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La intervención de la economía

Si no se le pone freno de inmediato, existe el temor entre los colombianos de que Colombia se convierta en una nueva Venezuela o en una extensión de las políticas chavistas.

Jorge Enrique Vélez
8 de mayo de 2024

La última semana ha sido, para los colombianos, quizá la más grave y preocupante en lo que respecta al futuro de la democracia en nuestro país. Nos encontramos en manos de un presidente que parece estar completamente ciego, convencido de que Colombia es su finca y que todos debemos acatar y seguir sus políticas, que más que políticas, parecen órdenes del patrón a sus trabajadores.

Queda claro que el presidente Petro, elegido para gobernar el país y representar a todos sus habitantes, ha decidido gobernar únicamente para el 30 % de los colombianos que siguen ciegamente sus ideales. Esto es bien sabido por sus funcionarios, como lo recordó él mismo a sus ministros el primero de mayo: “Ministro o ministra que le dé miedo, dé un paso al costado”, sin importar las consecuencias que eso pueda implicar.

Además, sus funcionarios se ven obligados a conseguir a cualquier costo la aprobación de sus proyectos sociales, denominados como reformas en salud, pensiones, laborales, entre otras. Este costo implica incluso utilizar el presupuesto nacional para comprar las conciencias de los legisladores, como se evidenció en los graves casos de corrupción que salieron a la luz la semana pasada, en los que están involucradas las personas más cercanas al presidente.

Como mencionó el señor Pinilla, ejecutor del entramado de corrupción en la agencia de riesgos del Estado, lo hizo porque la orden del Gobierno es defender y ejecutar las políticas de Estado a cualquier costo. Es evidente que Gustavo Petro se está convirtiendo día a día en la reencarnación de su amigo y aliado fallecido, el expresidente de Venezuela Hugo Rafael Chávez Frías.

No quisiera equivocarme, pero una de las estrategias utilizadas por Chávez para intervenir en la economía y transformar a Venezuela en lo que es hoy, y que el líder del gobierno del cambio está siguiendo al pie de la letra, es la intervención económica a través de las superintendencias. Durante el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, las superintendencias desempeñaron un papel crucial en la regulación e intervención económica. Estas entidades tenían la responsabilidad de supervisar, regular e, incluso, intervenir en diversas áreas económicas para alinearlas con las políticas socialistas del Gobierno.

Como parte de su estrategia, Chávez estableció nuevas superintendencias y fortaleció las existentes para aumentar el control estatal sobre la economía, abarcando sectores como finanzas, alimentos, precios y tierras. Curiosamente, estas son las mismas que hoy están llevando a cabo una labor similar en el Gobierno de Colombia, lo que está teniendo consecuencias en nuestro país al desincentivar la inversión privada, impactar negativamente en la producción y contribuir a la ineficiencia económica.

Así como en el gobierno de Chávez, estas superintendencias desempeñaron un papel fundamental en su estrategia para centralizar y controlar la economía, todo dentro de su visión del socialismo del siglo XXI.

Sin embargo, profundicemos, pues estoy seguro de que esta estrategia ya se está aplicando en Colombia, desafortunadamente de manera silenciosa y sin reacción por parte de los gremios ni de la oposición del Gobierno, salvo contadas excepciones en temas de salud que han detectado esta estrategia. Si no se le pone freno de inmediato, existe el temor entre los colombianos de que Colombia se convierta en una nueva Venezuela o en una extensión de las políticas chavistas. Hoy ya no quedan dudas de que esto está ocurriendo, especialmente después de conocer lo sucedido con los temas de corrupción, donde a cualquier costo intervendrán en la economía, y una de las formas será a través de las actuaciones de las superintendencias. El camino está abierto.

Gustavo Petro ha introducido cambios y propuestas en la forma en que se llevará a cabo la intervención económica del Estado. Las superintendencias han desempeñado un papel históricamente importante en el control y la regulación de diversos sectores en Colombia.

Sé esto porque tuve la oportunidad de ser superintendente de Notariado y Registro durante más de siete años, en que siempre se buscó que actuáramos para fortalecer la libre competencia y el crecimiento económico. No obstante, la visión en las políticas económicas del gobierno de Petro es completamente diferente, ya que entiende, al igual que lo hizo Chávez, que a través de estas políticas podrá implementar sus planes de gobierno centrados en la sostenibilidad ambiental y la justicia social.

Petro ha establecido que, mediante las superintendencias, se asegurará de que el sector económico sea vigilado y regulado para que las empresas estén alineadas con los objetivos políticos del gobierno del cambio. Aquellas que no lo hagan serán intervenidas por las superintendencias correspondientes a los sectores a los que pertenezcan.

Y ya son varias las superintendencias que han comenzado a seguir las directrices trazadas por el presidente del cambio. La principal, y la que inició este proceso para lograr la reforma en el sector salud, que se estancaba en el Congreso sin poder convertirse en ley de la República, fue la Superintendencia de Salud. A través de intervenciones en las EPS o mediante amenazas de intervención, logró obligar a estas empresas a acatar las políticas gubernamentales y aprobar el nuevo texto de la reforma a la salud propuesta por el Gobierno.

Por su parte, la Superintendencia de Subsidio Familiar intervino diez cajas de compensación afiliadas a Asocajas, entre ellas Comfenalco, la sexta más grande del país con más de 900 mil afiliados. Esta intervención sirvió para obtener las mayorías necesarias y permitir que el Gobierno se hiciera cargo de la Nueva EPS, que posteriormente también fue intervenida.

La Superintendencia de Industria y Comercio, por su parte, seguramente cumplirá su función de presionar al sector empresarial a través de temas de competencia desleal y protección al consumidor más vulnerable. Aplicará multas considerables que podrían llevar a la intervención de empresas y contribuir así a la obsesión del presidente Petro de estatizar la economía. Con estas acciones, el Gobierno espera acabar con los monopolios en sectores tan cruciales como el farmacéutico y alimentario.

Otras superintendencias tampoco se quedan atrás, como la de Servicios Públicos, sobre la cual el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, insinuó recientemente que planeaban intervenir en EPM. Afortunadamente, gracias a la denuncia pública del alcalde, esta situación pudo ser evitada.

En síntesis, las superintendencias desempeñaron un papel fundamental bajo Chávez como parte de su estrategia de gobierno, reflejando su compromiso con un modelo socialista de control estatal. Este mismo enfoque es el que está buscando implementar el presidente Gustavo Petro. Si no hay una reacción inmediata de los gremios, la sociedad civil, el Congreso de la República y los organismos de control, como señaló Pinilla, esta tendencia podría convertirse en una política de Estado para intervenir completamente en la economía.

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