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Mónica Contreras.

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Innovación sí, pero con sentido técnico y económico

Nuestro objetivo principal es encontrar alternativas que aceleren los procesos de descarbonización con modelos de negocio competitivos y económicamente eficientes generando impacto social, ambiental y que perduren en el tiempo.

17 de julio de 2023

Hay una tendencia clara: todo lo que rime con hidrógeno, sostenibilidad y gases o energías renovables acapara titulares y hace parte de las estrategias de las empresas del sector. No podemos negar que es una urgencia para mitigar los impactos ambientales y empezar a buscar soluciones y alternativas; pero existe una carrera por generar presiones indebidas y lograr avances en la materia que ha creado falsas expectativas.

Muchos de los proyectos que hoy se han presentado como una solución pueden tener la viabilidad técnica pero no financiera. A esto se suma un componente adicional: la falta de claridad, agilidad y certeza en el desarrollo del marco regulatorio necesario. Esto obstaculiza la innovación en el sector y retrasa la capacidad de avanzar en la consolidación de un programa de transición energético justo, organizado, sostenible y competitivo.

En la Hoja de Ruta para el Gas Natural en el marco de la transición energética, entendiendo que es la energía que mejor habilita este proceso, evidenciamos la necesidad de crear y consolidar áreas que le apuesten a la innovación del sector a partir de criterios y evaluaciones con sentido técnico y económico.

Ese es un principio que nos hemos trazado en TGI y que desde hace más dos años venimos promoviendo para la formulación de diferentes casos de negocio que permitan incursionar en temas relacionados con hidrógeno y gases renovables. Hoy tenemos dos líneas claras: la primera es en hidrógeno distribuido (H2-d) o de pequeña escala, “Hidrogeno donde quiera y cuando quiera”, es decir para producirlo y aplicarlo insitu; y la segunda es en hidrógeno centralizado (H2-C), o de gran escala para otro tipo de aplicaciones industriales.

En la primera línea, en TGI hemos impulsado el desarrollo de la iniciativa de producción de H2-d e inyección de este en motores de vehículos Diesel. Este hidrógeno es producido con electrolizadores pequeños, diseñados y ensamblados con tecnología colombiana la cual está en la fase final de obtención de una patente global. ¿Qué quiere decir esto? Tras el éxito de un plan piloto, ya estamos en la etapa final para presentar un producto que se utiliza en vehículos Diesel. Al instalar el electrolizador, el vehículo produce hidrógeno y oxígeno puro a la vez, sin que se mezclen en ningún momento.

En pocas palabras, estamos buscando una solución para que se incremente el rendimiento de los combustibles a la vez que se produce oxígeno y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y material particulado. Según los primeros resultados, una camioneta que ruede más de 3 mil kilómetros produce una cantidad de oxígeno equivalente a haber sembrado 86 árboles.

La otra línea de trabajo la estamos desarrollando de la mano de la Banca Multilateral, con quienes estructuramos estudios de prefactibilidad para proyectos de gran escala en la producción y exportación a Europa y Asia de derivados de hidrógeno, otros portadores líquidos orgánicos de H2 (LOHC- Liquid Organic Hydrogen Carriers), amoniaco y metanol. Asimismo, hay propuestas en temas de economía circular, como la producción de biometano a partir del biogás que se genera de los residuos del agro; o la intervención en rellenos sanitarios en los que el único proceso de separación para obtener energía es en metales y vidrios.

Nuestro objetivo principal es encontrar alternativas que aceleren los procesos de descarbonización con modelos de negocio competitivos y económicamente eficientes generando impacto social, ambiental y que perduren en el tiempo. Ese equilibrio es lo que les permitirá a las empresas del sector ser asertivos en los procesos de innovación. Es decir: Innovación sí, pero ojalá con sentido técnico y económico.

*Presidente de TGI

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