Home

Opinión

Artículo

MARIA ANDREA NIETO Columna Semana

OpiNión

El “carpazo” de Francia

Es claro que el Gobierno busca no solo asfixiar a la clase media, sino acabarla.

María Andrea Nieto
6 de mayo de 2023

Mientras el presidente Gustavo Petro hizo su “balconazo” en la conmemoración del Día del Trabajo desde la Casa de Nariño, a Francia Márquez le correspondió hacer lo propio desde una carpa en Cali.

En su discurso, la vicepresidenta le entregó al país una nueva versión de su famoso “de malas” que evolucionó a un “se jodieron”. Desde la carpa en la que la vicepresidenta Francia les habló a los colombianos, dijo: “Empiezo pidiendo un minuto de aplausos por los hombres y mujeres trabajadores de este país que fueron asesinados por la oligarquía”.

¿Qué entiende Francia por oligarquía?, y ¿por qué es irresponsable su discurso de odio y división?

Durante la campaña presidencial, Petro prometió que el aumento de los impuestos sería solo para las 4.000 personas más ricas del país. Pero esa promesa fue incumplida con la reforma tributaria que le metió la mano al bolsillo a la clase media, que es con la que verdaderamente pretenden financiar la estadía por décadas del proyecto de extrema izquierda en Colombia.

Según el documento del Dane, publicado en 2022, ‘Análisis de las clases sociales en las 23 ciudades metropolitanas de Colombia 2019-2021’, la clase alta representa el 3,4 por ciento; la media, el 39,9 por ciento; la vulnerable, el 23,1 por ciento y la pobre, el 39,5 por ciento. En este orden de ideas, las reformas económicas del presidente Petro ¿a qué clase social afectan? ¿A la clase alta, a la clase media, a los vulnerables o a los pobres?

La clase media es el motor de toda economía en desarrollo. En las dictaduras comunistas, como la de Cuba y Venezuela, esa clase económica y social no existe porque fue aniquilada. Con la llegada del Gobierno del “cambio”, esta ha sido la clase social más afectada por las reformas y la inestabilidad económica, que parecería ser una especie de implementación de un bloqueo económico con el fin de degradarla y empobrecerla. Veamos. El incremento del precio de la gasolina afecta a la clase media y vulnerable, que usa el carro o la moto que, con seguridad, fueron comprados a crédito. La clase media y vulnerable (más del 60 por ciento del país) hace un esfuerzo gigantesco para pagar durante 15 y hasta 30 años la compra de una vivienda. La clase media y vulnerable paga a crédito la universidad de los hijos. ¿O es que acaso ahora van a decir que la clase alta (el 3,4 por ciento) es la usuaria de los créditos del Icetex?

La clase media y vulnerable es la que compra tiquetes aéreos en aerolíneas de bajo costo como Ultra Air y Viva Air, y ahorra para viajar en sus tres semanas de vacaciones al finalizar cada año. Aunque muchas veces esas vacaciones también las hace usando algún medio de financiación.

El incremento del precio del dólar por cuenta de la irresponsabilidad de funcionarias como la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, también ha perjudicado el flujo de caja de las familias de clase media. Es que el gran pecado, según el “cambio”, es ganar más de 10 millones de pesos al mes porque se clasifica de millonario, oligarca y ahora, según la vicepresidenta, de “asesino”.

La devaluación del dólar, el incremento de la gasolina y la incapacidad del Gobierno por contener la inflación afecta a la clase media.

La destrucción del valor de la acción de Ecopetrol también menoscaba los ahorros de las familias de clase media.

Pero son las tres grandes reformas las que acabarán para siempre con la economía de miles de familias que pertenecen a la clase media. Con la reforma pensional, 18 millones de colombianos perderán los ahorros de toda su vida y serán trasladados a financiar los subsidios para los pobres (39,5 por ciento). ¿O ahora nos van a salir con el cuento de que es la clase alta, o sea el 3 por ciento, que tiene el ahorro para su vejez en los fondos privados de pensión que quiere acabar el presidente Petro?

Con la reforma a la salud, la clase media perderá los beneficios en las EPS y los seguros de medicina prepagada. De una parte, al estatizarla acabarán con la libertad de elegir y, de otra, el alto incremento que ya se está presentando en los costos hará inaccesibles esos servicios. Y ni hablar de la reforma laboral, que acabará con tantos puestos de trabajo y hará que sea imposible que la clase media, que le apuesta al emprendimiento, se atreva a invertir.

Con todo esto es claro que el Gobierno busca no solo asfixiar a la clase media, sino acabarla.Petro y Francia señalan con gran habilidad discursiva a la oligarquía (que según ellos vive en Chapinero) como la responsable del pasado del país. Pero la oligarquía que tanto desprecio les produce es en realidad la clase media que trabaja, paga impuestos, aporta a los fondos de salud y pensiones, y es, al parecer, el enemigo del Gobierno. ¿Por qué?

Lo paradójico es que es gracias al trabajo de la clase media y vulnerable que Francia Márquez se da la vida de una oligarca, viviendo en un conjunto residencial de lujo donde puede aterrizar un helicóptero de guerra que la lleva de su casa a su oficina, ubicada a 300 kilómetros de distancia.

La clase media, esa a la que despectivamente el “cambio” llama “gente de bien”, son en realidad personas honradas que respetan la democracia, y serán los llamados a unirse en las elecciones de octubre para cuidar la Constitución Política de 1991, atajar con su voto al proyecto comunista para que no se apodere de las entidades territoriales y proteger así su salud, sus ahorros, su propiedad privada y, por supuesto, su libertad.

Noticias Destacadas