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Pastelería Santa Elena sede Centro Comercial El Retiro. | Foto: Cortesía.

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Santa Elena se la juega como marca emocional

Mantenerse por seis décadas en el mercado y ser reconocida como una de las compañías pasteleras más importantes del país no es una tarea fácil; sin embargo, la firma antioqueña no solo lo logró, sino que ya tiene 30 puntos de venta en diferentes ciudades del país.

4 de enero de 2015

Esta empresa -creada por Elena Arango de Mejía-, inició operaciones en el centro de Medellín con una pequeña tienda que comenzó a ser reconocida como un sitio de tertulia visitado por grandes personalidades de la ciudad. En poco tiempo los buenos resultados permitieron que se abriera un segundo punto en el sector de El Poblado, para luego expandirse por varias zonas de la capital antioqueña.

Hoy los productos de Santa Elena se comercializan a través de tiendas propias o franquicias en ciudades como Bogotá, Bucaramanga, Cali e Ibagué, comenta la gerente de la compañía Mónica Mejía, -nieta de la fundadora- y quien asumió las riendas de la organización familiar desde hace 14 años.

En este periodo su labor, -además de seguir creciendo la empresa- ha sido alcanzar su sistematización y trabajar en el posicionamiento de la marca con un concepto emocional pues su misión es reflejar calidez y cariño en los puntos de venta.

Mónica Mejía tiene claro que esta ha sido una de las claves del éxito y por ello continuará trabajando en este aspecto que además le brinda un factor diferenciador que le permite mantenerse avante frente a la competencia, especialmente la que permanentemente llega del extranjero.

Para 2015, los planes se centran en la consolidación de la operación, más que en la expansión, a pesar de que para Bogotá tienen prevista la apertura de 2 tiendas por año. Otro de los aspectos que se evaluará, -aunque no será una prioridad – es la posible venta de productos al exterior.

La empresa hizo parte del programa Expopyme que le permitió determinar que países como Estados Unidos, España y Puerto Rico ofrecen un potencial para la exportación de turrones y cocadas, por ejemplo.

“En el pasado hicimos algunos contactos con distribuidores en Estados Unidos y la idea es retomarlos, sin embargo, nuestra prioridad sigue siendo el mercado colombiano”, dice la directiva, para quien es muy importante esperar cuál será el comportamiento de la tasa de cambio.

Productos autóctonos
Uno de los aspectos que para Mónica Mejía es determinante es que Santa Elena es una marca autóctona y como tal seguirán trabajando para mantenerla. Esta idea se la reforzaron recientemente en la feria de Sial en París donde los expositores dejaron claro que si bien la globalización en alimentos es importante, es necesario fortalecer y cuidar las marcas regionales ya que estas son patrimonio y cultura de cada país.

“La competencia viene muy agresiva y es importante estudiar bien que es lo que está pasando. Definitivamente los países tienen que aprender a cuidar las marcas autóctonas y en eso seguiremos trabajando. Es necesario luchando por nuestro patrimonio”, concluye.