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ANALISIS

¿Endeudarse para invertir?

Felipe Gómez, gerente de investigaciones económicas de Porvenir, examina cuáles son los riesgos de los altos niveles de endeudamiento por parte del Estado.

15 de noviembre de 2005

Hoy en día la economía va por muy buen camino. El Producto Interno Bruto crece en términos reales por encima del 4,0%, la inflación ha descendido y está alrededor del 5,0% y el desempleo ha bajado a niveles del 11,2% a septiembre de 2005. Hasta el peso, que este año completará su segundo año consecutivo de revaluación frente al dólar, da señales del buen momento por el que está pasando el país.

Tal vez la única variable interna que aún no alcanza niveles de tranquilidad sigue siendo el endeudamiento público. A agosto de 2005 la deuda total del Gobierno Nacional Central (GNC) alcanzaba los $131 billones, equivalentes a un 48% del PIB. Si bien la cifra ha venido descendiendo, todavía está lejos de alcanzar los niveles cercanos al 20% del PIB que tenía el país a mediados de los 90. Según proyecciones oficiales, si no hay ningún contratiempo, el endeudamiento podría acercarse a niveles del 35% del PIB en unos 10 años.

Este alto endeudamiento hace que los empresarios piensen dos veces antes de invertir en el país. Un desequilibrio que genere la insostenibilidad de la deuda se traduciría a largo plazon en un alza de los impuestos y en una pérdida del valor de los activos en Colombia, que al final no genera efectos diferentes a una caída en el crecimiento económico.

El gobierno, dadas sus limitaciones para incrementar impuestos o reducir gastos, ha venido realizando una serie de operaciones de manejo de deuda que hacen al país menos vulnerable, pero que no son tan fáciles de percibir por los inversionistas y empresarios. Estas operaciones han permitido que desde 2002 a la fecha, la duración promedio de la deuda se haya incrementado de 3,1 a 3,3, y que su composición haya pasado de tener un 49% de deuda externa a tan solo un 37%.

Este último punto es el que mayor debate debería suscitar. En general, se dice que una menor dependencia de endeudamiento externo hace al país menos vulnerable de cambios en el entorno internacional. Si por ejemplo a nivel mundial las tasas de interés se disparan, o si en Colombia la devaluación regresa, ya la porción del presupuesto dedicada al servicio de deuda, no se afectará tanto, y no existiría el peligro para el empresario de que el Gobierno recurra a incrementar los impuestos para cumplir con su obligación.

De todas formas, hoy muchos se preguntan si al tener el gobierno una mayor profundización del mercado local en detrimento de los mercados internacionales, está dejando de utilizar ahorro externo para financiar nuestro déficit. Con esto, se estaría evitando que internamente los empresarios en el país puedan tener menores tasas de interés para financiarse, reduciéndose el efecto impulsador de la inversión que se busca cuando el Banco Central da liquidez a la economía.

El Estado, como captador de recursos del mercado, ha tenido una importancia creciente en los últimos años. Mientras que en 1998 la deuda pública interna de mediano y corto plazo solo representaba un 20% del ahorro privado (M3), hoy esta cifra esta en un 75%. Por otra parte, la cartera privada, que en 1998 era el 95% de M3, hoy se mantiene alrededor del 60%. Por tanto, una mayor profundización del mercado interno para muchos puede tomarse como un nuevo arrebatamiento de recursos al sector privado para su financiamiento.

Este punto de vista puede ser rebatido. El contra-argumento se basa en que un país menos vulnerable o menos riesgoso debería pagar menores tasas de interés, y compensar el efecto alcista que genera la mayor oferta de papel. Este menor costo también se trasladaría al sector privado. Además, si los mercados son eficientes, el inversionista internacional que desea comprar bonos en dólares de Colombia, podría entrar a comprar los tìtulos internos y cubrir el riesgo de tipo de cambio.

En este sentido, podría decirse que si el Gobierno no quiere que su estrategia de cambiar deuda externa por interna le quite recursos al sector privado para financiarse localmente, debería tener reglamentaciones adecuadas para que los agentes externos entren al país y para que los agentes internos puedan proveer las coberturas cambiaras necesarias.

Estas medidas seguramente se irán dando a la par de las mejoras que sigan teniendo los mercados locales. Mientras tanto, es importante que los empresarios aprovechen el buen momento en el que se encuentra el ciclo económico en el país para apalancarse e invertir.

A pesar de los beneficios tributarios que ha dado el Gobierno a las empresas que reinvierten las utilidades, a pesar de tener hoy un país con mejor clima de seguridad, y a pesar de que la credibilidad del Banco Central es insuperable, hoy la Formación Bruta de Capital como porcentaje del PIB está por debajo de la registrada en el boom de mediados de los 90.

Es cierto que el nivel actual de deuda pública genera vulnerabilidades y reduce la disponibilidad de recursos para prestar al sector privado, pero también es cierto que las bajas tasas de interés reales y la amplia liquidez que actualmente tiene la economía no solo colombiana sino mundial, no durarán por siempre.