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Era claro en sus posiciones, exigente y estricto, sabía decir no cuando tocaba, pero también sabía recompensar

‘IN MEMORIAM’

Carlos Enrique Piedrahíta: empresario, navegante y maestro

Con dolor en el alma, pero con el inmenso deseo de escribir sobre el amigo y compañero, le dedico estas palabras.

José Alberto Vélez
11 de agosto de 2018

Nos conocimos hace más de tres décadas cuando Nicanor Restrepo, recién nombrado presidente de Suramericana (hoy Grupo Sura), me invitó a trabajar allí. Unos años atrás Carlos Enrique había ingresado al grupo como gerente de la recién creada compañía de leasing (Sulesing), también por invitación del mismo Nicanor, y en ese momento trabajaba en el antiguo Banco Industrial Colombiano, hoy Bancolombia. A partir de entonces tuvimos múltiples oportunidades de trabajar juntos, conocernos y estrechar nuestras relaciones.

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Del Banco pasó a ocupar la Vicepresidencia Financiera de Suramericana y allí, trabajando juntos, se consolidó nuestra amistad. En esos años pude aprender de su estilo. Era claro en sus posiciones, sabía decir no cuando tocaba, era exigente y estricto, pero sabía recompensar cuando era del caso. Discutir con él era una maravilla, pues la buena dialéctica era su única arma. Defendía sus planteamientos con ideas y sabía aceptar las ideas del contrario cuando lo convencían los argumentos.

Hombre de convicciones profundas, siempre estuvo dispuesto a apoyar la institucionalidad, a cumplir y exigir el cumplimiento de la ley, a dar buen ejemplo, a enseñar, a orientar, a crear y a conducir.

A comienzos de los años noventa recibió el encargo de fusionar dos de las mayores corporaciones financieras del país, un proceso que llevó a cabo de forma impecable y dio origen a Corfinsura. Allí empezó su labor de tutor. Al estilo de lo que había aprendido en Reino Unido cuando hizo sus estudios de pregrado y de posgrado, formó una generación de excelentes financieros que hoy ocupan posiciones de liderazgo en algunas de las principales empresas del país.

Pero la etapa más sobresaliente de su carrera empresarial se dio en el Grupo Nutresa. A comienzos de este siglo sucedió a Fabio Rico como presidente de Nacional de Chocolates y de ahí en adelante fue construyendo, con la genialidad del buen estratega, un grupo industrial diversificado en el sector de alimentos procesados. Uno con múltiples marcas reconocidas nacional e internacionalmente e importantes inversiones en el negocio de restaurantes y de comercio de productos alimenticios a través de catálogo. Fue el líder de la internacionalización de Nutresa, no solo en la comercialización de los productos, también en la adquisición de plataformas industriales en países como Estados Unidos, México, Perú, Chile, Costa Rica, Panamá, Venezuela, China y Malasia, entre otros. Estructuró la fusión de Compañía Nacional de Chocolates e Industrias Alimenticias Noel, y así creó uno de los mayores grupos de alimentos procesados de América Latina: Nutresa.

En su condición de miembro de varias juntas directivas, en las que compartimos responsabilidades, fui testigo de su claridad mental para analizar oportunidades o amenazas, siempre con una mirada holística de los temas. No solo analizaba desde lo financiero, también desde lo comercial, lo técnico, lo cultural y, sobre todo, pensando en la sostenibilidad.

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Hombre de convicciones profundas, siempre estuvo dispuesto a apoyar la institucionalidad, a cumplir y exigir el cumplimiento de la ley, a dar buen ejemplo, a enseñar, a orientar, a crear y a conducir. Polifacético, amaba la música, el buen vino, el whiskey puro de malta y la buena gastronomía. Viajero, conocedor de múltiples culturas y marino hasta lo más profundo de su ser, cruzó el Atlántico con tres amigos navegantes y un experto capitán en una regata de botes de vela, que partieron de islas Canarias y llegaron a la isla de Santa Lucía en el Caribe. Recuerdo cuando le pregunté si lo volvería a hacer y me contestó que una vez había sido suficiente. Estoy seguro de que al completar esa tremenda hazaña cumplió un sueño.

Fui testigo, por mi relación con la Universidad Eafit, del empeño y rigor con los que asumió la tarea de ser profesor. Es más, tuve la fortuna de asistir a uno de sus cursos sobre internacionalización de las empresas, que dictó durante tres días completos con una profesora de la universidad, para un destacado grupo empresarial del sector agroindustrial colombiano. La palabra magistral lo describe. Sin pretensiones y con sencillez expuso los temas. En el último tiempo estaba dedicado a hacer, de manera semipresencial, un posgrado sobre historia marina en Inglaterra.

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El libro Bitácora de una multilatina, que escribió con otros dos autores, describe de forma amena y precisa el proceso de transformación del Grupo Nutresa durante su época. Lo narra como una travesía y los capítulos hacen referencia a los viajes en velero. Hablamos mucho de lo complejo de escribir, pero también de lo importante de haberlo logrado para dejar una memoria escrita de lo hecho.

Por último, cuando se retiró de la presidencia del Grupo Nutresa, en la Asamblea de Accionistas de 2014, lo hizo con la dignidad y la tranquilidad del deber cumplido. Se retiró para dedicarse a estudiar, a enseñar y a vivir la vida. Carlos, de todas maneras seguirás siendo el faro.