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Aurelio Suárez Montoya. Columna Semana

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Cifras reales de Ecopetrol: ¡la están desmantelando!

Ciertas voces aplauden las abultadas transferencias al Gobierno, a sus fondos comunes para una eventual inversión social. Cabe preguntarles: ¿es marchitando el mayor patrimonio de la nación como debe hacerse?

Aurelio Suárez Montoya
9 de marzo de 2024

Es una falsedad este post en la cuenta de X de Ecopetrol del 29 de febrero: “En 2023, alcanzamos resultados excepcionales con récords en producción, transferencias…”. Se buscaba esconder resultados negativos, entre ellos, la caída en las utilidades, en las reservas probadas de hidrocarburos de la compañía, en la inversión en exploración y producción de crudo y en el patrimonio.

Para desenredar este fake, hay que recurrir a los números. Tarea dispendiosa pero indispensable. En 2022, Ecopetrol ganó 33,4 billones de pesos y en 2023 solo 19,1. Al preguntársele a Ricardo Roa por las causas del descenso, acusó a dos factores: uno, al menor precio internacional promedio anual del barril en 2023, que fue de 82,8 dólar frente a 97,9 en 2022. El otro, la reforma tributaria de Petro y Ocampo, que aumentó la tasa efectiva de tributación, ese porcentaje de los ingresos que va al pago de impuestos, del 31 por ciento al 36, en especial por la sobretasa en el tributo de renta de 10 por ciento.

Como Ecopetrol es una compañía tomadora de precios del mercado mundial, no tiene responsabilidad en el bajón, pero sí aparece la mano del Gobierno en el modo como, antes de las utilidades, echó mano a 26 billones en impuestos, casi 10 más que en el año anterior.

Fuera de que la Hacienda, como socio mayoritario, se hace a una bolsa mayor antes de repartirles dividendos a los minoritarios, entre los que hay 250.000 personas, los efectos del “raponazo” son muy perjudiciales para la caja y la liquidez de Ecopetrol, que afecta el giro ordinario de sus actividades. La obliga a recurrir al crédito para atenderlas y, por eso, el índice de endeudamiento, la relación de sus pasivos con sus activos, siguió para arriba de 0,61 a 0,64. Menos propiedad, menor patrimonio.

En la transferencia de recursos al erario no hubo tasa. Mientras que en 2022, entre dividendos, impuestos y regalías, le entregó 42,4 billones de pesos, en 2023 fueron 58; es decir, Ecopetrol dio ganancias inferiores, en -14 billones, pero al Gobierno, por distintos canales, se le aumenta el pedazo de la torta en +16 billones. La está ordeñando.

Ese ordeño merma los recursos de inversión de Ecopetrol destinados a la exploración y producción de crudo. En 2022, se aplicaron con esos fines 3.577 millones de dólares y en 2023 cayeron a 3.484. No obstante, al restarse 1.200 millones empleados en el proyecto de fracking que mantiene en asociación con la Oxy en Texas (Permian), solo se pusieron algo más de 2.200 millones para avanzar en la explotación petrolera en Colombia. Exiguo.

Sin embargo, aun sin considerar los impuestos ni los intereses ni las depreciaciones, la rentabilidad sobre los procesos operativos, el margen de ebitda, cayó de 47 por ciento a 42, menor eficiencia, en la que el segmento de transporte por oleoducto es el de mejor desempeño, bajo en la producción y en la refinación.

¿En dónde repercute la operación de saqueo a Ecopetrol? En la disminución de sus reservas probadas; es decir, en la bolsa de la cual extrae crudo y gas que garanticen la suficiencia energética del país. En 2021 sumaban 2.002 millones de barriles equivalentes de petróleo; en 2022 subieron a 2.011, pero en 2023 cayeron a apenas 1.883. De los peores resultados, porque es el principal activo de cualquier empresa petrolera.

La disminución de las reservas tiene agravantes. Si no hay una reposición equivalente o mayor en la medida en que aumenta la extracción –como los 737.000 barriles diarios de los que Roa se ufana– disminuye el número de años para los cuales pueden alcanzar. Así pasó en 2023, al bajar de 8,5 a 7,6 de posible duración, en un alto ritmo de descenso que, además, influye a la baja en el valor de mercado de Ecopetrol, según insinúan las notas que ya le asignan bancos de inversión de Wall Street, como Morgan Stanley.

Ciertas voces aplauden las abultadas transferencias al Gobierno, a sus fondos comunes para una eventual inversión social. Cabe preguntarles: ¿es marchitando el mayor patrimonio de la nación como debe hacerse? Aparte de que alguna porción vaya al funcionamiento, al despilfarro, a servir la deuda y hasta para la corrupción, ¿no es rematar la nevera para comprar el mercado?

Las ventas nacionales de Ecopetrol en 2023 fueron mayores que las exportaciones de crudo; esa tendencia, acentuada hace algunos años, se reforzó con el alza de los precios de la gasolina, la que –al final– también cayó al bolsillo del Gobierno, va en los 58 billones trasladados.

El desmantelamiento de Ecopetrol, por la sangría del Gobierno y la parálisis de nuevas exploraciones de petróleo y gas, se ve en estas glosas a sus estados financieros, pero se torna más crítico por las crecientes importaciones de hidrocarburos que arriesgan la soberanía energética.

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