Colombia: entre la democracia y la dictadura

El asesinato de Alexéi Navalni, uno de los más férreos opositores de Putin, es la muestra del modus operandi de los dictadores en el mundo. Maduro ha hecho lo propio en Venezuela, encarcelando a sus opositores. En Irán, está condenada a pena de prisión cualquier mujer que no porte el hijab en su cabeza. Ni qué decir del destino de todo aquel que no esté de acuerdo con el Gobierno.

En Colombia, ya empieza a criminalizarse a la oposición, tal como lo haría Petro en un trino, al tratar de bandidos a las personas que, de manera pacífica, protestaron en un plantón frente a la oficina de derechos humanos de la ONU en Colombia. Así empiezan los dictadores.

En el mundo, hay expedientes que gozan de una inmensa creatividad, como si fueran guiones cinematográficos. Están llenos de testigos falsos y mentiras. Como los que le montaron a Navalni o lo que han gestado para que María Corina Machado no pueda aspirar a la Presidencia en Venezuela. Hasta ahora, las candidatas a fiscal general en Colombia no han musitado palabra sobre el asedio del que fueron víctimas los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. ¿Queda acaso alguna duda de lo que puede pasar en el futuro si se le nombra a Petro fiscal general?

Las democracias liberales se encuentran en gran peligro, quizás el mayor desde que terminara la Segunda Guerra Mundial. El multilateralismo debe fortalecerse, pero entonces nos encontramos con situaciones que lo amenazan. El que contratistas de la Oficina de Naciones Unidas para los Refugiados en Palestina participaran en el genocidio cometido el 7 de octubre en Israel, muestra de manera contundente cómo esta entidad, de carácter multilateral, tiene subsedes que actúan con un claro sesgo ideológico.

El caso de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Colombia es bastante similar al de la Oficina para los Refugiados en Gaza. Su marcado sesgo ideológico lo único que hace es deslegitimar el papel de Naciones Unidas en la región y en el mundo.

La invasión de Rusia a Ucrania y el ataque de Hamas a Israel no es nada distinto que la acción desmedida de dictaduras que pretenden cambiar el orden mundial en favor de sus intereses, contrario a las democracias liberales. El Gobierno colombiano estrecha la mano de las dictaduras de Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua y Rusia ¿Podemos esperar que, en este cambio de orden mundial, Colombia esté del lado de las democracias liberales?

¿Qué puede esperarse de un presidente que pretende pasar por encima de las cortes y que dice ser el jefe del fiscal general? El futuro del Estado de derecho en Colombia está en manos de la Corte Suprema, que sin presiones debe elegir, o no elegir, fiscal general de la nación. Solo espero que los magistrados recuerden al momento de elegir:

1. Quién ordenó su asedio.

2. Quién desconoció que tal asedio existió.

3. Quién generó de manera simultánea que organizaciones como la CIDH, la OEA y la Oficina de Derechos Humanos en Colombia los presionaran para elegir.

4. Quién, en múltiples oportunidades, ha intentado ningunearlos y desconocer su autoridad.

5. Qué agrupación terrorista se tomó en 1985 el Palacio de Justicia.

6. Quién está propiciando la creación de justicias paralelas con aval internacional (como la ONU) y así desconocer la autoridad y soberanía de las cortes.

Más de la mitad del mundo celebrará elecciones en este 2024, tenemos dos guerras complejas (Ucrania-Rusia, Israel-Hamas), estamos ad portas de un cambio en el orden mundial, en el que las democracias liberales se encuentran en peligro. ¿De qué lado estará Colombia? De la elección o no de fiscal dependerá buena parte de esa respuesta.

Nota final: quiero destacar el pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia, así como de la Corporación Excelencia en la Justicia, al desestimar la creación de una Comisión Internacional contra la Corrupción. La independencia de poderes existe.