RAÚL ÁVILA FORERO

Agro Ingreso... pero con seguro

Las aseguradoras promocionan mucho la importancia de asegurar bienes como el carro y la vivienda, o intangibles como la vida misma. Sin embargo, poco se habla de la importancia que tiene asegurar procesos productivos. Uno de ellos es la cobertura de riesgo de la producción agrícola y pecuaria.

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
2 de octubre de 2017

Un aspecto que no tiene mucha relevancia en el mundo asegurador es el tema de seguros en el sector agrario. Esto no se ve muy racional, puesto que este no es un sector ajeno al riesgo. Al ejecutarse un proyecto agropecuario, debe considerarse la exposición a escenarios de incertidumbre tales como los fenómenos naturales de la sequía o las inundaciones, especialmente en una época tan marcada por el cambio climático y la alta volatilidad del mismo. Ello establece serias repercusiones y efectos negativos sobre la producción sectorial donde la falta de cobertura puede generar problemáticas futuras.

Y es que incluso en materia empresarial la participación de los seguros es muy baja. En el país, la participación en primas está alrededor del 1,3% del PIB nacional mientras que en otros países del mundo llega a ser del 2,7%. Igualmente, en este particular segmento uno de los riesgos que más temen los empresarios es el cibernético, por la facilidad de acceso a la información y las maneras de manipular los sistemas de seguridad hoy día.

Asimismo, el sector empresarial ha mostrado preocupación en lo que corresponde a una adecuada inclusión de las PYMES al impacto beneficioso de los seguros, dado que muchos negocios de esta índole funcionan en la misma residencia, y ante incidentes fatales puede quedar sin sustento económico y respaldo habitacional. Aspecto en el que se debe lograr un cambio en materia del uso y consumo de seguros, para llegar a categorizarlo como un intangible vital que todo negocio debería tener. Ello mismo debe ser aplicable para el sector agro.

En Latinoamérica, Uruguay es uno de los países que ha logrado establecer con total claridad el uso del seguro agrícola. Incluso, los mismos productores saben que no pueden producir sin tener el respaldo de una cobertura. Ello le ha convertido en uno de los países en los que la herramienta del seguro se usa con más penetración en el mercado, llegando a tener un 70% de áreas aseguradas.

Por su parte, México tiene a la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo del Seguro Agropecuario (ALASA) como una de las principales instituciones que cumple con el objeto de fortalecer el papel del seguro agrario como instrumento necesario e ideal para la compensación de riesgos que afecta a todo este sector, desde los más grandes productores hasta los más pequeños. Sin embargo, la entidad cuenta con 59 socios activos y una representación de 17 países de América y Europa, dentro de los que se encuentran Argentina (donde está su sede principal), Uruguay, Alemania, Brasil, Canadá, Estados Unidos, España y hasta Colombia.

Lo que pretende una organización como ALASA es promover, incluso, estudios sobre el desarrollo del seguro agropecuario, fomentar el intercambio de tecnología, esquemas en los servicios de aseguramiento y de promover una participación y cooperación entre organismos, entidades y compañías aseguradoras que se vinculen con el sector agropecuario.

En particular, en Colombia los seguros en materia agrícola deberían establecerse como una inversión prioritaria, dado que año por año el país dedica casi 7 millones de sus hectáreas a la agricultura. Infortunadamente, la extensión asegurada no es mayor a las 200.000 hectáreas, al corte de 2016. Ello supone una penetración de los seguros agrícolas de alrededor de un 3%, a pesar de que el valor de la póliza es subsidiado por el Ministerio de Agricultura en un 60% para grandes productores, un 70% para medianos y un 80% para los pequeños.

Para Colombia, la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda) ha tomado la batuta  buscando aumentar la penetración de seguros en el agro, avanzando en el desarrollo de mecanismos para poder amparar riesgos de producción atribuidos en subsectores como el cacao, flores y palma de aceite. En esta tarea, también participan compañías como Sura, Mapfre, Allianz, Bolívar y ProAgro.

Asimismo, ALASA en Colombia, trabaja en asociación con entidades como Sura, pero no tiene un protagonismo fuerte y dinámico. Ello puede explicar parte de la baja cobertura que se mantiene actualmente en el sector agrícola. Sin embargo, cabe resaltar, que en nuestro caso primero se debe dotar de una estabilidad financiera al sector para que el consumo en seguros empiece a tomar fuerza, lo que les garantizaría, a su vez, una mayor inclusión financiera a los productores.

Por ahora, si de recursos hablamos, el Ministerio de Agricultura ya cuenta con casi $60.000 millones para poder subsidiar diversas pólizas, algo bueno y satisfactorio debido al recorte presupuestal que se ha pronunciado recientemente a manos del Gobierno Nacional, siendo esto subsanado con la adición aprobada, también reciente, en el Congreso.

Si bien el sector agro ha mostrado una favorable recuperación este año, debe establecerse como uno de los sectores destacables para el mercado de los seguros por el riesgo al que se mantiene expuesto, y por ser una de las principales actividades económicas a nivel nacional. Debe empezar a considerarse como una inversión necesaria, empezando por la adquisición de primas de subsidios como el Incentivo al Sector Agropecuario – ISA a través de Finagro, ya que está dirigido a todos los productores agropecuarios, para conocer sus beneficios.

Sin lugar a duda, es vital combatir el desconocimiento de las oportunidades que tienen los productores para apuntarle a una mayor cobertura. De lo contrario, habrá una acumulación de recursos sin usar, y un montón de unidades agropecuarias desprotegidas sin garantías de indemnización a sus propietarios, con riesgos muy latentes día a día.