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El desequilibrio agrícola
La infraestructura del país no es la adecuada, están atrasadas las inversiones en tecnología e innovación, y la revaluación sigue siendo una amenaza. Esos son los tres grandes motivos de preocupación para la Sociedad de Agricultores Colombianos, según su presidente Rafael Mejía.
13 de octubre de 2011
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“La infraestructura de transporte está atrasada.
Están mal las carreteras primarias, secundarias y terciarias, los
puertos y aeropuertos. No hay navegabilidad de ríos. No se ha hecho nada
en cadenas de frío, ni en distritos de riego”, enumera el directivo. Hay otros sectores que están a favor.
“Hay mucho trabajo por hacer.
La productividad del sector agrícola ha venido incrementando. Pero una
cosa es ser eficiente y productivo a nivel de finca, y otra darle valor
agregado y llevarlo a los puertos para embarque”.
Otra preocupación son la negociación de contingentes. Es mucho mayor la cantidad de mercancía que Colombia aceptó recibir
bajo esta condición, que la que aceptó Estados Unidos. Además, los
productos que enviará Colombia deben afrontar “una cantidad de
restricciones que ni le cuento”.
Estados Unidos aceptó recibir bajo esa
modalidad de excepciones arancelarias 50.000 toneladas de azúcar, 5.000
toneladas de carnes de bovinos, 9.000 de lácteos y 4.000 de tabaco.
“Hay que mirar si se pueden usar o no”, es decir, si el país tiene el
potencial de suplir esas cantidades.
Mejía precisa que hay un desequilibrio
marcado, puesto que en cambio “los contingentes arancelarios otorgados
por Colombia a Estados Unidos son muy amplios: dos millones de toneladas
para fríjol y maíz amarillo. 79.000 toneladas para arroz, maíz blanco,
aceite de soya, café tostado y sorgo; 6.400 toneladas para carne de
bovinos. Fuimos muy generosos”, asegura el dirigente.
La SAC advierte además que las
contrapartidas serán difíciles de manejar, puesto que Estados Unidos ha
venido preparando sus leyes de inocuidad de alimentos, volviéndolas más
estrictas. “Hace más difícil que nosotros mandemos nuestros productos allá”.
Un 35% de lo que exporta el sector agrícola colombiano va a Estados Unidos.
El 91% son tres productos: flores 50%, café 25% y banano 16%. Mejía
considera que el triunfo de la negociación es que se logró el acceso
real de los productos al país norteamericano, algo que no ocurría
verdaderamente con el Atpdea por las barreras arancelarias. “Pero la
adecuación del ICA y el Invima está demorada, y sin esta no podremos
usar esto a nuestro favor”.
Pese a los puntos negativos que señala, Mejía afirma que en general “es un tratado muy beneficioso para el país,
que se puede aprovechar si se usa adecuadamente. El Gobierno tiene que
mejorar su infraestructura, su ciencia y tecnología. Todo esto que no ha
hecho durante los últimos cinco años para poder ser competitivo”.
Problemas para la avicultura
Los hábitos de consumo de Estados
Unidos, donde solo se comen las pechugas y no la pierna-pernil, la
rabadilla ni otras partes traseras, representan una amenaza para el
gremio de avicultores colombianos.
Así lo señaló Jorge Enrique Bedoya, presidente de Fenavi, quien advierte que podría haber una caída en el empleo, en un sector que genera 250.000 empleos directos e indirectos.
El mayor problema para los avicultores
no es la falta de competitividad, sino enfrentarse a un país “con una
distorsión de consumo estructural en el mercado. Esa es nuestra mayor preocupación.
Los análisis nos indican que a pesar de todo lo que hemos hecho en
materia de competitividad, va a ser muy difícil afrontar el diferencial
de precios por cuenta de esa distorsión de consumo”.
Dadas las circunstancias, Colombia
recibirá productos sin tener posibilidad de enviar en contrapartida al
mercado estadounidense. Fenavi señala que en 2010 Colombia produjo 1.67
millones de toneladas de carne de pollo, y 9.750 millones de huevos.
Representa un crecimiento del 90% en pollo y 51% en huevo, desde el año
2000.
El contingente aprobado para recibirle a Estados Unidos
son 26.000 toneladas de trozos de pollo y 400 toneladas de gallinas de
desecho. Una cantidad demasiado alta según el criterio de Fenavi, y que
reducirá la participación actual de los productores locales en el
mercado nacional. “Aunque sin duda alguna hay oportunidades, como sector
son más los riesgos que los beneficios”.
Los niveles de precios internacionales
también son una posibilidad de afectación según Bedoya. “Una tonelada
de cuarto extranjero norteamericana traída a un puerto colombiano vale
US$ 1.100. En cambio una tonelada de producto nacional, por simple costo
de producción, puede estar en el orden de los US$ 2.200. Contra eso es poco probable competir”.
De acuerdo con Fenavi, las ventajas son que el TLC puede traer a Colombia inversión de compañías norteamericanas
y potencializar la inversión extranjera de otros países que ya han
buscado penetrar el mercado colombiano con producción nacional. “Pero en
el corto plazo puede ser mayor el grado de afectación que el grado de
beneficio”.
Altos precios para el sector arrocero
Las “abismales” distancias
tecnológicas entre Colombia y Estados Unidos tendrán un impacto en el
sector arrocero, uno de los mayores generadores de empleo campesino, que
forma parte indispensable de la economía de más de 200 municipios.
Jeffrey Fajardo, director ejecutivo de la Cámara Induarroz de la Andi,
sostiene que el precio al que se importará el arroz, que hoy es muy
inferior al colombiano, “equivaldrá al precio nacional más los costos de
logística y nacionalización del grano. Es decir, continuaremos pagando
el arroz más caro de la región al menos en los primeros seis años”.
El elevado precio responde a las medidas contempladas en el tratado. El directivo gremial explica que el impacto no será inmediato,
por lo que empieza una cuenta regresiva en la cadena arrocera para
realizar transformaciones de fondo y dar un salto en competitividad.
El TLC prevé el ingreso de arroz
proveniente de Estados Unidos a Colombia en el marco del mecanismo de
contingentes arancelarios. Se trata de cantidades, toneladas de arroz,
que se pueden importar al año sin pagar arancel.
Colombia produce al año alrededor de 1.5 millones de toneladas de arroz.
“El valor del contingente de arroz negociado en el acuerdo asciende a
79.000 toneladas de arroz blanco en el primer año de entrada en vigor
del TLC, cantidades que van creciendo un 4,5% anual. Una vez se copan
las cantidades del contingente puede continuar entrando arroz pagando,
durante los primeros seis años, un arancel del 80%”.
Se trata de uno de los aranceles más altos de la economía colombiana.
En el acuerdo se plantea que ese arancel extracontingente se desmonte a
partir del año siete hasta el año 19, hasta llegar a cero.
Ese arancel de 80% durante seis años
denota un altísimo grado de protección al sector. Pero según Fajardo hay
otras medidas que terminarán reflejándose en un aumento de los precios
del arroz, y un perjuicio para el sector en Colombia.
“Los contingentes arancelarios, para
productos agropecuarios en el TLC, tienen un mecanismo de administración
que consiste en que las primeras toneladas en llegar serán las que se
favorezcan del no pago de arancel. Sin embargo, en el caso de arroz esta modalidad es completamente distinta,
consiste en subastar el contingente de tal manera que a través de un
proceso de puja se presionará a un precio cada vez más alto hasta que,
quien ofrezca más se quede con las importaciones que solicitó”.
Accesos a Buenaventura y a los puertos en general, prioridad indiscutible
La firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos es el mejor pretexto para superar los rezagos en infraestructura,
y rematar bien la faena en lo que tiene relación con los accesos a los
puertos y la consolidación de un sistema multimodal de transporte (vías,
ferrocarriles y ríos navegables, debidamente articulados).
Argumenta la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI) que los costos logísticos y de transporte
de las empresas en el país son especialmente elevados, precisamente, en
razón de la ausencia de sistemas logísticos y multimodales, que
faciliten en términos de precios competitivos, la movilización de
mercancías para el comercio exterior.
Para la CCI es especialmente preocupante, que en estos momentos, existan retrasos y graves problemas
en la construcción y terminación de las dobles calzadas que acceden al
Puerto de Buenaventura. En este caso, el gremio recomienda al Gobierno
adoptar una “estrategia de choque” para recuperar el tiempo perdido en
los últimos años.
Julián Domínguez Rivera, presidente de Confecámaras,
aseguró que “es una muy buena noticia, el TLC es fundamental para
aumentar el número de compradores que tiene Colombia y también si
queremos efectivamente mejorar el empleo en el país, dado que no
obstante tener una demanda interna importante, es también clave el
empleo que se pueda generar de las ventas al exterior”.
De otro lado, agregó el dirigente que
“los estudios de índices de ventaja comparativa revelada, que muestran
qué capacidad tendrían nuestros productos de introducirse en el mercado
estadounidense, muestran que tenemos ventaja en algunos sectores y en los que no, se estableció un sistema de protección en el tiempo”.
Domínguez concluyó diciendo que “en ese orden de ideas, lo fundamental es prepararse para aprovechar de manera eficiente
el potencial que significa llegar a ese mercado y aprovechar para traer
innovación, patentes y productos de alta tecnología, que permitan que
el país haga una verdadera transformación productiva, para que no nos
limitemos a las importaciones de bienes básicos o de consumo, que
podrían perfectamente producirse en el país”.