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La cifra mejora lo pronosticado por los analistas de Bloomberg y mitiga la caída registrada en abril (-11,1%). Foto: de Su Qiaojiang / VCG a través de Getty Images. | Foto: VCG via Getty Images

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Producción industrial y ventas minoristas chinas no se recuperan del impacto de la pandemia

En mayo las ventas al por menor cayeron un 6,7 % interanual, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas.

16 de junio de 2022

China presentó unas débiles cifras de producción industrial y ventas minoristas en mayo, según los datos oficiales de la segunda economía mundial, cuyo progreso se ve amenazado por las persistentes restricciones anticovid del país.

En mayo, las ventas al por menor cayeron un 6,7 % interanual, indicó la Oficina Nacional de Estadísticas, en lo que es el tercer mes consecutivo de contracción en este indicador de consumo.

En lo que respecta a la producción industrial, los datos muestran un ligero repunte del 0,7 % tras un descenso del 2,9 % en el mes anterior, mientras que el desempleo urbano también bajó ligeramente al 5,9 %.

Analistas e incluso algunos dirigentes chinos se inquietan por el impacto económico del mantenimiento de la estrategia sanitaria “covid cero”, con confinamientos y test masivos que perturban la actividad y la cadena de suministro.

El impacto ha sido especialmente significativo con el confinamiento de la ciudad más poblada y el centro económico de China, Shanghái, que en junio ha empezado a dejar atrás dos meses de severo encierro.

Ciudadanos chinos empiezan a emigrar, por medidas anticovid en su país

“En el extranjero todo es más estable”, afirma Alan Li, criticando las estrictas restricciones impuestas en China para contener la covid-19, que afectan sus negocios, perturban la educación de su hijo y aíslan a su país. Él, al igual que otros de sus compatriotas, está decidido a emigrar.

Para él, este país del centro de Europa es el lugar ideal para volver a fundar su empresa y permitirle a su hijo de 13 años acceder a una buena escuela internacional. “Tuvimos muchas pérdidas este año”, cuenta a AFP bajo una identidad falsa, ya que desea permanecer en el anonimato.

El ejecutivo cuenta que tuvo que usar sus propios ahorros para pagarles a los trabajadores durante el confinamiento. “¿Cómo haríamos si esto se reproduce el próximo invierno?”, plantea.

El confinamiento impuesto en Shanghái conmocionó a China por su duración y por las dificultades para acceder a la comida. Además, la obligación de permanecer en centros de cuarentena gestaron resentimiento contra la autoridad.

Ahora, muchos chinos quieren abandonar su país, que fue considerado como una economía muy estable, pero que las restricciones anticovid convirtieron en un entorno imprevisible. Un ejemplo es el aplazamiento de muchos exámenes escolares, específicamente la prueba que es indispensable para entrar en las universidades en Estados Unidos.

Alan Li paga cara la escuela bilingüe inglesa donde está escolarizado su hijo, por lo que está indignado por las clases online y por el creciente control ideológico sobre los programas. “Todo esto le arruina la juventud a nuestros niños”, afirma.

Su alto nivel de ingresos le garantiza poder acceder a un programa de inversiones europeo que le permitirá a su familia afincarse en Budapest. “Mucha gente sabe que si venden todo, pueden vivir tranquilos en un país europeo”, explica. “En el extranjero, todo es más estable y es más fácil planificar el futuro”, dijo.

Alan Li no es el único chino que piensa emigrar. Guo Shize, un consultor especializado en inmigración, afirma a AFP que su agencia registró una explosión de demanda desde marzo. El número de clientes de Shanghái se multiplicó por tres. Pero la migración está limitada por la política que impide viajar al extranjero que China impuso durante la pandemia.

Actualmente, los viajes “no indispensables” están desaconsejados o prohibidos y las autoridades dejaron de renovar los pasaportes, salvo a quienes puedan demostrar una situación de emergencia. Concretamente, los chinos pueden salir para realizar estudios en una universidad o para desempeñar un trabajo, pero no para hacer turismo.