Más allá de metodologías presenciales, virtuales o mixtas, la apuesta es por consolidar proyectos que privilegien el acompañamiento de los estudiantes.

EDUCACIÓN

El camino hacia la reinvención

Mientras el mundo aprende a convivir con el virus, el sector de la educación ha tenido que adaptarse sobre la marcha. Los colegios, por supuesto, tienen retos muy particulares.

30 de julio de 2020

Una de las mayores consecuencias de la pandemia, además de llevar al límite las economías mundiales, ha sido acelerar la transformación digital. Para la mayoría de los sectores de la sociedad, la virtualidad ha sido una de las pocas alternativas para poder continuar con las tareas diarias. La educación es un ejemplo claro de esto; en los últimos meses instituciones, docentes, padres y estudiantes han tenido que adaptarse a una propuesta dominada por las herramientas digitales. 

Para los colegios los retos son particulares; muchos de los estudiantes están en un momento clave de su aprendizaje y la virtualidad por sí sola no permite desarrollar muchos de los proyectos de acompañamiento que desde la presencialidad se podían aplicar. Conectividad, cobertura, flexibilidad de las clases, deserción y acompañamiento mucho más personalizado son algunos de los grandes desafíos a los que se están enfrentando estas instituciones.

La conectividad no basta

De acuerdo con un estudio desarrollado por EF Corporate Solutions, los niños pequeños que reciben material educativo sin acompañamiento suelen descartarlo con rapidez; en contraste, muestran mucho más interés cuando hay un adulto que se une para jugar e interactuar alrededor de ese material. Además, el informe indica que este tipo de aprendizaje va a ser mucho más duradero pues el cerebro humano establece conexiones emocionales y vías neuronales que, en el futuro, le ayudarán al estudiante a recordar lo aprendido.

“Nuestra investigación con niños de 5 años expuso la importancia de la participación de padres y maestros. Cuando se involucran “personas relevantes”, los estudiantes se involucran; cuando no lo hacen, a los niños no les importa”, explica el Dr Enio Ohmaye, Chief Experience Officer de EF Education First.

De acuerdo con Hernando Rojas, rector del Colegio Santa María, el gran desafío ha sido buscar la manera de transformar la concepción de la educación apuntando a lo verdaderamente esencial, que va más allá de lo académico y que implica una formación y vocación docente de alto nivel. “Ha sido necesario comprender y generar metodologías colaborativas para crear verdaderas comunidades de aprendizaje y replantear algunos procesos académicos”, agrega. 

Por esto, ha sido necesario que los colegios adapten sus proyectos curriculares de tal manera que puedan aprovechar óptimamente todas las herramientas de conectividad. Aquí lo fundamental es la consolidación de proyectos curriculares que, más allá de la metodología, presencialidad, virtualidad e, incluso, alternancia, satisfaga las necesidades de los estudiantes en los primeros años de aprendizaje. 

Nuevas formas evaluativas

Por supuesto, la transformación de las metodologías ha conllevado la modificación de los métodos de evaluación. Según Esperanza Benítez, docente de segundo de primaria en una institución pública de Bogotá, si en la presencialidad los estándares de evaluación tenían un enfoque cuantitativo, en una metodología remota ha sido clave darle mucho más protagonismo a los aspectos cualitativos y a una retroalimentación mucho más personalizada.

Claudia Ferrufino, rectora del Knightsbridge Schools International, concuerda en este aspecto: “Hicimos unos ajustes en el Sistema de Evaluación y en el Manual de Convivencia para adaptarlos a las clases remotas al flexibilizar algunas actividades, utilizar herramientas de soporte para la evaluación y enfocar la evaluación a las competencias específicas definidas para el período virtual”.