay más opción que elegir un cambio. Pero, ¿qué pasa cuando se está cómodo en la posición actual y es probable que las cosas no cambien en mucho tiempo? Aquí también se debe optar por una nueva dirección, pues el no estar preparado para dar un giro puede ser la principal razón por la que los negocios fallan.

Las startups tienen una gran ventaja, y es su ligereza y agilidad para atacar el mercado; las decisiones son rápidas y el proceso de adaptabilidad es corto, por lo que pueden incurrir en nuevos mercados pasando incluso desapercibidos. Si embargo, la historia de las compañías tradicionales es muy distinta; su estructura las hace pesadas y lentas, por lo que asumir nuevas posiciones de mercado toma tiempo. Por eso, se debe siempre tener una perspectiva lo suficientemente amplia y flexible para estar atento a las dinámicas del mercado, pero también para tener la humildad de reconocer cuándo es momento de soltar y comenzar de nuevo. Aquí la moraleja de la historia es: no se enfoque tanto en ejecutar su modelo actual, al punto de olvidar que todos los modelos de negocio son perecederos. Por tanto, la estrategia debe enfocarse en encontrar un balance entre gestionar el presente y crear el futuro.

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Para tal efecto, Vijay Govindarajan y Chris Trimble proponen evaluar el negocio desde tres cajas. La primera, la de la preservación, es la caja que se encarga de gestionar el presente; la segunda es la caja de la destrucción, que se encarga de gestionar el pasado y los productos y servicios con bajo desempeño, las políticas que ya no son vigentes y formas de pensar atrasadas; finalmente, se tiene la caja de la creación, enfocada no solo en pensar sino en hacer posible un futuro diferente. Así, para evaluar el negocio, se propone hacer una lista de todas las iniciativas que se están desarrollando en la empresa y ubicarlas en cada una de las cajas. En un negocio exitoso, el balance entre las tres es claro, pero si no es así, es importante analizar dónde estamos enfocando los esfuerzos y empezar a generar cambios sutiles de dirección.

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Cuando la operación nos consume, es porque estamos demasiado enfocados en la caja del presente, corriendo así el riesgo de no poder responder a tiempo a las demandas del futuro; historia que se repite una y otra vez en compañías que no han sabido salir a flote cuando su modelo de negocio se ha visto amenazado. Lo anterior, implica además que se debe ser realista y saber cuándo es tiempo de abortar alguna iniciativa, aun cuando la nostalgia de haber tenido una vaca lechera pueda nublar el panorama. Simplemente recuerde que lo que lo hace exitoso hoy, puede no funcionar en el futuro, por lo que la clave radica en qué tan preparados nos encontramos para asumir nuevos cambios.

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