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La directora de la agencia, Marcia Mayeda, respondió con una carta junto con una licencia de unicornio preaprobada. | Foto: Getty Images

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Niña en Estados Unidos consigue permiso gubernamental para tener su propio unicornio

La niña recibió una licencia de unicornio preaprobada, una etiqueta de licencia con forma de corazón y un unicornio de peluche para que lo tenga hasta que encuentre uno real.

9 de diciembre de 2022

Una niña llamada Madeline solicitó al El Departamento de Control y Cuidado de Animales del condado de Los Ángeles una licencia para poder tener como mascota a un unicornio, la cual fue aprobada y le enviaron los documentos, junto con recomendaciones para su cuidado.

El Departamento de Control y Cuidado de Animales del condado de Los Ángeles compartió esta semana una carta que recibió de la niña: “Estimado condado de Los Ángeles, me gustaría su aprobación para tener un unicornio en mi patio trasero, si es que encuentro uno. Por favor envíeme una carta en respuesta”.

La directora de la agencia, Marcia Mayeda, respondió con una carta junto con la licencia de unicornio preaprobada. Las fotos de la licencia y la carta de Madeline se publicaron en las redes sociales de la agencia.

La licencia incluye cinco condiciones:

  • El unicornio debe cuidarse de conformidad con todas las normas de cuidado de animales establecidas en el Título 10 del Código del condado de Los Ángeles.
  • El unicornio deberá tener acceso regular a la luz solar, los rayos de luna y el arco iris.
  • El unicornio deberá recibir una de sus golosinas favoritas —sandía— al menos una vez a la semana.
  • Al cuerno del unicornio debe dársele mantenimiento para que tenga buena salud. Esto requiere pulirlo al menos una vez al mes con un paño suave.
  • Cualquier destello o brillantina que se use en el unicornio no debe ser tóxico y tiene que ser biodegradable para garantizar la buena salud del unicornio.

Por último, Mayeda elogió a Madeline por ser una propietaria responsable de mascotas.

Estudiante que sobrevivió a ameba ‘come cerebros’ en Florida contó su historia

En otros hechos, Sebastian Deleon, de 22 años, perdió la mayor parte de sus habilidades motoras hace seis años luego de sobrevivir a una ameba devoradora de cerebros.

Fue un largo camino su recuperación. “Durante los primeros años, fue un poco difícil. La parte que más recuerdo es la parte en la que estuve en rehabilitación. Fue difícil. Tuve que aprender a caminar, a escribir de nuevo, a hacer todas las cosas básicas de nuevo”, recordó Deleon en News 6.

“Este dolor de cabeza era diferente. Se sentía más como una roca lisa en la parte superior de mi cabeza y que alguien la estaba empujando hacia abajo”, dijo el joven.

06 Amoeba Summit 2017 - Case Presentation of Sebastian Deleon - Dr. Liriano

“No podía levantarme, y no podía moverme y cosas así, así que mis padres dijeron, ‘OK, hay algo mal con este chico’. Tenemos que llevarlo a algún lado. Nos subimos al auto. Me sentí como si estuviera en una de esas montañas rusas dando vueltas y vueltas y tenía que usar gafas de sol y el sol ni siquiera había salido”, agregó Deleon.

Desde su casa en Weston, Florida, Deleon dijo que contrajo la ameba después de nadar en un estanque cerca de su casa. “Era más un estanque, pero le decíamos el lago porque era un estanque enorme, lo único diferente era que su agua quieta”, recordó el estudiante universitario.

En ese momento, Deleon afirmó que nunca había escuchado sobre la condición o el riesgo de nadar en agua dulce.

“Entré, creo, como tres o dos veces. Probablemente fue entonces cuando lo entendí: salté allí, y no me tapé la nariz, y simplemente me lancé como una bala de cañón”, relató Sebastián. Por su parte, los médicos le dijeron que fue una de esas veces que la ameba subió por su nariz y llegó a su cerebro.

Ahora bien, en el último informe de Centers for Disease Control and Prevention muestra que desde 1962 hasta 2021, han habido 154 casos conocidos de personas que contrajeron amebas devoradoras de cerebros, y solo cuatro personas sobrevivieron.

Tres de los sobrevivientes, incluido Sebastián, fueron tratados con la droga conocida comercialmente como Impavido.