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Fanny Kertzman

Tragando sapos

Tenemos que apoyar al Gobierno y aplicar, nosotros sí, todas las formas de lucha. Por acá les damos duro y que sea allá en la Habana donde se hagan pasito.

Dinero
24 de noviembre de 2012

Muchos son los sapos que nos vamos a tener que tragar durante este proceso de paz. Ya empezamos con el pie izquierdo. No es solamente el aplazamiento de cuatro días para el comienzo de los diálogos. Qué son cuatro días al fin y al cabo si desde el momento que se dio anuncio a la segunda parte del proceso, en agosto, hasta ahora han pasado tres meses. El tiempo va a ser tiempo Farc. No se medirá en horas, sino en meses.

Los medios hablan de una profunda desconfianza de las partes. Yo diría más bien que la desconfianza es de nosotros a ellos, no les creemos nada, los despreciamos. El sentimiento de ellos hacia nosotros es de burla, saben que nos están engañando, están comprando tiempo, haciéndose publicidad, saliendo en los medios. Alias ‘Iván Márquez’ no pierde oportunidad de micrófono. Las negociaciones son un fin, no un medio, él quiere pantalla por el mayor tiempo posible.

Muchos no los perdonamos. Es demasiado el daño que nos han hecho. Pero si ellos hacen un reconocimiento a las víctimas, un real proceso de verdad y reparación a todos los que han sido sus víctimas, consideraríamos que tal vez puedan hacer política, sin armas, tal como hay guerrilleros desmovilizados que hoy ocupan posiciones en el Gobierno, en el sector privado y en la academia. Pero las Farc consideran que las víctimas son intrascendentes.

Alguien comentó en radio que veía a las Farc aperezadas y esa me parece una excelente descripción. Dan la impresión de que los llevaron ahí a las malas, que están cumpliendo un papel, pero realmente no creen en él. Ellos tienen su propia agenda, que no la han revelado porque apenas empezaron las conversaciones, pero pronto nos daremos cuenta de cuál es su juego. Porque ellos están jugando. Si no, que lo digan las escenas de Tanja llegando a la Habana feliz, con una camiseta morada pegada que no se quita, con la boina estilo Che Guevara. Ahora mismo están jugando a ganar algo de simpatía de los países europeos, sacando a Tanja a la luz.

Ojalá no se negocie la no extradición. Ese fue el instrumento que utilizó el presidente Uribe cuando se dio cuenta de que los paras seguían negociando desde las prisiones. Es a lo único a lo que le tienen miedo las Farc, así como Los Extraditables en su momento.

Han pasado muchos años y los colombianos hemos aprendido. Ya no confiamos en las Farc como inocentemente lo hicimos en la época del Caguán. No les creemos nada, no les damos el beneficio de la duda. Pero, como dije, tocará tragar sapos para que el proceso vaya bien, para que Juan Manuel Santos gane su apuesta. Por más que odiemos a las Farc, tenemos que apoyar al Gobierno y aplicar, nosotros sí, todas las formas de lucha. Por acá les damos duro y que sea allá en la Habana donde se hagan pasito. Y nos armamos de paciencia porque sabemos a qué juegan y cómo juegan.

El Gobierno ha sido muy claro en su deseo de hacer las cosas con bajo perfil, de tener un solo vocero, de no dar la pelea a través de los medios. Y esta es una decisión inteligente. Cuando las peleas se dan a través de los medios o de Twitter, solo quedan amargos sabores como la pelea entre Gabriel Silva y Álvaro Uribe Vélez, dos personas tan brillantes en una guerra verbal que nos dejó sintiéndonos mal a todos.

Ojalá los medios sean mesurados y no le abran el micrófono a la delegación guerrillera a toda hora, o se peleen entrevistas exclusivas, o los guerrilleros sean los invitados fijos a los talk shows de por la mañana, o que los inviten a Hora 20. Ya los medios colombianos mostraron su madurez en el pasado reinado de belleza. Yo no sé si fue autocensura, o había algún convenio de exclusividad que para mí pasó desapercibido, pero lo cierto es que el cubrimiento del reinado de belleza fue mínimo. Con esa misma sobriedad deberían cubrirse los diálogos de la Habana, no hacerle el juego al enemigo.

Y sí, tragaremos sapos, muchos sapos, pero apoyamos al Presidente en su apuesta; esperando, eso sí, que sepa cuando habrá que pararse de la mesa porque el mismo Humberto de la Calle lo ha dicho, hay cosas que no se negocian: el modelo económico, la estructura de poderes, la estructura del Estado. Vemos con esperanza entonces el comienzo de los diálogos, pero no comemos carreta. Conocemos perfectamente el juego de la guerrilla. Al perro no lo castran dos veces.

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