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Valentina Castro y Nazarit Machín
Valentina Castro y Nazarit Machín, modelos colombianas. | Foto: Foto: Louis Vuitton

Moda

Las modelos del Pacífico colombiano que deslumbraron en las pasarelas de Louis Vuitton, en la Semana de la Moda de París

Las modelos colombianas hacen historia en esta casa de modas francesa.

Redacción Semana
3 de octubre de 2023

Dos modelos colombianas, oriundas del Pacífico colombiano, se destacaron en la reciente edición de la Semana de la Moda de París, una de las más importantes de su tipo en el mundo. Y lo hicieron para una de las marcas de alta costura más emblemáticas: Louis Vuitton.

Se trata de Valentina Castro, nacida en Tumaco, Nariño, y Nazarit Machín, de Santander de Quilichao, en el Cauca.

Valeria Nazarit Machín se convirtió en una de las más talentosas modelos de Colombia, después de ser descubierta por su belleza a una corta edad. Su debut fue nada menos que en la pasarela de Louis Vuitton, en el Musée d’Orsay, en 2022.

Según Valeria, su vida cambió para siempre cuando un agente de modelaje la descubrió mientras ella se disponía a ver una película con su familia en un centro comercial en Cali. “Yo iba a Jardín Plaza al cine con mi tía, mi hermano y mi prima, cuando se me acercó un hombre y me dijo que tenía una agencia de modelos (se trataba del director general de la agencia NV Models) y me entregó su tarjeta. Yo la tomé y a los ocho días fuimos a la oficina. Ese mismo día firmé contrato y empezó todo”, relata la supermodelo en ascenso.

Nacida en Santander de Quilichao en Cauca, Colombia, Valeria hace historia como la primera modelo Colombiana en hacer su debut en la famosa casa de moda francesa. La modelo, de 17 años, estuvo rodeada de personalidades de moda, celebridades y supermodelos durante la pasarela de Louis Vuitton Fall/Winter 2022 Read-to-wear collection.

De Tumaco para el mundo

Una historia muy parecida es la de Valentina Castro. En diálogo con SEMANA, la tumaqueña contó que aún era una estudiante de la Institución Educativa Ciudadela Mixta Colombia –”en la nocturna”– cuando fue contactada a través de redes sociales para ingresar al mundo del modelaje. Tenía solo 18 años y sus días transcurrían haciendo una de las cosas que más disfruta en este mundo: las trenzas.

Modelo Valentina Castro
La modelo Valentina Castro. | Foto: Louis Vuitton / Gorunway

Un oficio que ella –junto a Vanessa, Ashley, Jenny y Roxana, sus cuatro hermanas– aprendió desde niña, de las manos sabias de doña María Darly, su mamá, que hoy se gana la vida ofreciendo perfumes por medio de ventas por catálogo. Con el tiempo, dice, hacer trenzas en la playa a extranjeras se fue convirtiendo, además, en un sustento económico adicional para la humilde familia.

Todo esto lo cuenta, al otro lado del teléfono, desde Villa de las Lajas, el barrio de invasión en el que ha crecido y donde la vida se resuelve en medio del comercio bullicioso, la música de marimba y las calles inundadas cuando la furia de la naturaleza suelta uno de esos aguaceros bíblicos que suelen bañar a los pueblos del Pacífico. Hija de don Robinson Castro, un pescador de toda la vida, Valentina –tímida y amable– va narrando su historia y los pasos que espera dar desde ahora, mientras se gradúa del colegio y acaba de tramitar en Colombia los documentos que le permitan viajar sin problemas como modelo y, por qué no, radicarse fuera del país para seguir avanzando en su incipiente carrera.

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Sucedió así: el 27 de noviembre pasado, Sebastián Bedoya, un cazatalentos de la agencia de Nileny Dippton, la contactó a través de Instagram, donde Valentina tiene una cuenta en la que solía compartir los peinados que hacía, sin más pretensiones que ofrecer sus servicios a las amigas y vecinas.

“A veces yo misma era la modelo de esas fotos. Siempre me han gustado y la gente me decía desde chiquita que era fotogénica. Y después de que me escribió esta persona interesada en mí, seguimos hablando por WhatsApp. Ese día me preguntó si me gustaría convertirme en modelo, y pues le dije que sí, porque era un sueño que siempre había tenido. Así comenzó todo”, recuerda la tumaqueña.

A pesar del miedo de que se tratara de un engaño, a los pocos meses, en febrero de este año, Valentina y su mamá estaban en un avión rumbo a República Dominicana, donde las esperaban representantes de las agencias IMG y Francina Models para comenzar una especie de inducción en la que la colombiana debía demostrar sus actitudes para el modelaje.

“Solo cuando llegamos y vimos que se trataba de algo serio nos sentimos tranquilas, siempre tuvimos ese miedo, por tantas cosas que uno escucha en las noticias”, relata Valentina.

Así comenzó ese nuevo capítulo de su vida que lo cambió todo: ahora se pone en pie todos los días desde las cinco de la mañana para comenzar con las rutinas de entrenamiento físico y de yoga, las clases de pasarela –en las que debe utilizar zapatos de una talla menos para aprender más rápido– y una dieta en la que están prohibidos los jugos y los postres porque su alimentación estricta debe estar compuesta solo de verduras, proteínas y agua.

“Yo siempre he sido buena para las ensaladas, pero esto es otra cosa. No puedo comer arroz, lentejas, fríjoles, lo normal que se come en Colombia, o los mariscos y pescados que desde siempre comemos en Tumaco. Debo cuidar siempre el peso”, asegura la joven modelo. Y cuenta que nunca se había preocupado “por dietas y esas cosas porque siempre he sido muy delgada. No sabía que el modelaje era así de duro, que los entrenamientos eran así de exigentes, son casi nueve horas cada día. Pero sí sé que lo bueno en la vida nunca es fácil, y siempre me fui con esa mentalidad”, se le escucha decir.