¿Qué opina María Isabel? Ministro de Hacienda no sabe decir ‘no’

¿Qué estará opinando María Isabel hoy martes 20 de febrero en SEMANA? Pues la opinión gira alrededor de la forma en que este gobierno capotea las presiones de los expertos y por todos los medios intenta terminar haciendo lo que le venga en gana.

Le compraron, por ejemplo, a Armando Benedetti, en contra de la opinión pública, su silencio con la embajada ante la FAO, reactivada después de 25 años solo para él. Petro se llevó a la cuestionada, pero imprescindible en su vida, Laura Sarabia, como directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), del que le corrió la butaca a un histórico del M-19, José Ramón González, quien seguramente caerá parado en un cargo importante en el actual gobierno, por ejemplo, director de la Agencia de Inteligencia y Contrainteligencia.

Pero aquí no paran las decisiones que navegan contra opiniones calificadas. La más grave del momento es el proyecto de decreto que publicó el Ministerio de Hacienda, que vuelve y juega después de que se cayó, pues este nuevo proyecto le devolvería al presidente poderes sobre el presupuesto de inversión en relación con vigencias futuras que podrían ser reprogramadas al vaivén del antojo presidencial.

Al diablo se fue el tal decreto de yerros que se expidió para corregir lo mismo que este nuevo proyecto de decreto permite. Adicionalmente, el Gobierno anda empeñado en que el presidente sea el que dirija la regulación de las tarifas de servicios públicos, suplantando los criterios técnicos y que aplica la Creg, lo cual ha levantado las protestas y las alarmas del presidente del gremio de Andesco, Camilo Sánchez.

Pero además, en adelante, los ministros tendrán que pedirle al presidente permiso para cumplir con los compromisos adquiridos a través de las vigencias futuras, que son compromisos que adquiere el Estado y que son solemnes y de sagrado cumplimiento. O sea que por encima de la aprobación técnica de la Dirección Nacional de Planeación, la última palabra la tendrá el propio presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, el presidente cósmico, en materia de a quién se le paga o no, o qué podrá renegociarse o no.

Esto después de que el decreto de yerros salvara los 13 billones de pesos para infraestructura que extraviaron su destinación específica para quedar al arbitrio de los deseos políticos del presidente Petro.

Ello traerá grandes problemas en la confianza del sector privado en las APP (Asociaciones Público Privadas), con las cuales se ha construido la infraestructura nacional. Si según Petro, las finanzas públicas están a punto de colapsar, ¿no es más bien este un momento para atraer confianza jurídica en lugar de meterle miedo y espantarlo?

Lea la primera opinión de María Isabel Rueda de hoy martes 20 de febrero:

¿Qué opina María Isabel? El fantasma de la máquina tapahuecos

¿Qué estará opinando María Isabel hoy, martes 20 de febrero, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a que la justicia tarda, pero llega. En medio de la controversia que el presidente de la República, que quiere usurpar con criterios políticos los criterios técnicos con los que se fijan las tarifas de los servicios públicos, y que quiere intervenir nuevamente con criterios políticos en las vigencias futuras destinadas a la infraestructura.

Pues le revive a Petro un fantasma de su pésima gestión al frente de la Alcaldía de Bogotá, el de la máquina tapahuecos: una estafa muy bien armada en que el hombre que se hizo famoso por filmarse entregándole al hoy presidente una chuspa llena de dinero, Juan Carlos Montes, metió a Bogotá y a su alcalde.

Pues ayer la Corte Suprema mantuvo, en la etapa de casación, ya la definitiva, la condena contra la entonces directora de Mantenimiento Vial, Gilma Gómez. El tal contrato le costó a la ciudad la bobadita de 11.822 millones de pesos.

Dinero disfrazado tras la fachada de un contrato de Ciencia y Tecnología para poder birlarse las normas que obligan a unas reglas de juego cuando se trata de un contrato de obra pública, que obliga, por ejemplo, a escoger al contratista a través de licitación pública y no a dedo, como fue adjudicado este, a un buen amigo del presidente Juan Carlos Montes, que se volvió donante de su carrera política.

Incluso, en casa de Juan Carlos Montes fue donde Petro conoció a su segunda esposa, Verónica.

Hoy es prófugo de la Justicia Juan Carlos Montes y tiene circular roja de Interpol; está acusado de intervenir indebidamente en la fase precontractual de la máquina tapahuecos, desde su cargo de subdirector técnico de la Unidad de Mantenimiento Vial. ¿A cambio de qué?, no sabemos, pero vuelve y juega, pagó su fusible doña Gilma Gómez, mientras Montes, dicen, anda escondido deliciosamente en Suiza.